11.06.13

 

Aviso al lector que el vídeo cuyo enlace voy a poner a continuación, contiene algunas imágenes más bien poco agradables. Se trata de algo que está ocurriendo hoy en día en la India. En un hospital hay un doctor que llega a practicar cada hora diez operaciones para esterilizar a mujeres de la zona. Y todas ellas entran en el sorteo de un coche, que dada la pobreza habitual en esa zona del mundo, supone un auténtico lujo.

He aquí el vídeo: Haga click.

Ciertamente resulta complicado ser la agraciada, dado que son 6.918 boletos del que solo uno resultará premiado. Pero la cifra sirve para hacernos una idea del “éxito” de esa práctica médica, destinada a evitar que las mujeres tengan más hijos. Se ve en el vídeo como una de ellas explica que tiene tres hijos y ya no quiere tener más. A lo que se ve, nadie le ha dicho que la vida puede dar muchas vueltas y quizás, dentro de unos años, desee volver a tener descendencia, sea porque alguno de sus hijos haya fallecido -Dios no lo quiera- o sea simplemente porque le apetezca volver a ser madre. Pero entonces ya será demasiado tarde.

Se me ocurre que habría que obligar a ver ese vídeo a todos los “misioneros” que no predican el Evangelio, y que desde la India o desde otros remotos lugares nos dicen las maravillas espirituales del país pagano en el que están, tan grandes, que ellos reciben de los nativos más de lo que pueden darles.

El pecado de un mundo sin Cristo es tan monstruoso como el que se ve en este vídeo. Pero es un pecado más fruto de la ignorancia que de la maldad propia. Es decir, tengo la sensación de que al mismo tiempo que veo a esas pobres mujeres someterse a una degradación propiciada por mentes esclavas de la cultura de la muerte, es bastante probable que nos precedan a muchos en el Reino de los Cielos. Nadie les ha predicado la verdad, nadie les ha transmitido el evangelio de la vida, nadie les ha leído el salmo: “ Los hijos son un regalo del Señor, el fruto del vientre es una recompensa; como flechas en la mano de un guerrero son los hijos de la juventud.” (Salm 127,3-4).

Siempre habrá quien en el Occidente apóstata vea con buenos ojos lo que ocurre en ese hospital de la India. Un Occidente que ha pasado de llevar la vida a través de sus misioneros a ser exportador de muerte y destrucción, vía aborto, esterilización, neo-esclavismo colonialista económico, etc. Los hay que llamarán progreso al hecho de esterilizar a miles y miles de mujeres. Son los hijos espirituales de aquellos a los que Cristo dijo “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un solo prosélito, y, luego de hecho, lo hacéis hijo del infierno dos veces más que vosotros!” (Mt 23,15).

Contra esa catástrofe solo cabe evangelio y más evangelio. El futuro de la India, si se quiere diferente y mejor al actual, no pasa por copiar lo peor de Occidente, sino por ser regada por la sangre de Cristo y abonada por la Palabra de Dios. La India necesita más evangelizadores auténticos que ONGs de atención social, aunque sin duda estas deben volcarse en intentar combatir la pobreza endémica de millones y millones de habitantes de ese país asiático.

Quiera Dios enviar obreros a la mies, que sin duda sigue siendo mucha.

Luis Fernando Pérez Bustamante