El país podría caer en un círculo vicioso de odio, violencia y caos

Mons. Maung Bo: «Me rompe el corazón ver surgir el odio y la intolerancia religiosa en Myanmar»

 

Mons. Charles Maung Bo, Arzobispo de Yangon, ha lamentado la espiral de violencia interreligiosa que está sufriendo Myanmar, provocada principalmente por grupos budistas contra comunidades musulmanas. «Me rompe el corazón ver surgir el odio y la intolerancia religiosa en Myanmar, y aún más al ver olas de violencia y destrucción terrible», escribe el prelado, en un mensaje enviado a la Agencia Fides.

06/05/13 5:28 AM


(Fides/InfoCatólica) El arzobispo pide a los líderes religiosos del país «lanzar juntos un llamamiento a la paz y la armonía interreligiosa, instar al Gobierno a que tome medidas urgentes para proteger a las comunidades más vulnerables y detener a aquellos que incitan al odio y la violencia».

Es un sincero «llamamiento personal a mis hermanos y hermanas budistas y musulmanes a unirse para construir una nación en la que personas de todas las religiones y grupos étnicos puedan vivir en el respeto recíproco, en paz y dignidad», subraya.

El arzobispo dice estar «muy preocupado». De hecho, «si la violencia que vimos en Oakkan y en otros lugares, y anteriormente en Meikhtila y en el Estado de Rakhine, continúa, nuestra frágil libertad podría verse desgarrada y Myanmar podría caer en un círculo vicioso de odio, violencia y caos».

El mensaje invita a «cuantos desean la paz y la armonía a unirse y hablar abiertamente», pide a todos los líderes religiosos que busquen «lo más hermoso que existe en sus enseñanzas y filosofías» y vivir de acuerdo a los principios del «Metta» (amor bondadoso), «Karuna» (compasión) y «Salam» (paz).

El arzobispo recuerda preceptos como «ama a tu prójimo como a ti mismo», y retoma las palabras del Papa Francisco, que recientemente ha invitado a los cristianos a ser una «comunidad de amor». «Extiendo el llamamiento del Papa a todo el pueblo de Myanmar», dice, señalando «las nuevas oportunidades que se abren en Myanmar, para construir una nación libre y abierta al mundo». «Pero, para ser una comunidad con una visión positiva del futuro - concluye - tenemos que ser un pueblo que dice 'no' al odio y la violencia. Por esta razón, desde lo más profundo de mi corazón, grito dos palabras a mis hermanos y hermanas de todas las comunidades de mi amado país: paz y amor».