19.07.13

 

Un latino de 21 años que residía en la ciudad de Maywood, al sur de Los Ángeles (California, EE.UU.), fue sentenciado el pasado 17 de julio a cadena perpetua por el asesinato y desmembración de su madre. Durante el juicio, la fiscalía alegó que Moisés Meraz Espinoza era seguidor de una secta satánica y la investigación demostró que el 2 febrero de 2011, después de asfixiar a su madre, la despellejó, le sacó los órganos y la descuartizó, según informa Efe.

Partes del cuerpo de la madre, Amelia Espinoza, de 42 años, fueron encontradas en un congelador en el apartamento que el asesino compartía con su progenitora. Al pronunciar la sentencia, el juez Thomas McKnew Jr., de la Corte Superior de Los Ángeles, se refirió al caso como uno de los más “repugnantes, horribles y vulgares” de toda su vida profesional, de cerca de 50 años.

Alrededor de una semana después del crimen, Meraz Espinoza se presentó en la estación de Policía de Huntington Park, al sur de Los Ángeles, e informó a los oficiales de que había asesinado a su madre y colocado su cuerpo en un congelador. Los investigadores encontraron en el apartamento un libro satánico que incluía un capítulo sobre un sacrificio humano.

Un jurado de la Corte Superior de Norwalk necesitó poco más de un día para declarar culpable de asesinato en primer grado a Meraz Espinosa, que fue sentenciado a cadena perpetua con la posibilidad de libertad condicional después de 25 años. Parte de los argumentos de la fiscalía al acusar al joven de satanismo fue destacar que el crimen ocurrió el 2 febrero, fecha en que se celebra una fiesta satánica que incluye sacrificios de animales y/o humanos.

Detalles del caso

Tribuna Abierta informaba en 2011, poco después de tener lugar el suceso, que Amelia era originaria de México y trabajaba como costurera. “Era una madre como todas. Siempre estuvo pendiente de Moisés, siempre le tenía la comida hecha y se preocupaba por él. Le reñía por llegar tarde, pero su vida era su hijo”, dijo entonces Teresa Pimentel, amiga de la familia. El 1 de febrero, Amelia regresó de trabajar como todos los días. Entró a su casa y no la volvieron a ver.

De acuerdo con los vecinos, ese día vieron a Moisés en el complejo de apartamentos con una pequeña sierra eléctrica, pero, según ellos, no imaginaron que la usaría para desmembrar el cuerpo de su madre. El crimen consternó a la comunidad. “Fue muy desalmado lo que hizo. Cortarla en pedazos y meterla en el congelador”, comentó Pimentel, quien no pudo evitar llorar por la perdida de su amiga.

“Nadie entiende por qué Moisés hizo eso con su mamá. Se miraba un muchacho bueno”, aseguró Pimentel. De acuerdo a la vecina, el joven se mostraba tranquilo y se comportaba como todos los muchachos de su edad, un poco rebelde, por lo que le sorprendió la noticia del asesinato. Cinco meses antes, el joven de 18 años comenzó a hacer planes para el futuro. Su novia Mónica acababa de mudarse con él. Ambos empezaron a trabajar en una fábrica de galletas. “Era buen trabajador. Iba a ser ascendido de puesto en la fábrica”, señaló Alfonso Baltazar, compañero de trabajo de Meraz Espinoza.

Eran jóvenes y querían empezar una vida juntos, de acuerdo con Pimentel. Asegura que tenían planes de regresar a la escuela. Pero tres meses antes esos planes se derrumbaron. Mientras Mónica se dirigía al trabajo fue atropellada. “Ellos siempre se iban al trabajo juntos. Se cruzaban la calle agarrados de la mano, pero ese día a él le tocó entrar media hora más temprano. Ella se fue sola y al cruzar la calle la atropellaron. Eso lo dejó destrozado”, relató Pimentel.

Desde ese día el comportamiento del joven cambió. Las drogas y el dolor de perder a su novia generaban en él estallidos de violencia que desconcertaban a su madre. “Ella me decía que cuando se drogaba se ponía violento y eso le daba miedo, no sabía qué hacer”, narra Pimentel. Los vecinos sospechan que Moisés se encontraba drogado al momento de cometer el crimen.

Nadie escuchó que discutieran, pero el comportamiento del joven les pareció sospechoso. “El miércoles llegó a trabajar como todos los días, pero el jueves estaba muy callado, parecía perdido y se reía solo”, afirmó Baltazar. La mañana del viernes Moisés no fue a trabajar. Subió al techo de su apartamento, se puso una maceta en la cabeza y así pasó sentado por mucho tiempo. Los vecinos lo vieron extrañados. “Debe de estar drogado”, se decían. Nadie sospechaba lo que había pasado con Amelia. Al bajar del techo, Meraz Espinoza se dirigió a la estación de policía a confesar su crimen.

De la depresión al satanismo

Los primeros informes especularon con la hipótesis de que Meraz Espinoza estaba deprimido por la reciente muerte de su novia cuando mató a su madre, tal como hemos visto. Pero, según leemos en Los Angeles Times a la hora de informar sobre la condena al asesino, la fiscal Heba Matta dijo en el proceso que estaba más motivado por creencias satánicas, en las que estaba “fuertemente enraizado”.

Matta dijo que Meraz Espinoza tiene numerosos tatuajes que se basan en imágenes satánicas, tales como cruces invertidas y el número 666 detrás de la oreja derecha. Las autoridades requisaron su copia de una Biblia satánica cerca de la escena del crimen. La fecha se eligió para estrangular y descuartizar a su madre, el 2 de febrero de 2011, un día en el calendario satánico que requiere un ritual con sacrificio humano o animal. “Este crimen no responde al calor de la pasión ni es algo repentino e impulsivo”, dijo Matta. “Se hizo con el propósito de la devoción. Es como el último sacrificio”.

Pero el abogado defensor Jonathan Roberts no estuvo de acuerdo, afirmando que los fiscales exageraron la importancia de la pertenencia de Meraz Espinoza a una secta satánica, y se basó en las interpretaciones actualizadas de la Iglesia de Satán. “La iglesia contemporánea de Satanás no cree en el sacrificio humano”, dijo Roberts fuera de la sala. “Nunca he aceptado que un niño [de 18 años] adoptaría los principios de una organización que tenía hace 50 años”.

Roberts agregó que su cliente no tenía la experiencia necesaria para despellejar y desmembrar a una persona por su cuenta y se refirió a las declaraciones posteriores de Meraz Espinoza a la policía de que otras dos personas también participaron. El papel del acusado habría sido “solamente” ayudar a despedazar a su madre después de que fuera estrangulada, dijo Roberts. Los órganos internos de la mujer nunca se recuperaron, dijo Matta.

Meraz Espinoza no tiene antecedentes penales, y los fiscales y los abogados defensores dijeron que su relación con su madre antes del asesinato era la típica de un adolescente. Su padre estaba prácticamente ausente de la vida familiar, dijo Roberts, lo que tensa la dinámica madre-hijo. Su madre no aprobaba que escuchara música death metal y él la desobedecía bastante, dijo Matta.