ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 21 de julio de 2013

LA FRASE DEL DOMINGO 21 DE JULIO

"A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota." (Beata Teresa de Calcuta, 1910 - 1997)

 


El papa Francisco

El papa: la oración debe llevar a la acción concreta con el hermano necesitado
Durante el Ángelus ha pedido acompañamiento espiritual y oración por la JMJ a los fieles presentes en la plaza de San Pedro

Papa Francisco recuerda que la oración y la acción deben ir siempre unidas
Palabras del papa en el Ángelus en la plaza de San Pedro

Mirada al mundo

El diálogo es el nuevo nombre del desarrollo
Conferencia dictada por el secretario general del episcopado peruano en el Encuentro bilateral Perú-Chile

Dar un testimonio vivo de fraternidad
Ponencia del secretario general del episcopado chileno en el Encuentro bilateral Perú-Chile

Educación

El desafío de la enseñanza católica en el mundo de hoy
Congreso Mundial de Universidades Católicas celebrado en Universidad Pontificia Católica de Minas Gerai, Belo Horizonte

Familia

El papa inscrito en la Peregrinación de las Familias
Confirmada la presencia del santo padre en las dos jornadas del Encuentro que se celebrará en octubre

Jornadas Mundiales de la Juventud

A 2 días de la JMJ: 350.000 peregrinos inscritos
Algunos datos sobre lo que será Río de Janeiro la próxima semana

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

San Lorenzo De Brindisi
«Excelso capuchino, Doctor de la Iglesia y Doctor Evangélico, maestro en virtud y sabiduría»


El papa Francisco


El papa: la oración debe llevar a la acción concreta con el hermano necesitado
Durante el Ángelus ha pedido acompañamiento espiritual y oración por la JMJ a los fieles presentes en la plaza de San Pedro

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 21 de julio de 2013 (Zenit.org) - En el último Ángelus antes de comenzar el primer viaje apostólico internacional del santo padre, Francisco ha pedido a los presentes que recen por la Jornada Mundial de la Juventud.

Antes de la oración mariana, el papa ha reflexionado sobre el fragmento del Evangelio de Marta y María, hermanas de Lázaro. Ha explicado que aunque ambas ofrecen su acogida a Jesús lo hacen de manera diferente. "María se pone a los pies de Jesús, en escucha, Marta sin embargo se deja absorber por las cosas que prepara". Por eso Jesús recuerda a Marta que hay una sola cosa que necesitamos.

El santo padre ha señalado que no son dos actitudes que se contraponen, sino, al contrario "son dos aspectos ambos esenciales para nuestra vida cristiana. Aspectos que no van nunca separados, sino vividos en profunda unidad y armonía". A continuación ha explicado que "en un cristiano, las obras de servicio y de caridad no han sido nunca separadas de la fuente principal de cada una de nuestras acciones: la escucha de la Palabra del Señor, el estar - como María - a los pies de Jesús, en el comportamiento del discípulo".

Del mismo modo, el obispo de Roma ha recordado a los presentes que oración y acción están siempre profundamente unidas. "Una oración que no lleva a la acción concreta hacia el hermano pobre, enfermo, necesitado de ayuda, en dificultad, es una oración estéril e incompleta". Así mismo "cuando en el servicio eclesial se está atento solo al hacer, se da más peso a las cosas, a las funciones, a las estructuras, y se olvida de la centralidad de Cristo, no se reserva tiempo para el diálogo con Él en la oración, se corre el riesgo de servirse a sí mismo y no a Dios presente en el hermano necesitado", ha matizado el papa.

Para finalizar, después de la oración del Ángelus el papa ha saludado a los peregrinos presentes. Haciendo alusión a una pancarta que ha visto en la plaza que decía "Buen viaje", el papa Francisco ha pedido que "me acompañéis espiritualmente con la oración en el viaje que comenzaré mañana". Improvisando, ha señalado que ésta "puede llamarse la semana de la juventud, porque es precisamente la semana de la juventud". También ha insistido en que los verdaderos protagonistas serán los jóvenes, a los que ha invitado a que se pregunten "¿Señor, qué debo hacer en mi vida? ¿Cuál es el camino para mí?".

Antes de retirarse, el santo padre ha confiado a la intercesión de la beata Virgen María, "estas preguntas que se harán los jóvenes allí, y ésta que haréis hoy vosotros".  

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Papa Francisco recuerda que la oración y la acción deben ir siempre unidas
Palabras del papa en el Ángelus en la plaza de San Pedro

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 21 de julio de 2013 (Zenit.org) - A las 12 de esta mañana el santo padre Francisco se ha asomado a la ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y los peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro.

Publicamos a continuación sus palabras:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

También en este domingo continúa la lectura del décimo capítulo del evangelista Lucas. El fragmento de hoy es el de Marta y María. ¿Quiénes son estas dos mujeres? Marta y María, hermanas de Lázaro, son parientes y fieles discípulos del Señor, que viven en Betania. San Lucas las describe de esta manera: María, a los pies de Jesús, "escuchaba su palabra", mientras Marta está muy ocupada con los quehaceres de la casa (cfr Lc 10, 39-40). Ambas ofrecen acogida al Señor que está de paso, pero lo hacen de forma diferente.  María se pone a los pies de Jesús, en escucha, Marta sin embargo se deja absorber por las cosas que debe preparar, y está tan ocupada que se dirige a Jesús diciendo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayuda" (v. 40). Y Jesús le responde reprendiéndola con dulzura: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria" (v. 41).

