Javier Chust: “Es misión del profesor construir personas con una base sólida que les permita abordar los cambios constantes”

Javier Chust, profesor de la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir” y del Pontificio Instituto Juan Pablo II, ha afirmado hoy que “la vida en el aula es también una escuela de aprendizaje emocional”. Así, “nuestra misión como profesores no se reduce a la mera transmisión de conocimientos, sino que se amplía a construir personas con una base sólida que les permita abordar la incertidumbre en la que van a vivir y los cambios constantes”. Para ello, “hace falta no solo saber, sino saber hacer y, más importante, saber ser”, ha subrayado.

El profesor Chust, experto en mediación y orientación familiar, ha pronunciado la ponencia “El profesor emocionalmente competente” en el marco de los cursos de verano de la UCV sobre ‘Educación Emocional e Inteligencias Múltiples’ que se celebran en Santander y que ha dirigido junto con el Dr. Francisco Gallego.

En su conferencia, este pedagogo ha señalado que “la docente ha sido considerada junto con la sanitaria una de las profesiones de mayor riesgo laboral por estrés” y que “diversos estudios e investigaciones demuestran que el profesorado experimenta, con más frecuencia, mayor número de emociones negativas que positivas”. Por esta razón, “el incremento de las emociones positivas de los docentes pueden mejorar su bienestar y el ajuste de sus alumnos” así como “facilitar la creación de un clima de clase que favorezca el aprendizaje”, ha subrayado.

En este sentido, el profesor Chust ha aseverado que “aunque las emociones siempre han ocupado un papel relevante en el mundo de la enseñanza, en los tiempos actuales su importancia es aún mayor”. De este modo, conviene que “las nuevas competencias exigidas a los profesores contribuyan a que sea fácil comprender las dificultades de enseñar y las tensiones emocionales que conlleva”.

“No nos olvidemos que el aula, después de la familia, es el cauce más poderoso de aprendizaje socioemocional del alumno. Si hablamos de desarrollar en los alumnos habilidades sociales, habilidades afectivas y emocionales, éstas deben ser enseñadas y transmitidas por un profesor que las domine”, ha expresado.

Por todo ello, “es vital incluir el desarrollo socioemocional como parte de la formación básica y permanente del profesorado”. “Como decía el educador israelí Haim Ginot, el maestro es el elemento decisivo en el aula, pues es quien crea el clima de la clase. Citando sus palabras: es mi actuar diario en el aula lo que genera sol y calor o tristes nubarrones; como profesor poseo el poder tremendo de hacer la vida de un niño miserable o alegre, ser un instrumento de angustia o un factor de inspiración”, ha añadido.

Finalmente, el profesor Chust ha detallado algunas de las claves fundamentales para lograr una sólida formación emocional en el profesor, como son desarrollar el autoconocimiento, la capacidad de autocontrol, la automotivación y las habilidades interpersonales que dan lugar al optimismo y a la empatía.

Asimismo, profundizar en la interioridad y la introspección, desarrollar la capacidad de observación, tener siempre como centro la atención a la persona, en este caso en la figura de los alumnos, han sido otras de sus recomendaciones. “Quizás, lo más importante es vincularme como maestro, como profesor, desde mi vida y mi experiencia personal; solo así nuestras propuestas pueden penetrar en el corazón de los alumnos. Al fin y al cabo, aquí el mensaje es el mensajero”, ha subrayado.

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