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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 07 de septiembre de 2013

El papa Francisco

Papa Francisco: "La guerra siempre es una derrota para la humanidad"
Miles de personas reunidas en la plaza de San Pedro rezan por la paz en Siria

Papa Francisco: Convirtámonos en hombres y mujeres de reconciliación y de paz
El santo padre invita a gritar un ¡Sí es posible la paz!

El papa: Jesús al centro de la vida del cristiano
Para conseguirlo, Francisco explica que solamente es válido lo que te lleva a Jesús, y solamente es válido lo que viene de Jesús

"Querido papa Francesco...": Los niños de Acción Católica escriben al santo padre
Hoy en el Vaticano, el encuentro de los chicos y niños de las diócesis de Italia y su unión a la jornada de oración por la paz propuesta por el pontífice

Benedicto XVI

Benedicto XVI se une a la jornada de oración y ayuno
Esta tarde en la plaza de San Pedro se celebra una vigilia con el papa Francisco para rezar por la paz en el mundo

Mirada al mundo

El nuevo secretario de estado anima a unirse a la jornada de ayuno y oración
Monseñor Parolín habla sobre la situación de Siria, su nombramiento, la Iglesia y la comisión cardenalicia creada por el papa

Homilética

Cómo mejorar nuestra predicación sagrada
Columna del P. Antonio Rivero, L.C. Doctor y profesor de Teología y de Oratoria en el Seminario Mater Ecclesiae en São Paulo, Brasil

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Beata Eugenia Picco
«Desde un hogar desestructurado, pasando por la asfixia espiritual de un ambiente mundano, halló la paz y la felicidad en el convento parmesano de las Pequeñas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María»


El papa Francisco


Papa Francisco: "La guerra siempre es una derrota para la humanidad"
Miles de personas reunidas en la plaza de San Pedro rezan por la paz en Siria

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 07 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - A la llegada del papa miles de personas se encontraban ya reunidas en la plaza de San Pedro respondiendo a la llamada de Francisco para pedir el don de la paz en Siria, Oriente Medio y el mundo entero. En total, se calcula que unas 100.00 personas han estado presentes en la plaza en esta vigilia en la jornada de ayuno y oración. Familias, jóvenes, grupos y asociaciones, no creyentes y de otras religiones, todos con un mismo deseo en el corazón, que reine la paz en el mundo.

Pocos minutos antes de las 19.00, Francisco ha entrado en la plaza para dar comienzo la vigilia. Tras la bendición litúrgica del papa, el canto del "Veni Creator" y la Entronización de la "Salus Populi Romani", ha iniciado el rezo del rosario. Al finalizar la oración mariana, el papa ha dirigido unas palabras a los presentes, y al mundo entero. Durante su discurso Francisco ha recordado las palabras de la génesis "Y vio Dios que era bueno" , versículo que "nos introduce así en el corazón de Dios y, de su interior, recibimos este mensaje". El santo padre ha explicado el significado de estas palabras diciendo que "nos dicen simplemente que nuestro mundo, en el corazón y en la mente de Dios, es 'casa de armonía y de paz' y un lugar en el que todos pueden encontrar su puesto y sentirse 'en casa', porque 'es bueno'. Toda la creación forma un conjunto armonioso" y ha añadido que "forman una sola familia", "marcadas por una fraternidad real". Por eso, ha subrayado "el mundo de Dios es un mundo en el que todos se sienten responsables de todos, del bien de todos".

El santo padre ha invitado a pensar en el mundo que queremos, y ha preguntado si "el mundo que queremos ¿no es un mundo de armonía y de paz, dentro de nosotros mismos, en la relación con los demás, en las familias, en las ciudades, en y entre las naciones?"

En este punto ha hecho reflexionar sobre el mundo en el que en realidad vivimos, donde hay "violencia, división, rivalidad, guerra".  Y esto sucede, ha explicado, cuando el hombre, vértice de la creación, pierde de vista el horizonte de belleza y de bondad, y se cierra en su propio egoísmo".

Y ha advertido que "ser persona humana significa ser guardianes los unos de los otros. Sin embargo, cuando se pierde la armonía, se produce una metamorfosis: el hermano que deberíamos proteger y amar se convierte en el adversario a combatir, suprimir".

Para finalizar ha invitado a preguntarse "¿es posible seguir otro camino?". El papa ha respondido con fuerza "Sí, es posible para todos". También ha indicado la Cruz como lugar donde se puede leer la respuesta de Dios: allí, a la violencia no se ha respondido con violencia, a la muerte no se ha respondido con el lenguaje de la muerte". Y ha propuesto a cada uno que mire dentro de su propia conciencia y escuche la palabra que dice "sal de tus intereses que atrofian tu corazón, supera la indiferencia hacia el otro que hace insensible tu corazón, vence tus razones de muerte y ábrete al diálogo, a la reconciliación; mira el dolor de tu hermano y no añadas más dolor, detén tu mano, reconstruye la armonía que se ha perdido; y esto no con la confrontación, sino con el encuentro. ¡Que se acabe el sonido de las armas! La guerra significa siempre el fracaso de la paz, es siempre una derrota para la humanidad".

Una vez más ha recordado que "perdón, diálogo, reconciliación son las palabras de la paz: en la amada nación siria, en Oriente Medio, en todo el mundo".

Tras la reflexión de Francisco, un conmovedor silencio ha cubierto la plaza durante varios minutos siendo el Santísimo el centro de atención. Durante la adoración se han leído oraciones de los papas Pío XII, Juan XXIII, Juan Pablo II y Benedicto XVI que han acompañado en la reflexión por la paz.

Pocos minutos antes de empezar tres mujeres francesas cuentan a ZENIT que tras unos días de vacaciones en Roma hoy debían coger el avión de vuelta, pero por 5 minutos lo han perdido. Por eso han decidido aprovechar el momento y acudir a la vigilia a rezar por la paz, "un momento importante porque es para pedir por el mundo". También un matrimonio italiano, sentados en la columnata de la plaza, preparados para comenzar la oración hablan sobre la importancia que esta vigilia tiene "para que en todo el mundo reine la paz y el amor", cristianos, de otras religiones o no creyentes "porque todos necesitamos paz". Al otro lado de la plaza se encontraban 5 hermanas franciscanas del Sagrado Corazón, una de ellas cuenta que han decidid venir a rezar por la paz que es tan importante en estos momentos y "conmovidas han respondido a la llamada del papa y como cristianas y religiosas queremos rezar junto a todas las personas que están aquí en San Pedro".

Del mismo modo dos sacerdotes españoles que se acercaban a la plaza explican que acuden a la vigilia para "sumarse a la iniciativa del santo padre y rezar con él y otras personas por la paz en Siria y en todo el mundo".

Entre las personalidades que anunciaron su presencia se encontraba el alcalde de Roma, Ignacio Mario, junto con parlamentarios o el ministro de defensa italiano Mario Mauro. También se encontraban representantes de cuerpo diplomático en la Santa Sede de varios países o representantes de algunos movimientos como Acción Católica Italiana, Renovación Carismática Católica o la Comunidad de San Egidio.

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Papa Francisco: Convirtámonos en hombres y mujeres de reconciliación y de paz
El santo padre invita a gritar un ¡Sí es posible la paz!

Por Francisco papa

CIUDAD DEL VATICANO, 07 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - «Y vio Dios que era bueno» (Gn 1,12.18.21.25). El relato bíblico de los orígenes del mundo y de la humanidad nos dice que Dios mira la creación, casi como contemplándola, y dice una y otra vez: Es buena. Queridísimos hermanos y hermanas, esto nos introduce así en el corazón de Dios y, de su interior, recibimos este mensaje.

Podemos preguntarnos: ¿Qué significado tienen estas palabras? ¿Qué nos dicen a ti, a mí, a todos nosotros?

1. Nos dicen simplemente que nuestro mundo, en el corazón y en la mente de Dios, es "casa de armonía y de paz" y un lugar en el que todos pueden encontrar su puesto y sentirse "en casa", porque "es bueno". Toda la creación forma un conjunto armonioso, bueno, pero sobre todo los seres humanos, hechos a imagen y semejanza de Dios, forman una sola familia, en la que las relaciones están marcadas por una fraternidad real y no sólo de palabra: el otro y la otra son el hermano y la hermana que hemos de amar, y la relación con Dios, que es amor, fidelidad, bondad, se refleja en todas las relaciones humanas y confiere armonía a toda la creación. El mundo de Dios es un mundo en el que todos se sienten responsables de todos, del bien de todos. Esta noche, en la reflexión, con el ayuno, en la oración, cada uno de nosotros, todos, pensemos en lo más profundo de nosotros mismos: ¿No es ése el mundo que yo deseo? ¿No es ése el mundo que todos llevamos dentro del corazón? El mundo que queremos ¿no es un mundo de armonía y de paz, dentro de nosotros mismos, en la relación con los demás, en las familias, en las ciudades, en y entre las naciones? Y la verdadera libertad para elegir el camino a seguir en este mundo ¿no es precisamente aquella que está orientada al bien de todos y guiada por el amor?

2. Pero preguntémonos ahora: ¿Es ése el mundo en el que vivimos? La creación conserva su belleza que nos llena de estupor, sigue siendo una obra buena. Pero también hay "violencia, división, rivalidad, guerra". Esto se produce cuando el hombre, vértice de la creación, pierde de vista el horizonte de belleza y de bondad, y se cierra en su propio egoísmo.

Cuando el hombre piensa sólo en sí mismo, en sus propios intereses y se pone en el centro, cuando se deja fascinar por los ídolos del dominio y del poder, cuando se pone en el lugar de Dios, entonces altera todas las relaciones, arruina todo; y abre la puerta a la violencia, a la indiferencia, al enfrentamiento. Eso es exactamente lo que quiere hacernos comprender el pasaje del Génesis en el que se narra el pecado del ser humano: El hombre entra en conflicto consigo mismo, se da cuenta de que está desnudo y se esconde porque tiene miedo (Gn 3,10), tiene miedo de la mirada de Dios; acusa a la mujer, que es carne de su carne (v. 12); rompe la armonía con la creación, llega incluso a levantar la mano contra el hermano para matarlo. ¿Podemos decir que de la "armonía" se pasa a la "desarmonía"? ¿Podemos decir esto, que de la "armonía" se pasa a la "desarmonía"? No, no existe la "desarmonía": o hay armonía o se cae en el caos, donde hay violencia, rivalidad, enfrentamiento, miedo…

Precisamente en medio de este caos, Dios pregunta a la conciencia del hombre: «¿Dónde está Abel, tu hermano?». Y Caín responde: «No sé, ¿soy yo el guardián de mi hermano?» (Gn 4,9). Esta pregunta se dirige también a nosotros, y también a nosotros nos hará bien preguntarnos: ¿Soy yo el guardián de mi hermano? Sí, tú eres el guardián de tu hermano. Ser persona humana significa ser guardianes los unos de los otros. Sin embargo, cuando se pierde la armonía, se produce una metamorfosis: el hermano que deberíamos proteger y amar se convierte en el adversario a combatir, suprimir. ¡Cuánta violencia se genera en ese momento, cuántos conflictos, cuántas guerras han jalonado nuestra historia! Basta ver el sufrimiento de tantos hermanos y hermanas. No se trata de algo coyuntural, sino que es verdad: en cada agresión y en cada guerra hacemos renacer a Caín. ¡Todos nosotros! Y también hoy prolongamos esta historia de enfrentamiento entre hermanos, también hoy levantamos la mano contra quien es nuestro hermano. También hoy nos dejamos llevar por los ídolos, por el egoísmo, por nuestros intereses; y esta actitud va a más: hemos perfeccionado nuestras armas, nuestra conciencia se ha adormecido, hemos hecho más sutiles nuestras razones para justificarnos. Como si fuese algo normal, seguimos sembrando destrucción, dolor, muerte. La violencia, la guerra traen sólo muerte, hablan de muerte. La violencia y la guerra utilizan el lenguaje de la muerte. Después del caos del diluvio, ha dejado de llover, se ve el arcoiris. La paloma lleva una rama de olivo. Pienso también hoy en aquel olivo que representantes de las diferentes religiones hemos plantado en Buenos Aires en la plaza de Mayo en el 2000 pidiendo que no haya más caos, pidiendo que no haya más guerra, pidiendo paz.

3. En estas circunstancias, me pregunto: ¿Es posible seguir otro camino? ¿Podemos salir de esta espiral de dolor y de muerte? ¿Podemos aprender de nuevo a caminar por las sendas de la paz? Invocando la ayuda de Dios, bajo la mirada materna de la Salus populi romani, Reina de la paz, quiero responder: Sí, es posible para todos. Esta noche me gustaría que desde todas las partes de la tierra gritásemos: Sí, es posible para todos. Más aún, quisiera que cada uno de nosotros, desde el más pequeño hasta el más grande, incluidos aquellos que están llamados a gobernar las naciones, dijese: Sí, queremos. Mi fe cristiana me lleva a mirar a la Cruz. ¡Cómo quisiera que por un momento todos los hombres y las mujeres de buena voluntad mirasen la Cruz! Allí se puede leer la respuesta de Dios: allí, a la violencia no se ha respondido con violencia, a la muerte no se ha respondido con el lenguaje de la muerte. En el silencio de la Cruz calla el fragor de las armas y habla el lenguaje de la reconciliación, del perdón, del diálogo, de la paz. Quisiera pedir al Señor, esta noche, que nosotros cristianos, los hermanos de las otras religiones, todos los hombres y mujeres de buena voluntad gritasen con fuerza: ¡La violencia y la guerra nunca son camino para la paz! Que cada uno mire dentro de su propia conciencia y escuche la palabra que dice: Sal de tus intereses que atrofian tu corazón, supera la indiferencia hacia el otro que hace insensible tu corazón, vence tus razones de muerte y ábrete al diálogo, a la reconciliación; mira el dolor de tu hermano - pero piendo en los niños: solamente a aquellos...mira el dolor de tu hermano - y no añadas más dolor, detén tu mano, reconstruye la armonía que se ha perdido; y esto no con la confrontación, sino con el encuentro. ¡Que se acabe el sonido de las armas! La guerra significa siempre el fracaso de la paz, es siempre una derrota para la humanidad. Resuenen una vez más las palabras de Pablo VI: «Nunca más los unos contra los otros; jamás, nunca más… ¡Nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra!» (Discurso a las Naciones Unidas, 4 octubre 1965: AAS 57 [1965], 881). «La Paz se afianza solamente con la paz; la paz no separada de los deberes de la justicia, sino alimentada por el propio sacrificio, por la clemencia, por la misericordia, por la caridad» (Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1976: AAS 67 [1975], 671). Perdón, diálogo, reconciliación son las palabras de la paz: en la amada nación siria, en Oriente Medio, en todo el mundo. Recemos por la reconciliación y por la paz, contribuyamos a la reconciliación y a la paz, y convirtámonos todos, en cualquier lugar donde nos encontremos, en hombres y mujeres de reconciliación y de paz. Amén.

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El papa: Jesús al centro de la vida del cristiano
Para conseguirlo, Francisco explica que solamente es válido lo que te lleva a Jesús, y solamente es válido lo que viene de Jesús

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 07 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - El papa ha recordado esta mañana en la homilía de Santa Marta que tenemos que vencer la tentación de ser "cristianos sin Jesús" o cristianos que "buscan solamente devociones, pero que Jesús no está".

El papa ha hablado en su homilía sobre la centralidad de Jesús en nuestra vida recordando que "Jesús es el centro. Jesús es el Señor". Además ha advertido que está palabra no siempre la entendemos bien, "Jesús no es un señor tal o cual sino el Señor, el único Señor". Y por eso ha hablado de los fariseos del Evangelio de hoy que ponían "el centro de su religiosidad en tantos mandamientos". También hoy - ha señalado - "si no está Jesús al centro, estarán otras cosas". A este respecto ha recordado que "un mandamiento es válido si viene de Jesús: yo hago esto porque el Señor quiere que yo haga esto. Pero si como soy un cristiano sin Cristo, hago esto y no sé porqué lo debo hacer".

Otros son los cristianos sin Cristo, lo que solamente buscan devociones. "Si tus devociones te llevan a Jesús, está bien. Pero si tu permaneces ahí, algo no va bien", ha dicho el papa Francisco.

También hay cristianos sin Cristo "que buscan cosas un poco raras, un poco especiales, que van detrás de las revelaciones privadas", mientras que la Revelación ha concluido con el Nuevo Testamento.

Para ser cristianos con Cristo, Francisco ha dado la siguiente indicación: "solamente es válido lo que te lleva a Jesús, y solamente es válido lo que viene de Jesús. Jesús es el centro, el Señor, como Él mismo dice.

Además, ha explicado que el signo de ser un cristiano con Jesús es el del ciego de nacimiento que se postra delante de Jesús para adorarlo. "Pero si tu no consigues adorar a Jesús, algo te falta. Una regla, un signo. La regla es; soy un buen cristiano, estoy sobre el camino del buen cristiano si hago lo que viene de Jesús y hago lo que me lleva a Jesús, porque Él es el centro. El signo es: soy capaz de adorar, la adoración. Esta oración de adoración delante de Jesús".

Finalmente, el papa ha pedido que "el Señor nos haga entender que solamente Él es el Señor, es el único Señor. Y nos dé también la gracia de amarlo mucho, de seguirlo, de ir sobre el camino que Él nos ha enseñado".

(Fuente Radio Vaticana)

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"Querido papa Francesco...": Los niños de Acción Católica escriben al santo padre
Hoy en el Vaticano, el encuentro de los chicos y niños de las diócesis de Italia y su unión a la jornada de oración por la paz propuesta por el pontífice

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 07 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - Esta mañana a las 9.00, en los Jardines del Vaticano, los chicos y los niños de la ACR (azione cattolica dei ragazzi) se han encontrado para la segunda jornada de su encuentro-peregrinaje con nel título "¡Te creo! Todo habla de ti!". En esta ocasión, muchos de ellos han decidido dirigir un breve pensamiento al papa Francisco. Publicamos a continuación, algunos de ellos:

***

«Querido papa Francisco, estamos aquí para rezar por la paz junto a ti. Todos los miembros de Acción Católica te queremos mucho».

Arianna, 12 años, Albenga 

«Querido papa, estoy en tu casa para hacer fiesta con mis amigos. Es una jornada realmente bonita, que estoy seguro que recordaré para siempre».

Samuel, 9 años, Bolonia

«Hola papa Francisco, te escribo para decirte que estoy en Roma junto a muchos chicos de Acción Católica que vienen de toda Italia. En San Pedro también he visto la ventana a la que te asomas todos los domingos. Hoy estoy en los Jardines Vaticanos, ¡sería realmente bonito si pudieses venir también tú! ¡Nosotros te esperamos! ».

Linda, 8 años, Conversano

«Queridísimo papa, es bonito haber venido a Roma para rezar, cantar y con jugar con tantos nuevos amigos».

Francesco, 9 años, San Benedetto del Tronto

«Querido papa Francisco es muy divertido estar aquí y he conocido personas nuevas. También aunque cansada, ¡estoy feliz porque he podido manifestar mi fe!».

Elisa, 12 años, Torino

«Hola papa Francisco, ayer estuve rezando en la tumba de San Pedro. Espero que llegue la paz».

Michela, 9 años, Ozieri

«Querido papa Francisco, es bonito el encuentro de tantos rostros, tantos chicos, tantas personas diferentes pero con un único sentir: nuestro "sí" a Jesús!».

Maria, 13 años, Bari

«Querido papa Francisco me he sentido pequeño pero también gran en el pertenecer a la gran familia de la Iglesia. Como una pequeña pieza de un gran puzzle donde uniendo una con otra ¡se descubre el esplendor del creador!».

Giovanni, 12 años, Caltagirone

«Querido papa Francisco, este día en Roma es un punto de encuentro para todos nosotros, pero sobre todo un modo más sencillo de acercarse a Jesús y a Dios».

Sara, 11 años, Pordenone 

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Benedicto XVI


Benedicto XVI se une a la jornada de oración y ayuno
Esta tarde en la plaza de San Pedro se celebra una vigilia con el papa Francisco para rezar por la paz en el mundo

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 07 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - A la invitación del papa Francisco de que el día 7 de septiembre sea la jornada de oración y ayuno por la paz en Siria, Oriente Medio y el mundo se ha unido también el papa emérito Benedicto XVI. Lo ha reportado la agencia de noticias francesa I.MEDIA en un despacho.

"El papa emérito Benedicto XVI se une a la invitación de ayuno y oración del papa Francisco", indica I MEDIA, precisando que se lo ha indicado monseñor Gänswein, secretario del José Ratzinger y prefecto de la Casa Pontificia.

 A las 19.00 en la plaza de San Pedro tendrá lugar una vigilia de oración presidida por el papa Francisco convocada el domingo pasado por el pontífice durante la oración del Ángelus: "Por esto, hermanos y hermanas, he decidido convocar en toda la Iglesia, el próximo 7 de septiembre, víspera de la Natividad de María, Reina de la Paz, una jornada de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio y en el mundo entero, y también invito a unirse a esta iniciativa, de la manera que consideren más oportuno, a los hermanos cristianos no católicos, a los que pertenecen a otras religiones y a los hombres de buena voluntad" Y pidió reunirse "en oración y en espíritu de penitencia para implorar de Dios este gran don para la amada nación siria y para todas las situaciones de conflicto y de violencia en el mundo. La humanidad tiene necesidad de ver gestos de paz y de oír palabras de esperanza y de paz. Pido a todas las Iglesias particulares que, además de vivir esta jornada de ayuno, organicen algún acto litúrgico por esta intención".

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Mirada al mundo


El nuevo secretario de estado anima a unirse a la jornada de ayuno y oración
Monseñor Parolín habla sobre la situación de Siria, su nombramiento, la Iglesia y la comisión cardenalicia creada por el papa

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 07 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - Monseñor Pietro Parolín, nuevo secretario de Estado y hasta ahora nuncio apostólico en Venezuela dialogó con Radio Splendid sobre la situación de tensión que se vive por los conflictos bélicos en Medio Oriente y la misión que le tocará asumir a partir del 15 de octubre. En la entrevista recogida por AICA, el prelado animó a participar de la convocatoria del papa Francisco a favor de la paz en la jornada de oración y ayuno convocada para hoy 7 de septiembre.

Así mismo recordó cuando el beato Juan Pablo II habló sobre la guerra que Estados Unidos emprendió en Irak, y sus palabras sobre los conflictos bélicos, que catalogó como “aventuras de las que no hay retorno”.

“Más allá de las palabras, la convocatoria es para hacer algo. En principio, algo típico de los cristianos: invocar a Dios por la paz y la reconciliación a través de la oración y del arma del ayuno. ¡Unámonos al papa para que obtengamos verdaderamente de Dios la paz en Siria, en todo el Medio Oriente y en todo el mundo!”, afirmó monseñor Parolín.

Del mismo modo, el prelado aseguró que a nivel eclesial, “hay un esfuerzo sincero” para comprender la riqueza de América Latina. Explicando que eso ocurre, simplemente, "porque aquí se encuentra la mayoría de los cristianos", y aseguró que trabajará "para integrar la experiencia de la Iglesia en el continente con la misión universal". “Es necesario integrar el aporte de América Latina a la Iglesia universal. De no hacerlo, creo que nos quedaríamos muy cortos en nuestra misión”, añadió el recién nombrado secretario de estado.

A la pregunta sobre los motivos de su elección comentó: “yo no sé, de veras, por qué me ha elegido. He hablado muy poco con el Santo Padre, pero cuando esté en Roma, entenderé con más detalle de dónde nació esa decisión suya de encomendarme este cargo tan difícil y tan delicado”.

También dedicó unas palabras sobre la comisión cardenalicia creada por el papa Francisco para evaluar la reforma del gobierno de la Iglesia y el papel que deberá desarrollar desde su nuevo puesto. Al respecto afirmó que “creo que, con esta designación, se intentará acoplar las funciones de siempre con las múltiples instancias y nuevos organismos que el papa considera necesario para la reforma de la Curia y mejorar el servicio del gobierno universal de la Iglesia”,

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Homilética


Cómo mejorar nuestra predicación sagrada
Columna del P. Antonio Rivero, L.C. Doctor y profesor de Teología y de Oratoria en el Seminario Mater Ecclesiae en São Paulo, Brasil

Por Antonio Rivero

BRASILIA, 07 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - Estamos explicando la forma de predicación al servicio del fondo de ideas. Hemos visto ya las técnicas de forma interna: concreción, desentrañamiento, visualización, dramatización y comparación. Ahora veremos las técnicas de forma externa, que son éstas: graficismo o estilo plástico y el ritmo o movimiento oratorio al expresar dichas ideas.

No olvidemos que la forma de expresar nuestras ideas es muy importante para que esas ideas se graben más fácilmente en la mente del oyente, y pueda seguir con atención y deleite el hilo del discurso o predicación, sin experimentar cansancio o aburrimiento.  

PRIMERO, EL GRAFICISMO O ESTILO PLÁSTICO

Da vigor y expresividad a la forma. Y esto se logra con palabras llenas de expresión vigorosa, chispeantes y llenas de colorido.

Se logra también sustituyendo una frase o palabra por otra más plástica y enérgica, a través de un verbo imagen, una metáfora, un juego de palabras, una antítesis, un contraste de palabras, con expresiones que llamen la atención, con un eslogan o una frase lapidaria, etc..., con las cuales salpico la sensibilidad y la imaginación de mis oyentes.

Una frase sin graficismo ni estilo plástico a nadie llama la atención, no penetra en la mente ni la sensibilidad del oyente, nos hace bostezar y mirar el reloj mil veces durante esa predicación. Por el contrario, con estilo plástico las frases inciden y se graban profundamente; dan ganas de escuchar a un predicador durante horas.

Ejemplo:

Idea sin graficismo: su vida fue un continuo dolor y sufrimiento. Idea con graficismo: su vida fue un perpetuo Viernes Santo. Idea sin graficismo: pasó su vida sirviendo a los enfermos en los hospitales.Idea con graficismo: quemó su vida entre las vendas y el suero de un hospital.

Idea sin graficismo: quiero sufrir mucho siempre.Idea con graficismo: quiero descansar en las llagas abiertas de Cristo.

Idea sin graficismo: unos predican mucho de Dios, pero no hacen oración.Idea con graficismo: sin oración, tu predicación de Dios tiene olor y sabor a biblioteca, pero a nadie convencerás porque no tienes en el rostro el reflejo de ese Dios. Idea sin graficismo: hay que tener caridad en casa y justicia con los demás.Idea con graficismo: la caridad empieza en nuestra casa y la justicia en la puerta inmediata.

SEGUNDO, EL RITMO Y TEMPERATURA ORATORIA

Recurso que afecta a lo más exterior del estilo, a la forma de expresar y decir algo, cambiando el orden de las palabras y el movimiento de las frases. Y se logra con interrogaciones, admiraciones, frases cortas, contrastes de las frases, supresión de conjunciones y partículas innecesarias, diversos tonos (ironía, nostalgia, despreocupación, tristeza, ansiedad, alegría…). Se trata de un estilo coloquial o conversacional, pero lleno de fuerza y vigor.

Pongamos un ejemplo de una frase sin ritmo: Cristo murió por nosotros desinteresadamente y nosotros no se lo agradecemos; es más, a veces le ofendemos.

Veamos varias formas de poner esa misma frase con ritmo oratorio:

-         Murió Cristo por nosotros ¡y desinteresadamente! Y nosotros, ¿se lo agradecemos? Encima le ofendemos.

-         Murió Cristo por nosotros. ¿Y qué interés se le seguía? Y nosotros, ¡ni se lo agradecemos! ¡Agradecerle…! Le ofendemos encima.

-         Por nosotros murió Cristo. ¡Y no se lo agradecemos! Desinteresadamente. ¡Y le ofendemos encima!

-         ¿No murió Cristo por nosotros? ¿No murió desinteresadamente? Y nosotros, ¿se lo agradecemos? O más bien, ¿le ofendemos?

¡Cómo cambiaría nuestra predicación si la salpicamos de ritmo y temperatura oratoria! Haz la prueba y verás. A mí me ha dado resultado, y ¡cuánto!

Cualquier duda o sugerencia, comuníquese, por favor, con el padre Antonio Rivero a este email: arivero@legionaries.org

Puedes leer la anterior columna aquí

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SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Beata Eugenia Picco
«Desde un hogar desestructurado, pasando por la asfixia espiritual de un ambiente mundano, halló la paz y la felicidad en el convento parmesano de las Pequeñas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 07 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - Es cierto que el influjo positivo de la familia hacia la fe ha suscitado numerosas vocaciones a lo largo de los siglos. Pero no es una condición sine qua non para ello. Eugenia, que nació en Crescenzago, Milán, Italia, el 8 de noviembre de 1867, era hija de un matrimonio desestructurado. Su padre José Picco, ciego, fue un destacado músico de la prestigiosa Scala de Milán. Y su madre, Adelaida del Corno, se dejó llevar por la debilidad, que no fue precisamente su esposo, y se entregó en brazos de la fama y oropeles rindiendo culto a la vanidad y al fulgor del dinero. Incansable viajera, buscando tal vez una felicidad que se le resistía y que no encontraría nunca en la forma de vida disipada que solía llevar, no dudaba en dejar a la pequeña con sus abuelos. Primeramente, salía para acompañar a su marido, pero cuando un día regresó a casa sin él (desaparecido misteriosamente en el transcurso de un viaje a Rusia), continuó con sus desmanes. Y Eugenia se vio obligada a soportar al nuevo compañero de su madre, con el que ésta tuvo tres hijos más, y a escuchar todo lo estoicamente que le fue posible los reproches maternos porque soñaba para ella un futuro como artista, además de sufrir los inconvenientes creados por su amante.

