Mundo
08 de julio del 2013

El obispo español de la diócesis de San Pedro Sula, en Honduras, cambia la sotana por un balón. Han organizado un partido benéfico entre sacerdotes y futbolistas del Mundial del 82

Ha sido en un encuentro único, en el que, con motivo del 50 aniversario de la constitución de la diócesis, un grupo de sacerdotes se enfrentó con un equipo de jugadores hondureños internacionales que participaron en el Mundial de Fútbol del 82. Con el equipo conocido como Clerus ha jugado también el obispo, el español Ángel Garachana.


 

El resultado del partido ha sido 4-3 a favor de los sacerdotes, pero lo verdaderamente importante del encuentro ha sido la participación del público movido por una causa común: recaudar fondos para diferentes obras de caridad que se llevan a cabo en la diócesis.

San Pedro Sula tiene el dudoso honor de ser considerada la ciudad más peligrosa del mundo, y es allí donde ejerce su labor el obispo misionero Ángel Garachana, español de nacimiento aunque ya hondureño de adopción. Monseñor Garachana está dispuesto incluso a abandonar por un momento sus vestiduras para calzarse unas deportivas y dar patadas a un balón si es por una buena causa.

En efecto, el partido permitió recaudar fondos para 'La casa del Buen Samaritano', en la que la diócesis atiende a niños abandonados pero en la que quieren ampliar la asistencia a mujeres ancianas.

Además del curioso encuentro entre el combinado sacerdotal y los futbolistas profesionales que participaron bajo la bandera hondureña en el Mundial de 1982 en España, otros dos equipos locales jugaron después un encuentro amistoso para colaborar en la recaudación de fondos.