IGLESIA EN EL MUNDO

El Cardenal Sandri pide desde El Líbano que se liberen a los Obispos y sacerdotes secuestrados en Siria


 

En la Parroquia romana de los Santos Fabián y Venancio, se celebraba ayer lunes a las nueve de la noche una vigilia de oración por la paz en Siria y por la liberación de los Obispos greco-ortodoxo y siro-ortodoxo de Alepo, Paul Yazigi y Gregorios Ibrahim y de todas las personas secuestradas. Se trata de una iniciativa que organizaba el Centro para la Cooperación misionera entre las Iglesias y la Oficina para la Pastoral de los emigrantes de la diócesis de Roma.

Entre otros asistieron a esta vigilia de oración el Obispo Auxiliar para el Sector del Centro de la diócesis del Papa, Monseñor Matteo Zuppi, en su calidad de Encargado para la Cooperación Misionera entre las Iglesias y el Obispo para el Sector Este de Roma, Monseñor Giuseppe Marciante. Durante la celebración se realizó una colecta para apoyar a los prófugos sirios en Jordania, donde se ocupa de esta situación el sacerdote fidei donum Vito Vacca.

Mientras tanto, prosigue la visita del Cardenal argentino Leonardo Sandri a El Líbano y próximamente a Jordania, para llevar a los países de la región de Oriente Medio el saludo y la bendición del Papa Francisco.

En esta cuarta jornada de su viaje, el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales celebraba un encuentro con el Sínodo Maronita Bkerké, visitaba la casa general de las religiosas Soaritas, así como la de las religiosas Alepinas; rezaba en el Santuario de Santa Rita donde saludó a los seminaristas y, por último visitaba el Carmelo de Harissa.

Cabe destacar que los jóvenes de El Líbano han sido protagonistas de las primeras horas del Pontificado con las meditaciones preparadas para el Vía Crucis que el Papa Francisco presidió en el Coliseo. En efecto, el Cardenal Leonardo Sandri recordó este último domingo este detalle durante el encuentro que mantuvo con los jóvenes de la Caritas en esta nación.

Con su trabajo, les dijo el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, ustedes “tocan la carne de Cristo”, según una expresión ya conocida del Papa, de quien el Purpurado llevó su saludo y bendición. Además, el Cardenal Sandri recordó también la visita de septiembre pasado de Benedicto XVI a El Líbano y, de modo particular, la vigilia de oración celebrada en Bkerké.

“La intensidad de esta oración –dijo el Purpurado– fue como un haz de luz proyectado hacia el cielo en Oriente Medio, que muchos querrían lleno de las nubes negras de la guerra y de la violencia”. Todos nosotros en cambio, hemos dicho: “Sí, hay esperanza, hay luz, porque estos jóvenes son sus portadores”. Y quieren “construir con la fe y la alegría un futuro de paz y de reconciliación”.

Sucesivamente, el Cardenal Sandri presidió la liturgia eucarística en el Santuario de Nuestra Señora de la Paz en Zahleh, un templo – notó entre otras cosas – donde “la trama de ritos” de las comunidades melquita y maronita, pero también la comunión que se advierte con los greco ortodoxos es “un incentivo para la unidad de los cristianos, y para todos los libaneses, para que la libertad y el respeto sean asegurados a todos y para que la diversidad se convierta en una riqueza común”.

Además, al reflexionar sobre el significado espiritual de la Santísima Trinidad, el Cardenal Leonardo Sandri concluyó con una “oración especial” a María por los dos obispos y los dos sacerdotes secuestrados en Siria. “Que Ella – invocó – los consuele y los fortalezca en la prueba, mientras nosotros elevamos un fuerte llamamiento por su liberación y para que regresen a sus familias y comunidades eclesiales”.

(María Fernanda Bernasconi – RV).