24.08.13

 

No siempre es uno el que preside la celebración. Puede suceder que concelebres en la eucaristía, por ejemplo, o que participes como simple fiel en la liturgia. He de reconocer que en ocasiones acabo de los nervios. No me digan por qué, pero hay cosas que me quitan la paz. Que a lo mejor están bien hechas o son convenientes, que en eso no entro, pero que en lugar de ayudarme a entrar en el misterio me sacan de él, de forma que en vez de participar y disfrutar de la ceremonia acabo deseando que aquello termine pronto para poder ir en paz.

¿Puedo poner algunos ejemplos? Evidentemente que sí, y seguro que los lectores tendrán otros mil. Allá van los míos.

Lo que peor llevo son las innumerables “morcillas” (1) interrumpiendo constantemente el ritmo. Vamos a ello. Padrenuestro y rito de la paz sin ir más lejos:

- Fieles a la recomendación del Salvador… porque el padrenuestro es la oración de la comunidad, la oración que nos hace hermanos, en la que hemos de fijarnos en cada palabra, porque no podemos rezar de cualquier manera… bla, bla, bla… ¿Rezamos o no rezamos?

- La paz del Señor esté siempre con vosotros… La paz no es un gesto cualquiera, es el gesto de los hermanos, es sabernos hijos de Dios, es reconciliación y fraternidad… Nos damos la paz sabiendo que nos entregamos a los otros… Y dale…

- Este es el Cordero de Dios… La comunión es entrar en la vida de Dios y de los hermanos, es sentirnos unidos, es la común unión…

¿Me comprenden? No hay nada que haga entrar más en el misterio que el rito bien celebrado, pausado, solemne… Pues nada, morcillas y más morcillas. Al principio de ser cura yo las utilizaba… parecía que si no ibas diciendo cosas la gente no se enteraba de nada. Hoy soy mucho más escueto. Cosas mías.

Otra cosa que llevo fatal es la ideología de género en la liturgia. Eso de orad hermanos y hermanas, el Señor esté con vosotros y con vosotras, por los hombres y mujeres, por los niños y niñas, ancianos y ancianas. Ahora que en Alemania dicen que aceptan el sexo indefinido a ver qué van a hacer. No me gusta, creo que es una ridiculez y un sin sentido gramatical, y desde luego no me ayuda personalmente a nada, más bien todo lo contrario.

La repanocha, la poteosis, que diría Rafaela, es estar en una celebración y que el reverendo de turno se dedique a hablarnos de Dios Padre – Madre incluyendo el credo: “Creo en Dios Padre – madre todopoderoso… Tócate las narices.

Yo creo que la liturgia más bella, más auténtica, que más llega al corazón de los fieles es la que se celebra siguiendo el ritual, no como un lorito, sino sabiendo lo que se dice, viviendo, rezando, dando sentido a cada cosa. Pretender que por meter morcillas, ideología de género y ocurrencias varias del celebrante va a ser la remilk, me parece un error y de los gordos.

(1). Diccionario de la Lengua. Real Academia Española. Morcilla: 3. f. coloq. Añadidura abusiva de palabras o cláusulas de su invención, que hacen los comediantes.