3.06.13

 

Alan John Miller (47 años) y Mary Suzanne Luck (32) encabezan un movimiento religioso conocido como la ‘Verdad Divina’, cerca de la pequeña ciudad de Kingaroy en Queensland, en el noreste de Australia, según explica el portal informativo Terra. Ello causa la preocupación entre los expertos en sectas en dicho país debido que están ganando adeptos rápidamente.

“Tengo recuerdos muy claros de la crucifixión, pero no fue tan angustioso para mí como lo fue para otros, como María, que estaba presente”, afirmó Miller en entrevista a Sky News. “Cuando eres como Dios no te encuentras en un estado de miedo, y tienes un buen control sobre las sensaciones de tu cuerpo y el nivel de dolor que puedes absorbe de tu cuerpo”, anotó, tal como leemos en El Punto Crítico.

Miller realiza seminarios cerca de su casa y viaja por todo el mundo enseñando a la gente cómo tener una relación personal con Dios, con base en profundizar en el control de las emociones. Después de su crucifixión, el australiano sostiene que entró al mundo de los espíritus, donde conoció a Platón, Sócrates, a varios Papas y presidentes. También afirmó que se acuerda de la realización de milagros. “Yo resucité un buen número de personas… incluyendo a mi amigo Lázaro, que la mayoría de la gente sabe que se menciona en la Biblia”, añadió.

Mientras que los críticos desestiman sus afirmaciones, no obstante sus seminarios atraen a grandes grupos de personas. George Hamel, quien dejó atrás un negocio y su esposa en California para estar más cerca de Miller y sus enseñanzas, cree firmemente que Alan John es Jesucristo, e insiste en que no hay nada siniestro en él.

Algunos, sin embargo, están preocupados, como el reverendo David Millikan, quien conoce a Miller y ha estudiado las sectas durante 30 años. Millikan señaló que el peligro es que la gente deja su vida social, gasta todo su dinero sólo para seguirlo y pierde su relación con el mundo real, aunque AJ aseguró que no pide nada a cambio de que lo escuchen.

Mientras tanto, Mary Luck reveló que sus padres se asustaron porque Alan Miller “estaba diciendo que era Jesús”.