20.08.13

 

Mons. Libardo Ramírez, obispo emérito de Garzón y actual Presidente del Tribunal Eclesiástico Nacional de Colombia, ha explicado la mar de bien cómo se fraguó la cancelación del “Ciclo Rosa” en la Pontificia Universidad Javeriana. De sus palabras, lo que más me ha llamado la atención es este párrafo:

«El Padre Superior de los Jesuitas en Colombia, el Padre (Francisco) de Roux, y el Padre (Adolfo) Nicolás, que está estos días en Colombia, dijeron ‘no conviene’, oyendo a los jóvenes de la patria y también a Mons. Daniel Falla, que es el Secretario de la Conferencia».

Es decir, los que plantean que lo ocurrido ha sido un ataque indiscriminado a la Compañía de Jesús, a la que se le ha impuesto contra su voluntad una decisión del Nuncio o de los obispos colombianos, simplemente faltan a la verdad. El superior de los jesuitas en el país y el superior de los jesuitas en el mundo entero dieron su conformidad al veto a ese ciclo de conferencias en las que el lobby gay iba a impartir sus tesis en una universidad católica y jesuita.

Podemos plantearnos si no hubiera sido mejor que tanto el P. De Roux como el P. Nicolás hubieran tomado la iniciativa de prohibir el Ciclo Rosa. Si realmente creen que no convenía, no hacía falta esperar a la intervención de Nunciatura y de la Conferencia Episcopal colombiana. Pero en todo caso, bien está que se sepa que estaban de acuerdo con la decisión. Debemos felicitarnos y felicitarlos por ello. Y ojalá en un futuro no esperen tanto. Es a ellos a quienes más interesa que desde sus universidades y su órden religiosa no se dé paso a cosas que escandalizan a los fieles.

El P. Adolfo Nicolás, sin ir más lejos, tiene una oportunidad magnífica de usar la autoridad que el Señor ha puesto en sus manos para evitar que un religioso de su orden no siga dando que hablar en España. No hace falta que dé su nombre, ¿verdad?

No es la primera vez que la Compañía de Jesús ha hecho las cosas bien a la hora de impedir que alguno de sus miembros sea motivo de escándalo. Ahí está el ejemplo reciente de los jesuitas de Uruguay, que condenaron las palabras del P. González Faus, sj, sobre la despenalización del aborto. Quiera Dios que, por la intercesión de San Ignacio de Loyola, cunda el ejemplo.

Luis Fernando Pérez Bustamante