¿Qué quiere decir Jesús? ¿Qué es esta sola cosa que necesitamos? Sobre todo es importante entender que aquí no se trata de la contraposición entre dos comportamientos: la escucha de la palabra del Señor, la contemplación y el servicio concreto al prójimo. No son dos comportamientos contrapuestos, sino, al contrario, son dos aspectos ambos esenciales para nuestra vida cristiana; aspectos que no van nunca separados, sino vividos en profunda unidad y armonía. Pero entonces ¿por qué Marta recibe reproche, aunque sea hecho con dulzura, de Jesús? Porque ha considerado esencial solo lo que estaba haciendo, estaba por tanto demasiado absorbida y preocupada por las cosas que "hacer". En un cristiano, las obras de servicio y de caridad no han sido nunca separadas de la fuente principal de cada una de nuestras acciones: la escucha de la Palabra del Señor, el estar - como María - a los pies de Jesús, en el comportamiento del discípulo. Y por eso Marta es reprendida.

También en nuestra vida cristiana, queridos hermanos y hermanas, oración y acción están siempre profundamente unidas. Una oración que no lleva a la acción concreta hacia el hermano pobre, enfermo, necesitado de ayuda, en dificultad, es una oración estéril e incompleta. Pero del mismo modo, cuando en el servicio eclesial se está atento solo al hacer, se da más peso a las cosas, a las funciones, a las estructuras, y se olvida de la centralidad de Cristo, no se reserva tiempo para el diálogo con Él en la oración, se corre el riesgo de servirse a sí mismo y no a Dios presente en el hermano necesitado. San Benito resumía el estilo de vida que indicaba a sus monjes en dos palabras: "ora et labora", reza y trabaja. Y de la contemplación, de una fuerte relación de amistad con el Señor que nace en nosotros la capacidad de vivir y de llevar al amor de Dios, su misericordia, su ternura hacia los otros. Y también nuestro trabajo con el hermano necesitado, nuestro trabajo de caridad y de obras de misericordia nos lleva al Señor, porque nosotros miramos precisamente al Señor en el hermano y la hermana necesitado.

Pidamos a la Virgen María, Madre de la escucha y del servicio, que nos enseñe a meditar en nuestro corazón la Palabra de su Hijo, a rezar con fidelidad, para estar siempre más atentos concretamente a las necesidades de los hermanos.

Tras la oración mariana el papa ha saludado a los presentes:

Saludo con afecto a todos los peregrinos presentes: familias, parroquias, asociaciones, movimientos y grupos. En particular saludo a los fieles de Florencia, Foggia y Villa Castelli, y los monaguillos de Conselve con los familiares. Veo escrito allí abajo "Buen viaje" ¡Gracias! Os pido que me acompañéis espiritualmente con la oración en el viaje que comenzaré mañana. Como sabéis, me dirijo a Río de Janeiro en Brasil, en ocasión de la 28ª Jornada Mundial de la Juventud. Habrá muchos jóvenes allí, de todas las partes del mundo, y creo que esta puede llamarse la semana de la juventud, porque es precisamente la semana de la juventud. Los protagonistas esta semana serán los jóvenes. Todos aquellos que vayan a Río quieren escuchar la voz de Jesús, escuchar a Jesús. ¿Señor, qué debo hacer en mi vida? ¿Cuál es el camino para mí? También los jóvenes que estáis en la plaza ¿hay jóvenes en la plaza? También vosotros, jóvenes que estáis en la plaza, haced la misma pregunta al Señor: Señor Jesús, ¿Qué tengo que hacer en mi vida? ¿Cuál es el camino para mí?

Confiemos a la intercesión de la beata Virgen María, tan amada y venerada en Brasil, estas preguntas que harán los jóvenes allí, y ésta que haréis hoy vosotros. Y que la Virgen nos ayude en esta nueva etapa del peregrinaje.

A todos vosotros os deseo un feliz domingo.

¡Buen almuerzo! ¡Hasta luego!

Traducido del italiano por Rocío Lancho García

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Mirada al mundo


El diálogo es el nuevo nombre del desarrollo
Conferencia dictada por el secretario general del episcopado peruano en el Encuentro bilateral Perú-Chile

Por Redacción

TACNA, 21 de julio de 2013 (Zenit.org) - Con motivo del "Encuentro Perú–Chile sobre el rol de la Iglesia en las relaciones bilaterales", clausurado este sábado 20 de julio en Tacna y Arica, ofrecemos a nuestros lectores el discurso pronunciado por el secretario general de la Conferencia Episcopal Peruana, monseñor Lino Panizza Richero, OFM Cap.

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La Iglesia Católica en las relaciones entre Perú y Chile

El venerable Pablo VI advirtió al mundo en 1967 que "el desarrollo es el nuevo nombre de la paz", frase que inmortalizó en la encíclica Populorum Progressio y que el beato Juan Pablo II recogiera como título de su Mensaje por la Paz del año 2001.

El papa Montini lo hizo con la preocupación de quien veía a los líderes mundiales abalanzarse sobre las riquezas del mundo, muchas veces de forma egoísta y ambiciosa. Muchos olvidaban la corresponsabilidad al que estaban obligados los países desarrollados que buscaban el progreso, principalmente ante las economías más débiles de los países pobres, o en aquellas ex-colonias que gradualmente iban cediendo paso a nuevas libertades.

