NOTA DE PRENSA

El Dr. José Ignacio Prats señala que la comunidad cristiana hace frente a la pobreza material con la comunión

  • .- El Vicerrector de Profesorado de la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir”, Dr. José Ignacio Prats, ha afirmado hoy que “lo propio de sacerdotes, religiosos y laicos es la comunión”. “La comunidad cristiana, con sus diferentes formas de vida, que vive con radicalidad el evangelio, hace frente así a la pobreza material; como dice S. Juan, ‘Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?’ (1ª Jn 3, 17)”.

 

SANTANDER | 08.08.2013


El Vicerrector de Profesorado de la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir”, Dr. José Ignacio Prats, ha afirmado hoy que “lo propio de sacerdotes, religiosos y laicos es la comunión”. “La comunidad cristiana, con sus diferentes formas de vida, que vive con radicalidad el evangelio, hace frente así a la pobreza material; como dice S. Juan, ‘Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?’ (1ª Jn 3, 17)”.

Por ello, el profesor Prats ha asegurado que “debe resonar entre nuestros contemporáneos el grito de admiración que provocaba la primitiva iglesia en los paganos: ¡Mirad cómo se aman! Es la hora de que el ilustrado “¡atrévete a pensar!” (sapere aude) sea integrado en el “¡atrévete a amar”! (amare aude)”.

Este pedagogo y Doctor en Psicología ha intervenido en el curso de pensamiento cristiano “Nuevos signos, nueva evangelización: el evangelio y los pobres”, que celebra la Universidad Católica de Valencia en el Seminario Monte Corbán, en el marco de sus cursos de verano en Santander, con una ponencia titulada “Sacerdotes, religiosos y laicos ante los pobres”.

De este modo, este experto se ha referido a tres pobrezas, “la que se da en relación al dinero, la que dimana del neopaganismo contemporáneo y la pobreza por falta de palabra” para tratar de mostrar cómo sacerdotes, religiosos y laicos responden a ellas.

Respecto de la pobreza material, el Dr. Prats ha subrayado, en alusión a San Clemente, que “cuando Cristo dice vende todo lo que tienes no manda desechar nuestra hacienda, sino expulsar del alma lo relativo a las riquezas, la desenfrenada codicia, la apetencia y locura por ellas”. “No quiere que seamos pobres materialmente sino libres, desnudar el alma misma y arrancar de raíz las pasiones que en ella subyacen”, ha añadido.

En este sentido, el profesor ha animado a los participantes en el curso de verano a “practicar esta ‘pedagogía del despoje’, no ya para ser cristiano sino hasta para vivir adecuadamente nuestra existencia, que es también un camino de dejación”.

En segundo lugar, el ponente se ha referido a la soledad como a una pobreza del hombre neopagano. “El hombre contemporáneo se ha quedado solo, obligado a re-crearse a sí mismo para ir a ninguna parte. Ésta es su gran indigencia, ha quedado a la intemperie con el propio yo como última referencia”, ha asegurado. “Las personas –como afirma Dostoiewsky- han llegado a un nivel en que todo lo que miente y vuelve a mentir la mente humana les es muchísimo más creíble que la verdad”, ha añadido.

Sin embargo, tal y como ha considerado el profesor Prats, “esta indigencia en que se encuentran los hombres de hoy les convierte en personas sedientas de amor y de verdad y, de forma paradójica, ingenuamente abiertas y especialmente necesitadas”. Por todo ello, ha citado al Papa Francisco, quien en su Carta Encíclica Lumen Fidei escribe que “cuando el hombre piensa que, alejándose de Dios, se encontrará a sí mismo, su existencia fracasa. La salvación comienza con la apertura a algo que nos precede, a un don originario que afirma la vida y protege la existencia”.

En tercer lugar, el Vicerrector de Profesorado, ha realizado una alusión a la pobreza provocada por falta de palabra, ya que ésta “descubre la realidad y des-vela su sentido”. “Hoy las palabras son, a menudo, ambiguas, vacías de contenido, privadas de verdad, convertidas en meras etiquetas retóricas”, ha expresado. De hecho, “la mayor conectividad entre las personas parece guardar relación inversa con la comunicación franca y sincera; nos resulta difícil entendernos. La pérdida de la comunión interpersonal nos aboca a otra pobreza: la confusión del lenguaje.

Finalmente, este experto se ha referido a la misión de los cristianos ante estas situaciones, y ha señalado, al respecto, que “la Iglesia es esencialmente misterio de comunión” y, por tanto, “hay una exigencia intrínseca, restablecer la relación, el diálogo, procurar la apertura necesaria allí donde la indiferencia, la incomprensión o el odio han cerrado las entrañas y los hombres ya no tienen misericordia”.

“La comunión abre a los hombres una perspectiva de futuro, liberándolos de otra pobreza mayor, de la soledad y del solipsismo del presente, y establece, frente a la otra pobreza, la incomunicación, un diálogo franco y sin temor, una palabra verdadera que nace de la Palabra”, ha expresado.

 

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