SANTA SEDE

El Papa Francisco en Lampedusa, un viaje de esperanza para dar esperanza


 

El Papa Francisco abrirá su agenda de viajes pontificios el próximo lunes, 8 de julio, visitando la isla italiana de Lampedusa, punto de llegada de miles de inmigrantes irregulares que llegan de África y Asia. Será una breve pero intensa visita. El Papa, profundamente afectado por los naufragios que ocurren con frecuencia, desea rezar por los que han perdido la vida en el mar, visitar a los supervivientes y refugiados, animar a los habitantes de la isla y a hacer un llamamiento a la responsabilidad de todos, para que se ocupen de estos hermanos y hermanas en extrema necesidad”. Fabio Colagrande entrevistó a don Stefano Nastasi, párroco de S. Gerlando, en Lampedusa.

“No esperaba que el Papa Francisco aceptara inmediatamente mi invitación. Tenía la esperanza de que se tomara en cuenta, pero no tan pronto. Nunca me imaginé que el primer viaje del Papa fuera de la diócesis de Roma, fuera a Lampedusa. Al principio no podía creerlo, pero luego me sentí muy cerca del corazón del Papa y he sentido el corazón de Francisco muy cerca de nuestra comunidad.

En una carta que había enviado al Papa poco después de su elección en marzo, lo invité a venir aquí y le conté lo que nuestra comunidad ha vivido en los últimos años, desde cuando se han intensificado los desembarcos de los migrantes. También me imaginé que las lágrimas de conmoción del Papa, en el momento de su elección, pudieran mezclarse con las lágrimas de dolor de todos los hombres y mujeres, comprendidos los que pasan a través de nuestra isla en busca de esperanza. También me imaginé que el Papa Bergoglio, siendo hijo de inmigrantes, comprendería profundamente la problemática relacionada con la inmigración. Mis feligreses, tan pronto como se enteraron de la noticia, se mostraron incrédulos. Alguien me dijo que las piernas le temblaban. Pero yo les tranquilicé. Tenemos pocos días para prepararnos, pero también queremos que todo suceda sobriamente, como es el estilo de esta comunidad y como es, supongo, el estilo del Papa.

Serán días vividos con sencillez, pero también con la certeza de que será un momento único en la historia, para dejarnos embeber con la Palabra de Dios, para recuperar la fuerza, tanto para nosotros como para los otros. Y claro, hay mucha emoción, conmoción. Pero hay también sentido de la responsabilidad. Hasta ahora hemos contado nuestro sufrimiento, nuestro compromiso dando acogida a los inmigrantes y, en ocasiones, hemos levantado la voz contra de Europa. Sabemos que somos la parte más meridional del viejo continente, pero también la puerta de entrada desde el sur. Ahora, en cambio, tenemos que escuchar al Sucesor de Pedro, que nos sugerirá la línea a seguir, a partir de la Palabra de Dios. Creo que la visita a Lampedusa debe leerse en las palabras pronunciadas por el Papa durante la Semana Santa, cuando nos invitó a ir hacia las periferias geográficas, pero también existenciales. En estas palabras vi reflejada nuestra historia. Porque, es cierto, nosotros somos una periferia geográfica, pero al mismo tiempo experimentamos el encuentro con las periferias existenciales. El Papa nos ha dicho en varias ocasiones que es precisamente desde las periferias que se puede ver mejor el centro, para leer el corazón humano.

El Papa viene también para alentar a los habitantes de Lampedusa que necesitan ser confirmados en la lógica de la caridad y de la hospitalidad pequeña, espontánea, cotidiana. Una acogida, quizá poco organizada, pero dictada por el corazón. Creo que Francisco, hablando a nosotros, hablará a toda la Iglesia, para decir que cree en la caridad, cree que el amor sigue siendo posible. Muchos han perdido la confianza. Pero hay que recuperar la conciencia de que la caridad y el compartir pueden multiplicar lo poco que tenemos o lo poco que somos, y hacer que se convierta en comunión para todos”.

(ER – RV)