En su corazón de pastor universal sentía la necesidad de responder a la pregunta "¿Quién es mi prójimo?", formulada para probar a Cristo en el evangelio y que dio pie a la más grande enseñanza sobre la caridad, relatada a través de la parábola del Buen Samaritano.

Apuesta por el desarrollo

Han pasado varias décadas de este llamado del papa Montini y en una evaluación serena podemos decir que algunos países respondieron de manera consciente a esta advertencia, incluyendo en sus planes y acciones a largo plazo los valores de subsidiariedad y solidaridad, pilares firmes de la Doctrina Social de la Iglesia.

Muchos otros fueron los estados que, movidos por una ética religiosa --como la judeocristiana--, o por principios de humanidad intrínsecos de sus pueblos, han estado vigilando para que el mundo sea más humano, más justo y menos indiferente.

Allí tenemos la creación de importantes organismos internacionales a favor de la paz, del desarrollo y de la garantía alimentaria en los países más desfavorecidos.

También debemos valorar las iniciativas auténticas de los países que se comprometieron casi a perpetuidad en pos de crear un mundo mejor con los fondos contravalor o agencias de cooperación no reembolsables.

Una iniciativa loable es la Fundación alemana Konrad Adenauer que hoy nos auspicia, y que siguiendo la huella de uno de los fundadores de la Unidad europea, trabaja de modo incansable en el mundo para que la enseñanza social de la Iglesia pueda iluminar la toma de decisiones en gobiernos, universidades y organizaciones responsables de la formación de los líderes locales.

Hoy quisiera manifestar nuestro reconocimiento público a este compromiso en la persona de su representante en el Perú, y agradecerle por la generosidad del pueblo alemán.

Luz de las gentes

No cabe duda que fue la Iglesia universal, el Pueblo de Dios, la que respondió --o diría reaccionó--, de forma inmediata a la frase citada de Pablo VI. Hoy podemos ver cuánto bien le hizo a la Iglesia en su papel de ser "luz de la gentes" --como se denominó a sí misma en Vaticano II--, al haber incorporado claros conceptos de la Doctrina Social en sus enseñanzas y prioridades.

Hay un espíritu que inspira a todo creyente cuando sabe que trabaja por la comunión de los pueblos, el desarrollo integral de la persona o la inquietante opción preferencial por los pobres y por los jóvenes.

En América Latina hay un entusiasmo generalizado por mantener vigente la característica de "Continente de la esperanza", término utilizado por los últimos papas y que moviliza a misioneros, pastores y educadores en la siembra del Evangelio.

El desarrollo pide diálogo

Hoy que estamos reunidos los representantes de los episcopados de Chile y del Perú, y por ende nuestros pueblos, quisiera interpretar lo que es el deseo de los últimos papas post-Concilio Vaticano II, y a lo que se ha respondido con generosidad y renuncia.

Los invito a reconocer, por lo tanto, que "el diálogo es el nuevo nombre del desarrollo". Y no necesitamos muchos argumentos para entenderlo porque estos dos días de encuentro bilateral dejarán una huella en nuestra historia común.

Aunque el diálogo es algo intrínseco --por decir teológico--, para la Iglesia, además de imperativo para sus pastores, es importante que este sea evidente y señale un derrotero para el mundo que nos mira y que busca respuestas reales a nuestra predicación.

Un ejemplo de nuestros días es el papa Francisco, que nos habla mucho con sus gestos y un estilo de vida realmente coherente con el Evangelio.

Una historia en común

Hoy que acompañamos a los presidentes de los episcopados de dos países vecinos, en su afán de ratificar públicamente la hermandad enseñada por Cristo, debemos reconocer las semillas que se han sembrado por décadas en estos dos pueblos e Iglesias locales que acogen este evento internacional.

Y me refiero a Tacna y a Arica. Y recuerdo por parte del Perú a los obispos Óscar Alzamora y Hugo Garaycoa, reemplazados hoy en sucesión apostólica por monseñor Marco Antonio Cortéz aquí presente. Todos ellos, antes y ahora, con sus hermanos obispos de Arica --separados solo por una frontera geográfica pero unidos por un solo bautismo--, han tomado inciativas en respuesta a la vocación evangélica del diálogo, la unidad, y el cuidado de la creación, donde el hombre es el eje de todas las enseñanzas del magisterio social de la Iglesia.

Unidad pastoral

En este trabajo chileno-peruano, siempre estuvo presente el intercambio de reconocimientos a la expresión religiosa de nuestros pueblos, sea con la amadísima Virgen de las Peñas en Arica, como con el Señor de Locumba en Tacna.

Mención aparte merece la gran devoción de los chilenos al Señor de los Milagros, quienes cruzan la frontera por miles cada mes de octubre para acompañar a quien también es "su Cristo morado".

Un signo de unidad y comunión fue el compartir de recursos materiales y humanos para la puesta en marcha años atrás del seminario San José en Tacna, donde muchos seminaristas de la Diócesis de Arica fueron integrándose como alumnos durante su periodo de formación.

A partir del año 2000, las relaciones entre ambas iglesias se vieron fortalecidas, debido a que en Tacna se asumió el proyecto de Nueva Imagen de Diócesis (NIP), por lo que la participación de la comunidad ameritaba que se tenga una relación con el país vecino mucho más fluida, hubo una serie de reuniones para ir trabajando una pastoral que involucrara a los jóvenes y a las familias  de ambas ciudades. 

Por la dignidad humana

Desde el año 2002 ya se venía dando forma a lo en la Iglesia se veía como un gran reto: trabajar entre las iglesias locales en el tema de las migraciones. Y fue así que en el año 2004, con un encuentro tri-nacional con obispos peruanos, chilenos y bolivianos, que comparten espacios fronterizos, se dio partida oficial al trabajo pastoral con la ayuda de los sacerdotes misioneros de San Carlos Borromeo (Escalabrinianos).

Desde ese año las relaciones entre las iglesias de Arica y Tacna se vieron multiplicadas y fortalecidas, lo que permitió acompañar a las comunidades de origen en el tránsito y en su destino, acogerlos y asistirlos, tanto en sus necesidades básicas, como en todo su proceso de integración a la Iglesia en una nueva sociedad que los acoge.

Debemos tomar en cuenta la gran comunidad de peruanos que vive en Arica realizando faenas y oficios por las que son muy requeridos, así como el gran flujo de chilenos que vienen hasta Tacna para atenderse en los buenos servicios médicos que aquí se ofrecen, o para degustar cada fin de semana de la comida peruana.

Es emblemático que en estas tierras, que alguna vez albergaron equivocados ánimos de guerra y venganza, se trabajó --y aún se debe insistir--, en el trabajo pastoral en conjunto. Esto permitirá dar señales claras de integración, a la vez que la Iglesia cumple con su deber de evangelizar, celebrar y velar siempre para que la unidad querida por Cristo sea un reflejo cotidiano en la vida de sus hijos.

Hoy que celebramos la pronta canonización del beato Juan XXIII, quisiera terminar con el desafío que nos dejó el "Papa bueno" en su encíclica Pacem in Terris: “La autoridad política es hoy insuficiente para lograr el bien común universal. Por esta causa, será siempre necesario, por imperativos de la misma naturaleza, atender debidamente al bien universal, es decir, al que afecta a toda la familia humana” (cf. PT n.132).

Este es el llamado que recibimos todos hoy en este encuentro, lo que nos compromete en seguir trabajando por la paz y la concordia entre nuestros pueblos del Perú y de Chile.

Que Dios nos bendiga.

+ Lino Panizza Richero, OFM Cap
Obispo de Carabayllo
Secretario General de la Conferencia Episcopal Peruana

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Dar un testimonio vivo de fraternidad
Ponencia del secretario general del episcopado chileno en el Encuentro bilateral Perú-Chile

Por Redacción

TACNA, 21 de julio de 2013 (Zenit.org) - Con motivo del "Encuentro Perú–Chile sobre el rol de la Iglesia en las relaciones bilaterales", clausurado este sábado 20 de julio en Tacna y Arica, ofrecemos a nuestros lectores el discurso pronunciado por el secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile, monseñor Ignacio Ducasse Medina.

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El rol de la Iglesia Católica en el presente y futuro
de las relaciones entre Perú y Chile

Hermanos Obispos,
Estimados (as) participantes en este Encuentro fraterno de diálogo:

Invitados por el Instituto de Estudios Social Cristianos del Perú y por la Comisión Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Chile, hemos querido congregarnos en esta instancia de encuentro y diálogo, conscientes de la relevancia de promover y cultivar los lazos de fraternidad que unen a los pueblos hermanos de Perú y Chile, y decididos a renovar el compromiso de nuestras Iglesias por contribuir a solidificar esa hermandad.

Este diálogo transcurre en el contexto de un diferendo limítrofe entre los Estados que está siendo dirimido por un tribunal internacional. Pero bien sabemos que la relación entre dos pueblos es mucho más que la relación de dos Estados o entre dos Iglesias.

Las Iglesias de Perú y Chile hemos construido, especialmente en los últimos decenios, una vinculación fraternal que va mucho más allá de los protocolos. Del mismo modo en que los pueblos vecinos de Arica y de Tacna –ciudad que hoy nos acoge-, conviven cotidianamente en una relación sin mayores traumas, las respectivas diócesis han vivido un proceso de continua y progresiva integración, con importantes consecuencias pastorales y sociales. En esto también han participado nuestros hermanos de las diócesis vecinas de Bolivia, y específicamente en las instancias de la Pastoral Juvenil hemos realizado juntos fructíferas experiencias conjuntas.

Las fronteras geográficas no parecen ser impedimento para que nuestros pueblos se reconozcan, respeten y dispongan al encuentro.

Acoger al migrante: desafío y tarea

Más de 350 mil migrantes residen en Chile, en su mayoría procedentes de Perú. Esto se complementa con otros 850 mil compatriotas que residen en el exterior. Esta situación ha generado una constante preocupación de los diferentes actores de la sociedad chilena en orden a configurar un nuevo modo de convivir, una nueva política y un nuevo marco normativo acordes a esta particular realidad migratoria.

Además de la presencia activa del Episcopado chileno a través del diálogo cotidiano del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal con las autoridades de los respectivos Gobiernos, otro organismo del Episcopado, el Instituto Católico Chileno de Migración (INCAMI), ha prestado un servicio invaluable en este sentido, con una voz de alerta siempre activa en la promoción del respeto a la dignidad de las personas extranjeras y del reconocimiento de este valor en las normas vigentes.

Ese servicio ha dado importantes frutos: además de la implementación de normas internacionales de protección a migrantes, en el contexto de los procesos regionales de consulta sobre migraciones, al Estado de Chile le ha correspondido,junto a otras naciones hermanas de América Latina, impulsar una agenda regional de las migraciones internacionales, promoviendo en ella el respeto de los derechos de los migrantes y los deberes de los Estados y de los mismos migrantes con respecto a las normativas internacionales sobre migraciones.

INCAMI es, en Chile, no sólo un actor católico en interlocución con el Estado. También es el referente de consulta, apoyo, orientación y también amparo al que acuden periódicamente numerosas familias inmigrantes. A cargo de misioneros scalabrinianos y con una red multidisciplinaria de apoyo en el seno de la Pastoral Social Caritas, el Instituto Católico Chileno de Migración es en nuestro país el rostro pastoral de la acogida cristiana a los hermanos y hermanas extranjeros. Con su acompañamiento activo, las diócesis del país y, en cada una de ellas, las parroquias, colegios y demás instituciones católicas van asumiendo como parte de su misión la tarea de acoger a los hermanos migrantes e incorporarlos al tejido social y eclesial.

En Santiago de Chile, capital que acoge a miles de familias peruanas, la antigua parroquia Italiana, sede original de la Pastoral Migratoria, pasó a denominarse “Parroquia Latinoamerica”. Las banderas de las naciones hermanas es el marco colorido que acoge a personas de diversas naciones, en un flujo siempre activo y permanente, que incluye vida eucarística y sacramental, formación pastoral y social, asesoría jurídica y profesional, contactos con los órganos del Estado y un servicio de colocación laboral para extranjeros, entre otras tantas actividades propias de su misión.

Pero, como se explicaba en una reciente Jornada Migratoria efectuada en Chile, del mismo modo que a los productos que cruzan las fronteras se les grava con un impuesto o se les aplica algún tipo de inspección o revisión, a las personas que proceden del extranjero se les suele aplicar un sello de sospecha y rechazo. Se sospecha del otro simplemente por ser otro y diverso. Iluminados por la fe, el ser otro no es una barrera sino la oportunidad de un encuentro. Jesús nos recuerda, en la parábola del buen samaritano, que la persona distinta es mi prójimo, es mi hermano (Lc 10, 25-37).

Para un cristiano nunca la presencia de un hermano extranjero es parte de una “marea sucia” que incomoda o que debe ser bloqueada. Al contrario, no es solo una oportunidad para hacer posible el diálogo entre pueblos, un abandono de las trincheras del pasado y una invitación a un nuevo trato en la convivencia social, sino una posibilidad a dar un auténtico sentido de trascendencia a las relaciones humanas, tanto personales como sociales, tanto más entre pueblos marcados por la misma matriz evangélica.

Iglesia, sacramento de comunión de sus pueblos

Como bien valora el Documento conclusivo de Aparecida, en América Latina y El Caribe se aprecia una creciente voluntad de integración regional con acuerdos multilaterales.

“Al origen común se une la cultura, la lengua y la religión, que pueden contribuir a que la integración no sea sólo de mercados, sino de instituciones civiles y sobre todo de personas. También es positiva la globalización de la justicia, en el campo de los derechos humanos y de los crímenes contra la humanidad, que a todos permitirá vivir progresivamente bajo iguales normas llamadas a proteger su dignidad, su integridad y su vida” .

Aparecida afirma que el proyecto del Reino de Dios está presente y es posible en el actual contexto sociocultural del Continente, y por ello los obispos aspiran a una “América Latina y Caribeña unida, reconciliada e integrada” . Y añaden que en el escenario de una sociedad globalizada, para discernir los desafíos comunes que enfrentamos los pueblos de América Latina es necesaria una comprensión global y una acción conjunta.

Cito el Documento de Aparecida: “Creemos que ‘un factor que puede contribuir notablemente a superar los apremiantes problemas que hoy afectan a este continente es la integración latinoamericana’. 

Por una parte, se va configurando una realidad global que hace posible nuevos modos de conocer, aprender y comunicarse, que nos coloca en contacto diario con la diversidad de nuestro mundo y crea posibilidades para una unión y solidaridad más estrechas a niveles regionales y a nivel mundial. Por otra parte, se generan nuevas formas de empobrecimiento, exclusión e injusticia. El Continente de la esperanza debe lograr su integración sobre los cimientos de la vida, el amor y la paz” .

Junto a los pastores de Aparecida, podemos reafirmar hoy que la “Iglesia de Dios en América Latina y El Caribe es sacramento de comunión de sus pueblos. Es morada de sus pueblos; es casa de los pobres de Dios. Convoca y congrega a todos en su misterio de comunión, sin discriminaciones ni exclusiones por motivos de sexo, raza, condición social y pertenencia nacional” .

Al asumir este desafío como una experiencia singular de proximidad, fraternidad y solidaridad, estamos conscientes de que nuestro ser común es mucho más que una suma de pueblos. Lo valoró Juan Pablo II en Santo Domingo y lo recordaron los Obispos en Aparecida:

“Una y plural, América Latina es la casa común, la gran patria de hermanos de unos pueblos a quienes la misma geografía, la fe cristiana, la lengua y la cultura han unido definitivamente en el camino de la historia” .

La unidad que anhelamos y promovemos

Así como para todo nuestro continente, de un modo especial para nuestros pueblos peruano y chileno quisiéramos lo que el Documento de Puebla denomina una “integración justa” . La unidad que anhelamos, lejos de cualquier uniformidad, se enriquece y fortalece con las identidades diversas de cada pueblo, nación y cultura.

Tomar conciencia común de las profundas contradicciones en nuestras realidades particulares ya constituye un gran paso hacia la integración chileno-peruana y peruano-chilena. Nos une la geografía. Nos unen los preciosos dones que el Señor nos concedió a esta porción del universo. Nos une la fe y la religiosidad. Nos unen tantas tradiciones culturales comunes y cercanas. Nos une la historia en tantos sueños y luchas compartidas.

Pero lamentablemente, “se trata de una unidad desgarrada porque está atravesada por profundas dominaciones y contradicciones, todavía incapaz de incorporar en sí “todas las sangres” y de superar la brecha de estridentes desigualdades y marginaciones. Es nuestra patria grande pero lo será realmente “grande” cuando lo sea para todos, con mayor justicia. En efecto, es una contradicción dolorosa que el Continente del mayor número de católicos sea también el de mayor inequidad social” .

A las Iglesias locales nos corresponde una misión relevante: invitar a las autoridades y a los líderes sociales a ser cada vez más fieles al sentir y al deseo de los pueblos y su vocación de fraternidad. Que las luchas internas de poder, los vaivenes de la política y los intereses de los grandes grupos económicos no impongan miradas parciales, unilaterales o transitorias que opaquen la disposición genuina a fortalecer los lazos de hermandad, reconociendo las diferencias sin necesidad de anularlas por decreto.

La “integración” es una atractiva palabra para el discurso, sobre todo en contextos electorales. Pero no podemos olvidar como dice Aparecida que los retrasos en la integración tienden a profundizar la pobreza y las desigualdades, mientras las redes del narcotráfico se integran más allá de toda frontera. No obstante que el lenguaje político abunde sobre la integración, la dialéctica de la contraposición parece prevalecer sobre el dinamismo de la solidaridad y amistad. La unidad no se construye por contraposición a enemigos comunes sino por realización de una identidad común” .

A nuestras comunidades eclesiales corresponde animar a cada pueblo para construir “una casa de hermanos donde todos tengan una morada para vivir y convivir con dignidad” . Como decimos en la Oración por Chile “que cada uno tenga pan, respeto y alegría”, si en dicha oración lo decimos por las personas, también lo podemos decir por los pueblos. Que en sus Iglesias locales las personas y familias peruanas y chilenas hallen siempre una voz educadora que les conduzca hacia la fraternidad entre los hermanos, hijos de un mismo Padre que nos ama y perdona. Solo desde una Iglesia que acoge y no margina, que escucha y no impone, daremos testimonio vivo que invite a la fraternidad entre los pueblos hermanos.

Como Iglesia chilena seguiremos trabajando incansablemente para que nuestros pueblos avancen en una actitud de acogida a los migrantes, superando los peligrosos prejuicios y discriminaciones. Se trata de hacer realidad aquello que reza la popular canción “y verás como quieren en Chile al amigo cuando es forastero”.

Y ante las divergencias transitorias entre los Estados, apelaremos a la vocación permanente de fraternidad, ayudando al necesario clima de serenidad y prudencia, de oración y de paz, de respeto y cultura cívica que ambos pueblos se merecen y han demostrado a lo largo de la historia.

¡Muchas gracias!

+ Ignacio Ducasse Medina
Obispo de Valdivia
Secretario General
Conferencia Episcopal de Chile

Tacna, 19 de julio de 2013

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Educación


El desafío de la enseñanza católica en el mundo de hoy
Congreso Mundial de Universidades Católicas celebrado en Universidad Pontificia Católica de Minas Gerai, Belo Horizonte

Por Redacción

ROMA, 21 de julio de 2013 (Zenit.org) - En el marco de la Jornada Mundial de la Juventud, la Universidad Pontificia Católica de Minas Gerai en la ciudad brasileña de Belo Horizonte ha celebrado el Encuentro Latinoamericano de Pastoral Universitaria y el Congreso Mundial de Universidades Católicas. El encuentro ha tenido lugar entre los días 18 y 21 de julio de 2013, en el campus Coração Eucarístico, de Belo Horizonte.

Durante estos días se han celebrado debates, talleres, minicursos, espiritualidad, presentaciones de trabajos, fórums, conferencias, mesas redondas y eventos culturales.  “Desafíos para la educación católica en nuevo milenio”, “Crisis y sentido de la fe”, “espiritualidad y comunicación”, “desafíos para un amor integral”, “vocación y vida profesional”, “universidad cultura de la paz”, y “discípulos en todas las naciones", son algunos de los temas tratados durante el congreso.

“Hemos pensado que aprovechando la JMJ, aquí podemos traer el congreso mundial y el encuentro latinoamericano de pastoral, no es algo de la espontaneidad. Sino algo organizado y hemos ido congregando a muchos países. Participaran representantes del Celam y de la Conferencia Episcopal Brasileña”, expresó la religiosa María Eugenia Lloris, organizadora del evento en declaraciones recogidas por Diario Católico.

Así mismo la religiosa habló de los elementos comunes entre las pastorales universitarias. “Queremos ver que tenemos de común entre las universidades, nuestro lema será: nuevos sentidos, nuevos tiempos. Queremos encontrar las líneas que nos unifiquen como pastoral universitaria en toda Latinoamérica”.

Por su parte el presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil, el cardenal Raymundo Damasceno dijo sobre los jóvenes que “cuando los veo, me doy cuenta que hay mucha esperanza que se va volviendo presente con la participación inteligente y de fe de todos ustedes en las universidades y en todos los aspectos de la sociedad".

El arzobispo de Belo Horizonte, monseñor Walmor Oliveira de Azevedo, expresó en el acto de inauguración del congreso:  “A partir de este congreso debemos examinar la sociedad y también la Iglesia, desde nuestras universidades católicas y comprender el camino que debemos emprender hacia una vida solidaria y justa para todos”.

También el rector de la Universidad Pontifica  Católica de  Minas Gerai, sede del congreso, destacó durante su intervención que “la tarea de la universidades católicas es ir en la misma dirección, ayudándonos todos, en estos nuevos tiempos y nuevos sentidos. Siendo portadores del mensaje de Cristo en nuestra enseñanza”.

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Familia


El papa inscrito en la Peregrinación de las Familias
Confirmada la presencia del santo padre en las dos jornadas del Encuentro que se celebrará en octubre

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 21 de julio de 2013 (Zenit.org) - Ya es oficial la presencia del papa Francisco en las dos jornadas llamadas “¡FAMILIA, VIVE LA ALEGRÍA DE LA FE! Peregrinación de las Familias a la Tumba de San Pedro para el Año de la Fe”, organizado por el Año de la Fe, que tendrán lugar en Roma el 26 y 27 de octubre de 2013, 

Lo ha anunciado a través de un comunicado el Pontificio Consejo por las Familias. El Pontífice, que ha dedicado dos números de su encíclica a la familia, estará presente con los peregrinos en la plaza de San Pedro en la tarde del sábado 26 y presidirá la Santa misa el domingo 27.

El sábado 26 de octubre, familias procedentes de todo el mundo caminarán una junto a la otra en la alegría de la fe, compartiendo historias y experiencias de vida familiar. Se ha organizado una marcha que se desarrollará desde la plaza del Popolo (llegando a partir de las 12.00) hasta la plaza de San Pedro. En el comunicado se explica que sólo los que participen en esta marcha tendrán garantizado un puesto reservado en los primeros sectores en la plaza de San Pedro para el encuentro con el Santo Padre.

Desde la web del Pontificio Consejo invitan a todos los que no se hayan inscrito todavía a hacerlo, recordando que la inscripción al evento es gratuita.

http://www.familiam.org/pls/pcpf/V3_S2EW_CONSULTAZIONE.mostra_pagina?id_pagina=4338

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Jornadas Mundiales de la Juventud


A 2 días de la JMJ: 350.000 peregrinos inscritos
Algunos datos sobre lo que será Río de Janeiro la próxima semana

Por Redacción

ROMA, 21 de julio de 2013 (Zenit.org) - En los últimos datos ofrecidos por la organización de la JMJ,  350.000 peregrinos están inscritos a esta gran fiesta preparada en Río de Janeiro. Por otras Jornadas Mundiales de la Juventud se sabe que los peregrinos inscritos suelen representar una tercera parte de los que finalmente asisten, ya que para acudir a la JMJ no es obligatorio inscribirse.

Los  10 países con mayor número de inscritos son principalmente de América aunque también hay de Europa: Brasil, Argentina, EEUU, Chile, Italia, Venezuela Francia, Paraguay, Perú y México.

En total casi 800 artistas entre cantantes, bailarines, actores y músicos participarán en los Actos Centrales. Además 60.000 voluntarios que estarán trabajando para ayudar en el buen funcionamiento del evento.

Serán 273 los locales para las catequesis, que serán impartidas en 26 idiomas. En la Feria Vocacional estarán expuestos 100 confesionarios y 100 comunidades y congregaciones que desde sus stands darán a conocer su espiritualidad a los jóvenes que les visiten. Para las eucaristías han sido producidas 4 millones de hostias.

A esta Jornada Mundial de la Juventud se han inscrito 644 obispos, de los cuales 28 son cardenales; 7814 sacerdotes y 632 diáconos.

El escenario de Copacabana será uno de los lugares centrales de la Jornada. Es un proyecto de Abel Gomez, y tiene un área de 3.115 m2.  El papa estará situado a 8 metros de altura del nivel de suelo, donde se situará el presbiterio. La cruz ubicada en el fondo del escenario tiene 17 metros de altura. También se han colocado pantallas para poder facilitar la visión a todos los peregrinos presentes.

Otro de los centros más importantes de la JMJ será Guaratiba. El arzobispo de la arquidiócesis de Río y presidente del Comité Organizador Local de la JMJ Río2013 (COL), Don Orani Joao Tempesta, propuso al Papa Benedicto XVI que el local de la vigilia y misa de envío de la Jornada Mundial de Jóvenes, en Guaratiba, fuera llamado “Campus Fidei” (“Campo de la Fe”). La propuesta fue realizada en un encuentro, el día 24 de enero en Roma, con el Papa Benedicto XVI, miembros del Pontifico Consejo para los Laicos (PCL) y el Dr. Alberto Gasbarri, persona responsable por los viajes internacionales del Santo Padre. Según Don Orani, el objetivo sería dar un nombre único al local durante la JMJ, ya que cada terreno tiene un nombre diferente.

El escenario que se encuentra allí es un proyecto de João Uchoâ de 4000 m2 y tiene capacidad para acomodar a 750 personas y tiene una cruz central de 33 metros de altura, número que hace alusión a la edad de Cristo.

El Campus Fidei (Guaratiba) es un terreno del 1.362.000 m2. Dividido en 22 parcelas, el área de cada parcela corresponde a siete campos como el de Maracaná.  Se han creado 4.673 aseos para los peregrinos, de los cuales 270 están adaptados para personas con discapacidad física. En total se han preparado 12 millones de litros de agua para el evento.

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SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


San Lorenzo De Brindisi
«Excelso capuchino, Doctor de la Iglesia y Doctor Evangélico, maestro en virtud y sabiduría»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 21 de julio de 2013 (Zenit.org) - Al día siguiente de nacer en Brindisi, Italia, el 22 de julio de 1559, Lorenzo fue bautizado con el nombre de Julio César. Tal vez sus padres intuían que él también sería grande, infinitamente más que el valiente emperador y líder romano, porque este niño estaba llamado a dar gloria a Cristo y a su Iglesia, de la que a su tiempo sería nombrado doctor. El pequeño era delicioso en su trato: afable, sencillo, dócil y humilde, virtudes que se acrecentarían con los años. De modo que cuando murió su padre cuando él tenía 7 años, y fue acogido en el convento entre los niños oblatos, su presencia en las aulas constituyó una bendición. Además de su excelente carácter, tenía inteligencia, y una memoria excepcional, lo cual hizo de él un alumno más que aventajado. Perdió a su madre en la adolescencia y fue enviado a Venecia junto a un tío sacerdote que estaba al frente de un centro docente privado. Allí tomó contacto con los padres capuchinos y decidió ingresar en la Orden. Entró sabiendo lo que significaba la vida de consagración, con sus renuncias y contrariedades. Pero cuando el superior le informaba, simplemente preguntó: «Padre, ¿en mi celda habrá un crucifijo?». Al recibir respuesta afirmativa, manifestó rotundo: «Pues eso me basta. Al mirar a Cristo crucificado tendré fuerzas para sufrir por amor a Él cualquier padecimiento».

Tomó el hábito en 1575 y el nombre de Lorenzo. Profesó en 1576 y se trasladó a Padua para cursar estudios de lógica, que completó después en Venecia con los de filosofía y teología. En esta etapa ya comenzó a atisbarse su extraordinaria capacidad para penetrar en problemas de índole antropológica y teológica. La Sagrada Escritura no tenía secretos para él. Tanto es así, que confidenció a un religioso que de perderse la Biblia podría recuperarse plenamente porque la tenía grabada en su mente. Fue autodidacta en el estudio de las lenguas bíblicas sorprendiendo hasta a los propios rabinos con su excepcional preparación y dominio de la literatura rabínica. La oración y el estudio eran los polos sobre los que gravitaba su vida; no podía decirse donde comenzaba la una o culminaba la otra, y viceversa. Aludía a la oración diciendo: «¡Oh, si tuviésemos en cuenta esta realidad! Es decir que Dios está de verdad presente ante nosotros cuando le hablamos rezando; que escucha verdaderamente nuestra oración, aunque si solo rezamos con el corazón y con la mente. Y no sólo está presente y nos escucha, sino que puede y desea contestar voluntariamente y con máximo placer nuestras preguntas».

Ordenado sacerdote en Venecia en 1582 se convirtió desde entonces en un ministro de la Palabra fuera de lo común. Poseía para ello unas dotes formidables a todos los niveles. La predicación la conceptuó como: «Misión grande, más que humana, angélica, mejor divina». Los fieles que le escuchaban quedaban subyugados porque hablaba «con tanto celo, espíritu y fervor, que parecía salirse fuera de sí, y, llorando él, conmovía también al pueblo hasta las lágrimas». Cuidaba sus sermones con oraciones que podían prolongarse varias horas, y penitencias. La celebración de la Santa Misa, usualmente de larga duración, junto a su meditación en los pasajes evangélicos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo eran igualmente prioritarias en su quehacer. A la exigencia del carisma capuchino, añadía mortificaciones diversas aún a costa de su salud. Pero se preparaba para ser un santo sacerdote. Su «libro» era la Sagrada Escritura. Para dilucidar lo que debía decir se postraba a los pies de una imagen de María, tomando nota in situ de lo que le era inspirado. En Cuaresma su comida, que ya era frugal de por sí, se reducía a la mínima expresión.

Fue lector, guardián, maestro de novicios, vicario provincial, provincial, definidor general y general de la Orden. Fidelísimo y obediente cumplidor en todas las misiones, destacaba también por sus dotes diplomáticas; eran singulares. Así logró, entre otras, la reconciliación de gobernantes enemistados, y defendió a la Iglesia ante los turcos. Su dominio de lenguas, entre las que se hallaba la hebrea, le permitió llevar a cabo exitosamente la misión que el papa Clemente VIII le encomendó: la conversión de los judíos. Impulsó la fundación de la Orden en Praga superando toda clase de pruebas y dificultades, penurias y enfermedades, injurias y atropellos. La fecundidad apostólica que surgía tras su predicación le atraía no pocas hostilidades de los adversarios de la fe. Abrió otros conventos en Europa, entre ellos los de Viena y Graz. Cuando fue elegido general tenía 43 años y un vastísimo territorio que visitar; lo hizo a pie. Así recorrió gran parte de Italia y de Europa; pasó también por España. Nunca aceptó tratos de favor; quiso ser considerado como los demás y participó en todas las tareas domésticas con humildad y gozoso espíritu. Dejó escritas numerosas obras. Los grandes hombres, gobernantes y religiosos se rindieron a este santo que falleció en Lisboa el 22 de julio de 1619, cuando tenía 60 años. Había ido con la intención de entrevistarse allí con el rey de España, Felipe III, para mediar por los derechos de los ciudadanos napolitanos vulnerados por el gobierno local. Fue canonizado por León XIII el 8 de diciembre de 1881. En 1959 Juan XXIII lo declaró Doctor de la Iglesia, añadiendo el título de Doctor Evangélico.

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