26.06.13

Hoy es San Josemaría, fundador del Opus Dei

A las 12:30 AM, por Eleuterio
Categorías : General, S. Josemaría -Opus Dei

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Los santos son como aquella luz que necesitamos en nuestro tiempo de oscuridad.

Y, ahora, el artículo de hoy.

S.Josemaría

Hoy, en efecto, es San Josemaría, sacerdote, santo de lo ordinario y fundador del Opus Dei.

Es importante empezar por esto porque en este mapa puede verse en qué lugares se celebran Santas Misas por ser hoy el día que es. Y lo primero es lo primero.

En fin… este que escribe ha hecho lo propio, en muchas ocasiones, sobre esta persona que, a base de tesón, perseverancia y entrega a Dios y al prójimo, dio luz a la Obra, precisamente, de Dios. Y. claro está, seguiré haciendo otro tanto con la ayuda de mi Creador.

Seguramente me ha pasado como a muchos creyentes, católicos o no, que no formando parte del Opus Dei, han entendido, hemos entendido, que es tan importante lo que hizo este hombre, este santo, que vale la pena, un día y otro, recordar a la persona, traer aquí a quien tanto supo sobre el ser humano y sobre su religación con Dios.

Dice San Josemaría, en sus “Conversaciones“(62) lo que supone el Opus Dei (y no sólo para sus miembros). Dice que

“Querer alcanzar la santidad —a pesar de los errores y de las miserias personales, que durarán mientras vivamos— significa esforzarse, con la gracia de Dios, en vivir la caridad, plenitud de la ley y vínculo de la perfección. La caridad no es algo abstracto; quiere decir entrega real y total al servicio de Dios y de todos los hombres; de ese Dios, que nos habla en el silencio de la oración y en el rumor del mundo; de esos hombres, cuya existencia se entrecruza con la nuestra”.

Por tanto, seguir el espíritu, tan especial para según qué personas, supone hacer algo tan sencillo, y tan difícil, como entender el Amor de Dios como la primera Ley de su Reino. Así se es miembro espiritual de lo que creó un joven sacerdote el 2 de octubre de 1928 (¡tantos años han pasado y tan poco ha cambiado el ser humano desde entonces!) y así se vincula uno mismo con una forma de hacer y de ser que, seguramente, no tiene igual. Pero no lo tiene no porque sea elitista ni nada por el estilo sino porque es una forma de hacer y de ser muy concreta, tan válida como cualquier otra que parta de otro espíritu pero, por eso mismo, tan acertada como otras que hay y que están reconocidas por la Iglesia católica como válidas, buenas y benéficas para sus miembros y para quienes abracen, de una manera o de otra, su mismo ser.

Sabemos, todos los sabemos, que mentar este nombre, a este santo y a su Obra es, para muchos, como hacer lo propio con el Mal. En realidad, parece que no entienden nada de lo que quiso hacer, nada de lo que hizo y nada de lo que sigue haciendo la Obra de Dios. Es mucha ceguera junta como para no certificar que, en efecto, no ve quien no quiere ver o, mejor, que hay muchos ciegos voluntarios que se tapan los ojos a la vez que el corazón.

Pero hoy, dejando ya esto, es un día alegre. Lo es no sólo, digo, para la familia que forman los miembros del Opus Dei sino para todo católico (y, digo más, para todo ser humano de buena voluntad) que sea capaz de reconocer lo que un hermano (todos somos hijos de Dios) puede llegar a llevar a cabo tan sólo con preguntarse (tenía sólo 16 años cuando sucedió aquello) que qué podría hacer él. Y esto lo pensó cuando vio las huellas de un religioso que, descalzo, caminaba por la nieve. Eso le conmovió por dentro de tal forma, que concluyó estando más que seguro de su misión: ser sacerdote.

Y de ahí, hasta hoy mismo, año del Señor de 2013; y de aquí, al futuro que, seguramente, será brillante para la Obra de Dios y, con ella, para la Iglesia católica.

Y, para terminar aunque, más bien, es para empezar, la oración propia del santo aragonés:

SJ

“Oh Dios, que por mediación de la Santísima Virgen otorgaste a San Josemaría, sacerdote, gracias innumerables, escogiéndole como instrumento fidelísimo para fundar el Opus Dei, camino de santificación en el trabajo profesional y en el cumplimiento de los deberes ordinarios del cristiano: haz que yo sepa también convertir todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte, y de servir con alegría y con sencillez a la Iglesia, al Romano Pontífice y a las almas, iluminando los caminos de la tierra con la luminaria de la fe y del amor. Concédeme por la intercesión de San Josemaría el favor que te pido… (pídase). Así sea.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.”

San Josemaría, ruega, mucho, por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán