Al terminar el Congreso Internacional Ciencia y Vida celebrado en Madrid.

Se hace pública la Declaración «Ciencia, humanismos y posthumanismos»

 

El congreso tuvo lugar en la Universidad San Pablo CEU de Madrid, del 22 al 24 de julio pasados. Organizado por la Fundación Interamericana Ciencia y Vida, que se dedica a difundir la cultura de la vida en todo el mundo, así como la defensa de la familia, la educación y los derechos naturales del hombre, los congresistas publicaron una Declaración final que proclama «la urgencia de proteger el quehacer científico de la aspiración de poder que pretende controlar, cuando no diseñar, la vida de los demás», denuncia que «a nuestra ciencia le falta alma» y pide que se fomente «ese ámbito de amor desinteresado al conocimiento y al saber, que es en definitiva un amor al ser humano»

07/08/13 2:15 PM


(Agencias/InfoCatólica) En la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación tuvo lugar el XVIII Congreso Internacional Ciencia y Vida, que se centró en la Cultura de la Vida. Para muchas personas no hay causa más noble que la que se centra en proteger el derecho más básico del cual nacen todos los demás derechos: el derecho a la vida.

La Fundación Interamericana Ciencia y Vida se dedica a difundir la cultura de la vida en todo el mundo propiciando, entre otras actividades, los congresos mundiales provida, los congresos Ciencia y Vida y la Universidad Libre Internacional de las Américas (ULIA), una universidad provida, gratuita y a distancia que funciona desde el año 2001. La FICV, entre otras causas relacionadas con la vida y la familia, también apoya el homeschooling (educación en familia).

El tema general del congreso de este año fue «Ciencia, humanismos y posthumanismos» y se resaltó la importancia de entender al ser humano como digno en sí: el primer derecho, el derecho a la vida, no es posterior a ningún otro como pretenden las corrientes del post/transhumanismo o la bioética del perfeccionamiento.

Estas fueron algunas de las ponencias desarrolladas en el Congreso: La comprensión de los valores para el desarrollo humano, y de la ciencia y la tecnología, de Ana Teresa López de Llergo; Formación moral y sistema educativo. (Educación para la ciudadanía; una experiencia española), por José Mª Martí; ¿Es ética la manipulación y el diseño genético en el hombre?, por Nicolás Jouve de la Barreda; La supuesta racionalidad de la educación para la salud sexual y reproductiva en América Latina, por Neldy Mendoza; Instrucción de la solidaridad frente a instrucción por la eficiencia, por Rosario Athie; La propuesta de inmortalidad tecnoinducida y el «totalismo cibernético» de Raymond Kurzweil. Algunas consideraciones antropológicas, por Francisco Baciero y Personalismo Biojurídico, por Marta Albert.

Al concluir el Congreso, se hizo pública la declaración «Ciencia, Humanismos y Posthumanismos»:

Reunidos en la ciudad de Madrid en el XVIII Congreso Internacional Ciencia y Vida con el fin de reflexionar sobre «Ciencia, humanismos y posthumanismos» y uniéndonos al espíritu de las declaraciones de Bogotá, Asunción, Caracas, Guatemala, Valencia, Cancún, Montevideo, Querétaro, Buenos Aires, San José, México, Cartagena y Guadalajara, con ánimo de contribuir a la comprensión científica del ser humano y su contexto y preocupados por el aumento de poder que el desarrollo tecnológico otorga a individuos e instituciones que sin respeto a la vida humana pretenden condicionar su futuro y diseñar nuevas realidades al albur de sus personales designios e intereses,

PROCLAMAMOS:

1.- La urgencia de proteger el quehacer científico de la aspiración de poder que pretende controlar, cuando no diseñar, la vida de los demás. El respeto incondicional a cada vida humana, sea cual sea su condición y fase de desarrollo es una premisa básica de todo progreso. A la ciencia, como a la política o al ejercicio de cualquier profesión, deben brindarse las seguridades y protección necesarias para que su función no sea usurpada por intereses económicos o por designios manipuladores que muchas veces tienen como seña de identidad la banalización y menosprecio de la vida indefensa, no autónoma, o en proyecto.

2.- La necesidad de cambiar el modo como percibimos el progreso y desarrollo humanos. La inclusión del enfoque de la privación debe ser uno de los puntos básicos en la medición comparativa de logros y carencias. En este sentido abogamos por centrar la atención en los más desfavorecidos con criterios de máxima inclusión y alejarnos de valoraciones conglomerativas basadas en la riqueza a la hora de medir la calidad de vida, excelencia, o nivel de desarrollo de los colectivos humanos.

3.- La pertinencia de alertar sobre las posibilidades reales de deshumanización con que amenazan ciertas modas y ficciones científicas. No podemos ignorar que tras la aparente bondad que pretende regalar derechos a animales naturales o artificiales, a robots, o a nuevas especies superiores de humanos manipulados artificialmente, se esconde un peligro real para la vida humana real tal y como la conocemos con su libertad constitutiva y modo de ser.

4.- La conveniencia de establecer un tribunal penal internacional ante el que los que experimentan con vidas humanas, las usan como medio de producción, o simplemente las destruyen en las fases iniciales de su desarrollo, rindan cuentas. Se hace necesario acabar con la impunidad con que operan ciertos científicos, médicos y sanitarios, destruyendo y manipulando seres humanos al amparo de leyes permisivas o de vacíos legales. Ante ello los países que defienden la vida humana deben reaccionar. De igual modo que ciertos dictadores se cuidan muy mucho de viajar a algunos lugares por miedo a su detención, los que atentan contra el ser humano, independientemente de que su actividad sea permitida en su país de origen, deben saber que no están exentos de ser llevados a juicio ante una corte internacional.

5.- La defensa con nuevo vigor de normas que garanticen la transparencia en la investigación y la pluralidad educativa. Muchas de las acciones que amenazan la existencia y pervivencia del sujeto humano, están originadas en monopolios económicos o políticos que aspiran a uniformar la vida para dominarla. Ante ello conviene diversificar la escuela y dar la máxima transparencia al laboratorio con el objeto de educar en y para la libertad y de investigar con y por responsabilidad.Al efecto también será necesario arbitrar las soluciones pertinentes para que los abusos perpetrados hasta ahora con la manipulación in vitro de humanos no genere disfunciones sociales futuras y se protejan, cuiden y velen sus víctimas.

6.- Por último, abogamos, porque se dé relevancia pública, social y política al humanismo. Parece que hemos olvidado que nosotros somos mucho más que un conjunto de determinaciones genéticas. A nuestra ciencia le falta alma. En este sentido será conveniente fomentar espacios de reflexión y diálogo para que la academia desempeñe ése ámbito de amor desinteresado al conocimiento y al saber, que es en definitiva un amor al ser humano.

En Madrid a 25 de Julio de 2013.