19.08.13

La crisis de los ochenta

A las 8:18 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General

Los domingos, por la tarde, tengo por costumbre familiar visitar enfermos amigos y conocidos. Ayer estuve en la sección de traumatología de la ciudad donde resido.

Un amigo de 78 años había tenido un pequeño accidente casero, fruto del cual ha tenido que ser intervenido del tobillo. Durante nuestra larga conversación me habló de la crisis de los ochenta. Sinceramente desconocía cómo es esa etapa de la vida. Mi amigo ha hablado con todo lujo de detalles.

Según él la crisis de los ochenta se prepara unos tres años antes y tiene las siguientes manifestaciones:

1.- La persona se vuelve huraña, desconfiada, celosa y ataca a todo lo que se mueva a su alrededor: esposa, hijos, nietos, vecinos…

2.- Desborda una mala intención contra los demás, que no repara en usar todos los medios más sutiles para hacer daño a quien ni siquiera conoce.

3.- Según este enfermo recién operado, la crisis de los ochenta se lleva por delante todas las convicciones con las que la persona ha luchado durante la vida. Pero no se desea reconocer.

4.- El grado de hipocresía y doblez llega a extremos enfermizos en todos los que bordean los ochenta, pues no aceptan perder sus capacidades de movilidad física y de gimnasia mental, para lo cual cualquier mentira es su mejor escudo ante la familia o quien sea.

5.- El egoísmo sube de grados, la manipulación de las personas y asuntos es muy grande, y los resultados son nulos para el que está al borde las ocho decenas.

6.- Este enfermo apunta que la soledad es una losa de granito para quien se acerca al número ocho en tacos de almanaque. El miedo a la soledad le lleva a “gobernar” en la familia, por ejemplo, cuando ya no tiene facultades para ello. Le molesta mucho que se hable tras sus espaldas en voz baja, o se le diga en la cara que ya no tiene las cualidades que le han adornado en su vida.

7.- Tal ambiente le lleva al rencor y la venganza, urdiendo chismes y cuentos, contra sus propios familiares, o amigos. Utiliza a tontos útiles para que le hagan el trabajo sucio y él mientras desea pasar inadvertido.

8.- Cuando se notan sus tamareos y tejemanejes, él nunca ha sido, ni ha roto un plato. Desea que su aparente buena imagen pública siga siendo alabada por los incautos que le hacen de palmeros corales.

9.- Tienen mucho temor a seguir cumpliendo años, cayendo en el infantilismo de pedir a la esposa e hijos que nunca le pregunten cuantos años tiene, ni que le festejen la fecha natalicia.

10.- A la hora de dar palmadas en los hombros de alguien son los primeros hipócritas en hacerlo. Eso sí con palabras más falsas que un euro de madera.

El enfermo hospitalario me enseñó una lección sobre una parte de la vida que desconocía por completo. Le agradecí sus opiniones.

Conclusión

Más tarde, en la reflexión personal, rezando el oficio de Completas, rogué al Señor saber prepararme a las diversas circunstancias que la vida futura me presente.

El anciano Simeón en el templo de Jerusalén es el mejor modelo a imitar.

Después, escribí este post para avisar a los amigos lectores sobre la lección de asumir que cada día damos un paso al frente hasta llegar a la crisis de los ochenta, si es la voluntad de Dios.

Tomás de la Torre Lendínez