14.07.13

La Palabra del Domingo - 14 de julio de 2013

A las 12:06 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Apostolado laico -La Palabra del Domingo

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

El amor de Dios es muy generoso y lleno de esperanza en nosotros. Seguramente deberíamos hacer lo mismo con nuestro prójimo.

Lc 10, 25-37

Biblia

25 Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?» 26 El le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» 27 Respondió: = «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas = y con toda tu mente; = y a tu prójimo como a ti mismo.» = 28 Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás.» 29 Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» 30 Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. 31 Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. 32 De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. 33 Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; 3 34 y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. 35 Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: “Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.” 36 ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» 37 El dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo.»
 

COMENTARIO

Misericordia quiero

Es bien cierto que muchos de los que escuchaban a Jesús eran personas muy preparadas en el conocimiento de la Ley de Dios y del comportamiento que, según la misma, tenían que seguir los hijos del Creador.

Aquel hombre que le pregunta a Jesús por fuerza sabía lo que quería el Todopoderoso de su persona. Sin embargo, pregunta a Jesús porque quería concreción o, lo que es lo mismo, que le dijera lo que, en verdad, era importante.

Jesús lo sorprende: ha de querer a su prójimo.

Sin embargo, aquel hombre, que tanto sabía y que debía ser tenido por sabio, no conocía quién era su prójimo. ¿Había, a lo mejor, demasiada preocupación por algo que no importaba tanto?

Jesús, para que entendiera quién era su prójimo, le pone ante la parábola del buen samaritano.

Aquel hombre se debía extrañar mucho porque tener por bueno a un samaritano (los judíos no estaban a bien con los de Samaria) era algo excesivo para él mismo. Y si, además, de las personas que podían haber auxiliado al robado y herido (un sacerdote y un levita) la más consecuente con la misericordia de Dios era un samaritano, debió pensar que estaba más que equivocado en su pensamiento.

 

Jesús, entonces, le hace la pregunta clave: ¿quién es el prójimo?

Acertó en la respuesta aquel legista. En realidad había aprendido que quien sufre es el prójimo que necesita ayuda y que se le puede echar una mano. Aquel hombre, el herido, sabía que el samaritano había sido bueno con él y había sido misericordioso con su necesidad.

En una ocasión Jesús dijo, siguiendo la voluntad de Dios, que prefería misericordia antes que los sacrificios. Y eso era lo que había tenido en cuenta aquel hombre.

PRECES

Por todos los que no confían en la bondad de Dios.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quieren entregar a su prójimo lo que tienen de buenos y misericordiosos.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a tener misericordia con nuestro prójimo.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán