7.08.13

 

Afectada por una anemia grave, la joven argentina Eugenia Suárez, de 17 años de edad, está internada desde el pasado 31 de julio en el Hospital de Clínicas. Según el papá y las tías de la adolescente, su estado es crítico y para poder salir de ese cuadro necesita con urgencia una transfusión de sangre. Pero ella, que es es testigo de Jehová, se niega con el apoyo de su mamá. Ayer, 6 de agosto, su padre recurrió a la Justicia. “Mi hermana está abandonando a su hija. La está dejando morir”, dijo a Clarín Fabiana (en la foto), una de las tías. Lo cuenta Victoria de Masi en este diario argentino.

Eugenia es la mayor de tres hermanos. Asiste a una escuela pública de Ezpeleta, en Quilmes, donde vive con sus padres Roxana y Ramiro. Ella trabaja como empleada doméstica y él como obrero. Hace diez años Roxana se sintió atraída por los testigos de Jehová –surgidos a fines del siglo XIX en los Estados Unidos– y decidió convertirse. Ramiro no quiso acompañarla en el cambio. Tampoco pudo frenar el ingreso de los cuatro chicos.

Las convicciones religiosas de Eugenia, apoyadas por su madre, son las que no permiten que en el Clínicas le hagan una transfusión de sangre. A partir de una lectura literal de la Biblia –“que os abstengáis (…) de sangre” (Hechos 15,28-29)– rechazan estás prácticas. Consideran que recibirlas puede provocar una condena eterna. Y sostienen que la medicina está demostrando que el no recurrir a las transfusiones en ciertas intervenciones “no supone un riesgo sustancialmente mayor”.

Oposición de la familia a esta decisión

Para el padre de Eugenia, la rapidez con la que intervenga la Justicia será clave. La chica cumplirá 18 años mañana, 8 de agosto. Siendo menor, él puede recurrir a la ley de minoridad, que detemina que un chico tiene la facultad de tomar decisiones sobre su salud siempre que no haya un peligro para su vida. Si logra comprobar que la vida de Eugenia está en peligro, podría pedir a la Justicia que ordene la transfusión a través de una medida cautelar. En cambio, a partir del 8 de agosto, ella tendrá la posibilidad de decidir sobre su condición física ya que se privilegia la autonomía de la voluntad del paciente.

“Mi sobrina sufre de hemorragias uterinas crónicas, jamás tratadas. Está tirada en una cama, pesa 43 kilos y mide 1,65 metros. No sé en qué está pensando la madre”, dice Fabiana. Roxana firmó un documento en el que aclara que por cuestiones religiosas su hija no puede recibir el tratamiento. “Nosotros nos ofrecimos para ser donantes, le explicamos que es sólo una vez, que la sangre que recibiría es de su propia familia, pero ella no entiende. Se la vamos a pelear. Mañana (por ayer, 6 de agosto) vamos a denunciarla”, aseguró la tía de Eugenia. Por lo pronto, no hubo parte médico del Clínicas que explique que la adolescente necesita con urgencia una transfusión. La joven está internada en el área de Pediatría, en el segundo piso del hospital.

Incluso la abuela de la joven había amenazado con denunciar ante la Justicia a su propia hija, madre de la adolescente. “Tengo intenciones de denunciar a mi propia hija, voy a hacer la denuncia, no nos queda otra. Todo mal, hay que seguir peleándola, no queda otra”. Así aparece reflejado en Nuevo Diario. Agregó: “sobre la religión no hablábamos mucho. Ella siempre dijo que si llegara a pasar algo ella no se iba a hacer una transfusión. Yo le decía que la iba a pelear. Que ella haga lo que quiera pero la hija es joven, no podemos permitir que no le pongan sangre por una cuestión de religión. Llegó el momento”.

En la puerta del hospital, otra de las tías se mostró muy enojada con la madre de Eugenia, según informa Noticias Argentinas. “Ellos dicen que se hacen cargo de la muerte de mi sobrina. ¿Quiénes son para eso? No somos el primer caso. ¿Qué, van a venir al velorio? ¿Eso quieren hacer?”, cuestionó.

Por su parte, Fabiana, tía de la joven, dijo a Cadena 3: “nosotros simplemente queremos que nuestra sobrina se recupere lo más pronto posible y que sea transfundida”. La mujer aseguró que la influencia de los testigos de Jehová es sobre su hermana, no así sobre su cuñado. “La influencia sobre mi hermana es mucha porque la decisión que está tomando no es sensata, está dejando que la nena muera”, expresó angustiada. Sobre la intervención de la justicia, contó: “Ayer (5 de agosto) estuvimos en el Tribunal de Menores, ahí un juez dijo que va a revisar el caso y darnos una respuesta hoy (día 6) a las 16”.

“Ellos (los testigos de Jehová) proponen una alternativa, que es un hierro intravenoso, que le están poniendo hace 7 días y no tiene una mejoría”, detallaron sus tías, tal como publica el Diario Popular. Las mujeres contaron, además, que la madre de Eugenia le oculta información al padre de la adolescente, para que no intervenga. “No nos interesa meternos en su religión, sólo queremos que la nena tenga salud”, concluyeron las tías.

Médicos: ya no sería tanta la gravedad

Pese a la gravedad de la situación, el director del sanatorio, Ernesto da Rous, informó de que los médicos que siguen el caso la están sometiendo a un tratamiento alternativo para no llegar a la transfusión. “El tratamiento va a ser con hierro”, contó el doctor. “Con el hierro está subiendo la hemoglobina y con eso ya estamos mejorando sin llegar a la transfusión en este momento”, explicó el experto, quien dijo que “se están respetando los derechos de la persona y las posibilidades que da la religión que ellos tienen y así no llegar a la transfusión en este momento”.

De igual forma, tal como informa Diario Panorama, Rous sostuvo que “aparentemente no corre riesgo su vida porque inyectándole hierro está mejorando de a poco”. “Teóricamente la enferma va a salir del hospital con tratamiento y si se le da alta será con una vigilancia muy estricta”, explicó. “Uno trata de solucionar por otro método y no transfundirla y llevar a una curación sin ese método. En este caso no tenía riesgo por eso se le hizo el tratamiento que correspondía”, sentenció.

Otros casos en el país

Los últimos dos casos con repercusión mediática en Argentina en torno a este tema se dieron en la provincia de Córdoba cuando una obstetra de 74 años se negó a recibir una transfusión después de sufrir un grave accidente, muriendo poco después, en abril de este mismo año. En mayo de 2012, el caso de Pablo Albarracini habilitó incluso la intervención de la Corte Suprema de Justicia que ordenó examinarlo tras un pedido de su padre.