IGLESIA EN ESPAÑA

Estrenos de cine de la semana


Llévame a la luna

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Comedia ligera de acento “familiar” con un argumento histriónico: En la familia Lefebvre todos los primeros matrimonios resultan ser un fracaso. Para evitar la maldición con su novio, Isabelle Lefebvre prepara una estrategia: encontrar un primer marido. Un plan infalible, excepto cuando el objetivo es Jean-Yves Berthier, redactor de la guía del mochilero al que va a seguir desde el Kilimanjaro hasta Moscú. Deberá seducirlo por todos los medios, casarse con él y sobre todo, divorciarse.

El último Elvis

Carlos Gutiérrez (Elvis) es un cantante separado que tiene una pequeña hija llamada Lisa Marie a la que no ve muy a menudo. Siempre vivió su vida como si fuese la reencarnación de Elvis Presley. Negando a Carlos y su realidad. Pero está a punto de cumplir los mismos años que su ídolo tenía al morir y su futuro se muestra vacío. Una situación inesperada lo obliga a hacerse cargo de su hija. En esos días Carlos logra conocerse como padre y Lisa Marie aprende a aceptarlo tal cual es. Pero el destino le presenta una decisión difícil. En un viaje de locura y música Carlos deberá elegir entre su sueño de ser Elvis y su familia.

Ahora me ves

“Los Cuatro Jinetes” es un famoso grupo formado por los mejores ilusionistas del mundo. Durante sus actuaciones, “Los Cuatro Jinetes” llevan a cabo una serie de arriesgados atracos contra hombres de negocios corruptos, haciendo llover el dinero robado sobre su audiencia ante los atónitos ojos de un equipo de élite del FBI que les sigue la pista .

 

Expediente Warren: The Conjuring

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No apta para menores, The Conjutrng  se presenta como una historia basada en una historia real. El film cuenta la escalofriante historia de cómo Ed y Lorraine Warren, investigadores renombrados en todo el mundo de los fenómenos paranormales, son llamados por una familia aterrorizada por una presencia oscura en una granja aislada. Obligados a enfrentarse a una poderosa entidad demoníaca, los Warren se encontraron atrapados en el caso más terrorífico de sus vidas.

Un verano bipolar

El verano parece un tiempo propicio para el cine familiar, las películas de aventuras y el cine blanco en general. Por eso sorprende que este año haya un desequilibrio entre ese tipo de producciones y un cine de alto voltaje violento, pesimista y oscuro.

La propuesta familiar viene representada sobre todo por la última cinta de Shyamalan, After Earth, de la que ya dimos cuenta en estas páginas, y por las dos películas de animación de Disney y Universal, Monstruos University y Gru 2, mi villano favorito, respectivamente. Sin duda es mejor la segunda, secuela de una preciosa película que ensalzaba la familia y la cultura de la acogida. Ahora, el villano Gru es un buen padre de familia que empieza a plantearse si sus hijas adoptadas no necesitarán también una madre. Este es el telón de fondo capriano de una intriga en la que un villano desconocido trata de manipular genéticamente a los Minions para convertirlos en un ejército de monstruos letales. Esta película, realizada entre París y Los Ángeles, está dirigida por los mismos que firmaron la primera entrega de Gru: el parisino de adopción Chris Renaud -que ha pisado por todos los suelos de la animación: Marvel, DC Comics, Fox Animations, Disney Chanel, Sony Animation,…-, y el francés Pierre Coffin, de larga trayectoria en animación en Francia. La cinta ha contado con los mismos guionistas: Cinco Paul y Ken Daurio. Será porque se conocieron en una parroquia, o no, pero lo cierto es que el guión de Gru 2 vuelve a proponer nítidamente fórmulas de dudosa corrección política: las niñas necesitan “una madre” y no un “progenitor B”, y quieren una familia completa, con padre y madre felizmente casados. Y todo se cuenta con la misma ternura de la que hicieron gala en la primera entrega, y que aquí vuelve con nuevos matices en torno a la cuestión de la maternidad. A esto se añade la desbordante simpatía de los minions, que llenan la película de divertidos gags, y es en donde reside el punto de fuga cómico del film.

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Monstruos University es sin embargo poco más que entretenida, y carece de la fresca originalidad que poseía la primera entrega. Si Gru es una secuela, esta sería una “precuela”, ya que nos lleva a la época de estudiantes de los entrañables monstruos Sullivan y Wazowsky. Aunque es divertida, es mucho más tópica y tira de los típicos gags de las comedias universitarias y de institutos, tan de moda en los últimos años.

Frente a estas propuestas, nos llega un aluvión de películas de terror o thrillers extremados, que pintan un panorama muy pesimista y aterrador del género humano: Títulos como The Purge: la noche de las bestias, El hipnotista, Guerra Mundial Z, Exorcismo en Georgia, Trance, Insensibles,… son algunos ejemplos de esta oscuridad estival. Basta que fijemos la atención en una de las que al menos tiene ciertas pretensiones filosóficas: The purge. La noche de las bestias

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A mediados del siglo XXI, las cosas han cambiado en Estados Unidos. Para acabar con la delincuencia, los Refundadores de la Patria, han declarado legal que una noche al año se puedan cometer cualquier tipo de crímenes. Es el día de La Purga, que sirve para canalizar el odio y la violencia contenidas durante todo un año. La familia Sandin no siente la necesidad de matar a nadie, y esa noche se protegen en su casa fuertemente blindada. Todo parece ir sobre ruedas hasta que un indigente pide protección a las puertas de su casa.

Claramente inspirada en cintas ya clásicas como La naranja mecánica o Fanny Games, esta violentísima cinta protagonizada por Ethan Hawke (James) y Lena Headey (Mary)-en los papeles de padre y madre-, quiere plantear la irreductibilidad de la conciencia moral frente a una concepción instintiva del ser humano. El bien es el bien y el mal es el mal, diga lo que diga el Estado. Sin embargo, da la sensación de que la reflexión ética y antropológica son una excusa para construir una película de género desmedidamente gore, que busca precisamente la connivencia instintiva con el aterrado espectador. Esta sensación de trampa atraviesa toda la película, descarada en sus referentes, tópica en sus desarrollos y muy poco verosímil en el planteamiento de muchas de sus escenas. Este artificio obliga a sus excelentes intérpretes a forzar su trabajo, tratando de extremar el contenido emocional de la cinta, sin conseguirlo. A pesar de todo, se agradece la claridad de la exposición ética, aunque desgraciadamente epidérmica, y se echa de menos una fundamentación de las convicciones de Mary, que encarna la integridad. En cualquier caso, la opción por la explicitud de la violencia hace que la película la puedan digerir muy pocos estómagos.

Juan Orellana, en Alfa y Omega