Sin duda ninguna, éste no era el ambiente propicio para que se forjara una vocación. «Peligros y ocasiones tanto en casa como afuera», diría Eugenia después. Y es que su pasión adolescente, incontenible a sus 14 años, se volcó en un muchacho joven. Era hermosa y elegante; su atractivo se completaba con sus dotes para la música. Desenvuelta y libre iba y venía inmersa en la farándula. Por fortuna, una profesora, Giuseppina Allegri, experta en los conflictos que surgen a estas edades, se ocupó de ella. Debió apreciar los nobles sentimientos que poseía y orientó sus pasos a quienes podían ayudarla espiritualmente. Allegri le presentó a la religiosa María Virginia Pizzetti. La beata se convenció de la certeza de las palabras de Pizzetti: era Jesús el que obraba en su interior; nadie más. La presencia divina que latía en su corazón, aún sin estar familiarizada con ella todavía, le alentaba a orar creyendo y esperando recibir una respuesta tanto en la capilla de las hermanas ursulinas del Sagrado Corazón como en la basílica milanesa de San Ambrosio. Una noche de particular sufrimiento, en la primavera de 1886, a través de una imagen que pendía sobre la pared bajo la cual tenía su cama, en medio de su oración se sintió llamada a vivir la santidad.

Tenía casi 20 años y la invitación de Dios era para ella un torrente de bendiciones. Pensaba que su verdadero hogar sería la Congregación de las Pequeñas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, sita en Parma. Una Orden a la que se encaminó por sugerencia de las ursulinas que consideraron más oportuno que se integrase en esa fundación, valorando el hecho de que ello le permitiría escapar del ambiente asfixiante que le rodeaba en Milán. Para llevar a cabo su empeño, en agosto de 1887 tuvo que huir de su domicilio. Agustín Chieppi, artífice de esa Obra creada en 1865 junto a Anna Micheli, la acogió paternalmente. Se hizo cargo de su sufrimiento y de las circunstancias en las que había tenido que vivir. Y en agosto del año siguiente comenzó el noviciado. Profesó en presencia del fundador en 1891 y emitió votos perpetuos en 1894. El resto de su vida lo destinó a cumplir la voluntad de Dios con espíritu generoso, fiel, humilde… Ella misma sintetizaba su anhelo, diciendo: «Como Jesús ha escogido el pan, algo tan común, así debe ser mi vida, común... accesible a todos y, al mismo tiempo, humilde y escondida, como lo es el pan».

Impartió música, canto y francés a las alumnas del colegio de la Congregación. Después le encomendaron sucesivas misiones. Fue maestra de novicias, archivista, secretaria general y consejera. En 1911 fue elegida superiora general, oficio que desempeñó hasta el fin de sus días. Logró que su gobierno fructificase por su caridad, prudencia y fidelidad al carisma de su fundador. Su sostén fue la oración y la Eucaristía. En el decurso de la Primera Guerra Mundial se volcó en curar a los heridos acogidos por la comunidad en la casa madre. Pero allí acudían también los que estaban ingresados en hospitales. Ellas enseñaban a los hijos de los reclutados en el frente ya que estos muchachos no podían recibir formación. Los que nada poseían, los niños, los que nadie estimaba hallaron en Eugenia una madre. Era extraordinariamente sensible al dolor del prójimo. Seguro que en esos días aciagos, de tanto sufrimiento, recordó vivamente las palabras que les dirigía su fundador: «Tenéis que estar listas para ir hasta los campos de batalla». «Las Pequeñas Hijas tienen que estar listas a donar la última gota de su sangre para los hermanos».

Todo en Eugenia fue una suma de mortificación, obediencia e inocencia evangélicas. Supo sobrenaturalizar lo ordinario con religiosa maestría. Muchos le confiaban sus cuitas, buscaban su consejo y salían fortalecidos. Fue una gran formadora. No tuvo buena salud, y aún se debilitó más con las privaciones y sacrificios. En 1919, año en el que fue reelegida superiora general, a causa de la tuberculosis ósea se le amputó el pie derecho, un episodio dramático que acogió serenamente. Mons. Conforti, prelado de Parma, le aconsejó paternalmente: «No se gobierna con los pies, sino con la cabeza». Ciertamente. Lo que antes era ir y venir quedó «reducido», si así puede decirse, a la ofrenda en estricta oración. Nada más fecundo que ello. Las secuelas no le abandonaron y murió el 7 de septiembre de 1921. Fue beatificada el 7 de octubre de 2001 por Juan Pablo II. En su homilía recordó que «ante el sufrimiento, con los inevitables momentos de dificultad y desasosiego que entraña […], supo transformar la experiencia del dolor en ocasión de purificación y crecimiento interior».

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