1.08.13

Un año y una semana en Infocatólica

A las 9:32 AM, por Jorge
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Sabía que fue por ahora. El caso es que he echado un vistazo al blog y veo que hoy hace un año y una semana que comencé a escribir en Infocatólica. No está nada mal.

La estadística es lo que es, pero no me he resistido a echar un vistazo a algunos números, aunque me faltan posibilidades o capacidades para un análisis serio. Pero puedo adelantar, ya sé que no es ningún record, que en este año este blog ha recibido algo más de cuatrocientas mil visitas, con casi ochocientas mil descargas de página. No sé si es mucho, poco o regular, pero en cualquier caso no me quejo.

Servidor tiene la costumbre de escribir casi cada día, lo que me hace suponen que en este año he pasado de las trescientas entradas con creces. Si en cada entrada hay un par de meteduras de pata, puedo aproximarme a las setecientas, por tanto setecientas peticiones de perdón por ellas.

Agradezco a todos la buena acogida que me han dispensado, prueba de la cual son los múltiples comentarios que van suscitando, a veces hasta pasar de los cien. Pero sobre todo quiero destacar, más que el número de ellos, su calidad y su seriedad. Los comentaristas son el gran lujo de Infocatólica.

Ya saben cómo es uno, sin que eso sirva de disculpa. Reconozco que no sé escribir del todo en serio y que a veces pudiera molestar mi ironía. Por otra parte, si no ponemos un poco de sal en el guiso, todo acaba sabiendo a puchero de enfermo. Creo, después de mucho pensarlo, que es que además estamos perdiendo el sentido del humor, cosa trágica sin dudarlo.

De momento, y si el director no me dice nada en contra, me temo que van a tener que seguir aguantándome. Unas veces esas anécdotas que hacen entretenida la vida parroquial. Otras, los proyectos que nos mueven en la parroquia. Reflexiones pastorales, comentarios a la actualidad, ocurrencias, divagaciones. Da tiempo para todo.

Agradezco a Luis Fernando y a los compañeros de Infocatólica la confianza, sus consejos, observaciones y buen humor, que eso tenemos a raudales. Agradezco a los lectores y comentaristas su paciencia, reflexiones, matices y puntualizaciones. Y de verdad mis disculpas a los que de alguna manera se hayan podido sentir molestos o heridos. No fue mi intención, aunque el daño se hizo.

No dejen de hacerme llegar sus consejos, observaciones y sugerencias. Y si ven que no acabo de ser el cura que debiera ser, piensen en aquella famosa frase de san Josemaría cuando le hablaron de unos sacerdotes que no parecían especialmente santos: “¿Así que vuestros sacerdotes no son santos? Eso es señal de que rezáis poco por ellos”, y recen por mí.