14.06.13

Eppur si muove - ¿Alguien me puede decir cómo se puede curar esta deficiencia?

A las 1:06 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Eppur si muove

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Los seres humanos creyentes nos caracterizamos, demasiadas veces, por camuflarnos de tal forma en la sociedad que no se nos nota que lo somos.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Por desgracia, en el mundo hay personas que manifiestan una clara deficiencia o, mejor, varias de ellas. Por ejemplo, las que siguen:

Deficiencia de no entender la realidad de las cosas.

Deficiencia de no comprender que la vida es un valor absoluto.

Deficiencia de no ser capaz de reconocer la verdad.

Deficiencia de imputar lo que no se puede demostrar.

Deficiencia de ser incapaz de disculparse.

Deficiencia de no saber y no callar, de ignorar y perseverar en el error, de mantenella y no enmendalla.

Deficiencia de ser constante en el zaherimiento de la doctrina cristiana.

Deficiencia por la ceguera que se muestra ante los hechos.

Deficiencia por la añoranza del ius vitae et necis.

Deficiencia, en fin, por manifestar una inhumanidad tan grande.

Algo así, y seguramente más, se podría decir del caso aquí traído hoy mismo. Se trata de quien, al parecer es incapaz de darse cuenta de lo que pasa y que lo que pase sea capaz de entenderlo.

Me parece que el mismo día que la persona aquí traída, una tal Rosa Montero, que se dedica a desbarrar y a soltar lindezas en el diario “El País“(al menos, en este caso así lo ha hecho), juntaba letras para insultar y zaherir a la Esposa de Cristo y, por eso mismo, a sus fieles creyentes, el caso de “Isabel” (nombre supuesto) que, como sabemos, dio a luz a una niña que murió a las pocas horas de haber nacido y ella, Isabel, no murió (como profetizaban los malos) en el parto.

Pues bien, muy a pesar de lo que podía pasar, y pasó, una persona como Rosa Montero, manifestó todas las deficiencias arriba señaladas y otras más que a cualquiera se le pudiera ocurrir aportar.

No voy a hacer lo mismo que ella y ponerme aquí a llamarla de determinada forma. Ahora bien, sí que me gustaría resaltar (como Licenciado en Derecho) que hay algo que escribió que es, directamente, de Juzgado de Guardia y, lo digo como lo pienso, alguien legitimado para hacerlo, debería, ya, haberla llevado ante el Juez más cercano.

Digo que escribió esto:

“porque esto te obliga a suponer, para desolación de todos, que la Iglesia católica es una banda de criminales”.

Se refiere, la susodicha individua, a la actuación, en el caso citado de “Isabel”, de la Iglesia católica que ha estado de acuerdo en algo evidente: dejar nacer a la criatura, niña pues es importante darse cuenta de que no era un miembro anejo a la madre sino un ser humano digno de nacer. Y eso, que es tan verdad como que en verano las vamos a pasar canutas con el calor, hay personas como, por ejemplo, Rosa Montero y todos los Rosas Monteros que en el mundo hay, que les parece la mar de mal y es digno, ella y ellos así lo creen, de ser calificado, nada más y nada menos, no como presunción de formar parte de una banda de criminales. No, presunción nada de nada sino, directamente, “banda de criminales”.

Lo malo es que, aún no habiendo tenido la mínima prudencia de colocar el tan socorrido “presunta” delante de banda de criminales, a lo mejor lo ha hecho a sabiendas de que nadie, nadie, nadie, va a decir, ante un tribunal, nada de nada. Vamos, lo de siempre.

A lo mejor, un buen escarmiento judicial le vendría la mar de bien. Vamos, digo yo.

Eleuterio Fernández Guzmán