No es la solución a los problemas en México

El Cardenal Robles se declara en contra de legalización de la marihuana en México

 

Tras celebrar la misa dominical en la Catedral metropolitana, el cardenal José Francisco Robles Ortega afirmó que la Iglesia se declara en contra de la legalización de la marihuana. La solución, añadió, no se encuentra en el libre consumo de esta droga, sino en el atender las causas y los casos de adicción que se registran en la ciudadanía. Su declaración se registra en el marco de debate sobre legalización de la marihuana en México.

12/08/13 10:27 PM


(Informador/InfoCatólica) «Creo que está en debate público», apuntaló Robles Ortega. «La Iglesia, apelando a lo que el Papa declaró en Brasil, toma su postura. La legalización del consumo no resuelve el verdadero problema de adicción ni los daños que causan los químicos en el organismo. Más bien se debe ir a las causas que incitan esta adicción y tratar a los miembros de familia que consumen productos nocivos o aquellos que se están rehabilitando».

También emitió su opinión personal acerca de la liberación de Caro Quintero, líder del extinto Cártel de Guadalajara: «tengo la impresión de que la liberación ha provocado perplejidad en la sociedad, pues por una parte se dice que cumplió su condena, pero también se habla de un fallo en el proceso legal. Hace falta información más detallada, porque esto pone en duda a la sociedad».

Finalmente señaló que espera esto no recrudezca la violencia que suscita el país.

El cardenal celebró misa este 11 de agosto a las 12:00, en la que luego de la lectura del evangelio señaló:

«Dichoso el pueblo elegido por Dios. Nosotros somos este pueblo. El día de nuestro bautismo nos eligió para que seamos sus hijos. El bautizo nos hizo iglesia de Dios. Por tener a Dios como padre y Jesucristo como hermano redentor no debemos vivir en el temor».

Recalcó a los fieles que deben disipar la angustia por la inseguridad, la crisis económica y la injusticia, pues el mal verdadero en el corazón del hombre es «darle la espalda al amor de Dios y entregarse a los amores terrenales». Finalmente invitó a desarrollar la vigilancia, a vivir «con nuestras lámparas de fe encendidas porque no sabemos la hora en que El Señor tocará nuestras puertas».