24.04.13

 

El sacerdote brasileño Pedro Beto Daniel tiene unas ideas sobre la moral sexual que se dan de tortas con el evangelio y las enseñanzas de la Iglesia. Y no contento con tenerlas, las difunde todo lo que puede por internet. He aquí un ejemplo de ello. Para este cura, da lo mismo ser homosexual, heterosexual y bisexual. Lo que importa es que la gente se ame y no el sexo de aquellos a los que se ama. Y si la Iglesia no acepta tal cosa, lo cual implica aceptar la legitimidad de las uniones homosexuales, cometerá un pecado.

Parece claro que el ciudadano Pedro Beto Daniel puede opinar lo que le venga en gana sobre esa cuestión. Pero un sacerdote católico, si quiere seguir siendo sacerdote, ha de aceptar lo que la Iglesia enseña. Y si no lo acepta en su fuero interno, lo cual ya sería grave, al menos ha de evitar manifestar su oposición a esas enseñanzas.

Algo tan elemental, tan de sentido común, no es asumido por la plaga de sacerdotes, religiosos y religiosas que aprovechan los medios de comunicación para lanzar consignas contra la fe de la Iglesia. Son minoría, sin duda, pero hacen más ruido. Es complicado que un sacerdote o fraile pueda llegar a los titulares de los medios de comunicación y acceda a las tertulias de determinados programas limitándose a decir lo que la Iglesia dice. Eso no vende. El cura y la monja hereje sí vende.

Hasta ahora no abundan los ejemplos de obispos que, en cumplimiento de su deber, toman las medidas necesarias para evitar que alguien que está bajo su autoridad cause escándalo entre los fieles. Lo que acaba de hacer Mons. Caetano Ferrari, obispo de Bauru, pidiendo al P. Beto que retire su material heterodoxo de internet y que se retracte y pida disculpas públicamente, debería ser lo habitual. No sabemos si el obispo le ha dicho al sacerdote lo que le pasará en caso de no hacer caso. Pero el sentido común al que he aludido antes indica que si no se retracta, lo lógico es que se abra el proceso para retirarle del sacerdocio.

En otras palabras, si eres católico debes aceptar lo que la Iglesia enseña. Y si además eres sacerdote o religioso, y tienes una presencia mediática importante, mucho más tendrás que ser fiel al Magisterio. Si no quiere serlo, la cosa es fácil: coges la puerta y te vas. Y si no te vas, se te echa.

Así de simple. Así de sencillo. Así de lógico.

Luis Fernando Pérez Bustamante