26.04.13

Eppur si muove - ¿Por qué no se van los que deben irse?

A las 12:44 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Eppur si muove

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Alejarse de la Iglesia católica y mantener que se está en ella es lo mismo que tratar de engañar a Dios cuando, además, es más que sabido que eso es imposible

Y, ahora, el artículo de hoy.

En materia de defensa de la fe católica, no es poco cierto que, en muchas ocasiones no se trata la misma de hacer frente a acometidas del Mal desde fuera de la Esposa de Cristo. Tristemente tenemos que decir o, mejor, tenemos que decir con tristeza, que en otras muchas ocasiones, se trata de acciones que, en el seno mismo de la Esposa de Cristo, se producen las que originan que haya que sostener que no está bien lo que no está bien y mal, lo que está mal. Y esto por aquello de cumplir lo que dijo Jesús acerca de cuando es sí, ha de ser sí y, cuando es no, ha de ser no.

Dentro de la Iglesia católica sabemos que hay muchas personas que no están, para nada, contentas con lo que hay. Es decir, no les gusta nada de nada ni lo que se dice o escribe desde la jerarquía, ni les gusta el papado ni, en fin, nada que pueda sonar a oficial.

En algunas ocasiones se trata de teólogos que manifiestan no su disconformidad con algo diciendo que están en contra sino, más bien, planteando teorías “imaginativas” acerca de las más diversas realidades, dogmas incluidos.

En otras ocasiones se trata de religiosos (incluyo aquí a hombres y a mujeres) que creen que tienen una extraña misión que cumplir y que consiste, sobre todo, en decir blanco donde es negro o negro donde es blanco pues creen que si algo está mal según se haga ha de estar bien o bien si algo está bien, que lo contrario, que está más que mal y que hay que cambiar el rumbo.

Pero, incluso, hay personan que rizan el rizo (que debe ser algo difícil de conseguir) y creen que, lo mejor, es que se le dé la vuelta, como a un calcetín, a la Iglesia católica, y que venga a ser otra cosa. Lo que pasa es que cuando se hace eso con un calcetín lo que se ve es la parte de dentro que suele tener peor vista que la que se ve por fuera. Y creo que me explico…

Pues bien, la cosa es bastante sencilla de solucionar y no costaría mucho.

Por ejemplo, cuando algunos teólogos hacen ver que no están de acuerdo con determinadas realinees teológicas y plantean, claramente y sin disimulos, cosas muy contrarias a los dogmas de la Iglesia católica, lo mejor es que, sencillamente, se vayan de la Iglesia católica. Ya sabemos eso de “muerto el perro, se acabó la rabia”.

Por ejemplo, cuando algunos religiosos (incluyo aquí a hombres y a mujeres) creen que deben cumplir una misión muy distinta a la que corresponde llevar a cabo al instituto al que pertenecen, lo mejor es que, sencillamente, se vayan de la Iglesia católica y funden otra “cosa”. Pero no puede ser que lo que no puede ser, sea y lo que ha de ser, no sea. Y eso lo entiende cualquiera.

En fin… cuando algunas personas, fieles (según dicen) de la Iglesia católica, se empecinan, sin enmendar nada de lo dicho y hecho, que esta Iglesia católica no es la que ha de ser y se manifiestan tan contrarios a la misma, lo mejor es que, sencillamente, se vayan de la Iglesia católica.

Seguramente, más de uno y más de una pensarán, y hasta dirán, que el que esto escribe es un ultraconservador y que así no se va a ninguna parte.

Sin embargo, no es poco cierto que mantener a cierto tipo de creyentes (que se dicen católicos) cuando demuestran que no lo son, sólo puede ser un lastre para la creencia, en general, de lo que es la Iglesia católica.

¿Y ultraconservador? Pues claro, porque no se puede actuar de otra forma que no sea conservando la fe que llamamos católica. Otra cosa es, digamos, se tibios. Y ya sabemos lo que hace Dios con tales creyentes.

Eleuterio Fernández Guzmán