19.06.13

Adoración perpetua: la joya de la corona

A las 9:11 AM, por Jorge
Categorías : Sin categorías

 

Algunos amigos de internet me preguntan de vez en cuando por la capilla de adoración perpetua. Los hay incluso, habida cuenta de que llevo semanas sin escribir del asunto, que hasta se malician que se haya cerrado. Pues no. Más bien todo lo contrario.

Este pasado lunes, cuatro meses desde su apertura. Cuatro meses el Santísimo expuesto. Cuatro meses sin que en ningún momento hayan faltado adoradores: mañanas, tardes y madrugadas. Laborables y domingos. Fiestas y puentes. Cuatro meses. Bendito sea Dios.

Sueño nos pareció que hubiera una persona por turno. Ingenuos. Es verdad que hay huecos que cubrir de vez en cuando. Pero es más verdad que en la capilla se produce un trasiego constante de personas de toda edad que pasan a hacer su rato de oración.

En estos cuatro meses hemos podido constatar cosas:

- La gran misericordia de Dios. Porque una capilla así no se mantiene si no es por pura gracia de Dios que ha querido hacernos el regalo. Una parroquia con poco más de ocho mil habitantes, allá donde Madrid limita al norte con el campo, en un barrio casi dormitorio. Los principios no podían ser más desfavorables. Pero Dios lo ha querido. Bendito sea.

- El deseo de la gente de rezar. Nos quejamos de que tal vez se reza poco. A lo mejor es que no facilitamos las cosas. Sí, es verdad que se puede rezar en cualquier sitio, pero gozar de una capilla acondicionada para ello y el Señor en la custodia es otra cosa.

- Un aumento de visitas al Santísimo. Es normal que en cualquier momento del día se encuentre gente que va y viene: una señora mayor en silla de ruedas que viene con su hija, una familia entera, un chaval que aparca la bicicleta a la puerta y pasa, el ejecutivo que al volver a casa de su trabajo antes pasa un ratito, un matrimonio que salió a pasear y hace su paradita. Da igual la hora. Incluso en mitad de la madrugada se dan casos.

- La enorme generosidad de la gente. Porque no es un turno. Muchas hay que vienen horas y horas, suplen, están, se preocupan. El sábado, y es un ejemplo, faltaba gente de 13 a 15 h., así que decidí cubrir ese turno. No hizo falta. Poco después de las 13 h. la primera persona: ¿qué hace aquí, tiene el turno? Sí, claro. Váyase que ya me quedo yo… ¿hasta la una o hace falta más? Al final estuvieron tres adoradores. Basta decir en un correo o en una nota que hay problema con alguna hora para que se cubra en abundancia. Hace unos días envié un correo porque teníamos un par de horas libres una mañana. Pasé por la capilla ¡y había ocho adoradores! De los coordinadores no digo nada: que Dios se lo pague.

- Aumento de gente en misa y en el confesionario. Uno ve gente nueva. Sobre todo en la misa de diario.

- ¿Y Cáritas? Pues yo veo a la gente en general generosa, abierta, colaboradora. La noto alegre, feliz, contenta. Y todo eso se traduce en muchas cosas.

Ahora viene el verano. No tengo miedo. Es verdad que la cosa se va a complicar bastante pero los que vayamos quedando haremos lo que sea posible.

Cuatro meses. ¡Qué gran bendición de parte de Dios!