ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 22 de septiembre de 2013

La frase del día

Nosotros hoy estamos verificando experimentalmente que 'donde no está Dios, no está ni siquiera el hombre'. 

Henri-Marie de Lubac. 1986 - 1991

 


El papa Francisco

El papa en Cerdeña a los trabajadores: un sistema que puso al centro el ídolo del dinero y no a la persona
Francisco improvisa un discurso en Cagliari: 'no quiero ser un funcionario que dice coraje'. Recuerda el problema en su familia y su país, les invita a luchar, a no dejarse robar la esperanza y a ser solidarios. E improvisa una oración pidiendo trabajo

'Por favor no arruinen su juventud con esos que venden muerte'
El papa Francisco con miles de los jóvenes. Y les confía cuando él descubrió su vocación hace 60 años atrás

Instrumentalizar a los pobres por intereses propios es pecado grave
El papa en Cerdeña a los pobres y encarcelados: 'Miremos a Jesús, esto nos da tanta fuerza'. La solidaridad es el camino, la humildad no es una ideología. La caridad no es asistencialismo, porque eso es negocio

Leer la realidad sin miedos, sin fugas y sin catastrofismos
El papa al mundo universitario: no tener miedo de confrontarse, no resignarse. La universidad como cultura de cercanía constructiva

Las palabras del papa Francisco en el ángelus, en Cerdeña
Sobre todo quiero confiarles a la protección de María, Nuestra Señora de Bonaria

Homilía de Francisco en Cagliari: 'María, hoy queremos decirte: ¡Madre, dónanos tu mirada!'
En la catedral de Nuestra Señora de Bonaria saludó a autoridades, visitó a los enfermos e instó a dar testimonio de los valores humanos y cristianos. Texto completo de la homilía con las improvisaciones

Programa del papa en la ciudad de Cagliari. Domingo 22 de septiembre

Mirada al mundo

El cardenal Cipriani: 'Llevaré el cariño del pueblo peruano al papa Francisco'
El lunes 23 el encuentro. Como regalo unas reliquias de San Martí de Porres y Santa Rosa de Lima. Sobre el ex obispo acusado de abusos: tolerancia sin excluir la misericordia

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

San Ignacio de Santhià Belvisotti
«Este humilde capuchino que tuvo la gracia de atraer a incontables personas a la fe, ha sido considerado el padre de los pecadores y de los desesperados, cazador y refugio de pillos y truhanes»


El papa Francisco


El papa en Cerdeña a los trabajadores: un sistema que puso al centro el ídolo del dinero y no a la persona
Francisco improvisa un discurso en Cagliari: 'no quiero ser un funcionario que dice coraje'. Recuerda el problema en su familia y su país, les invita a luchar, a no dejarse robar la esperanza y a ser solidarios. E improvisa una oración pidiendo trabajo

Por H. Sergio Mora

ROMA, 22 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - El papa en su visita apostólica en la ciudad italiana de Cagliari tuvo el primer encuentro a las nueve de la mañana con el mundo del trabajo, o sea trabajadores, autoridades, familias, teniendo como fondo de cuadro las dificultades causadas por la desocupación, el paro, agravado por la crisis económica que está pasando Europa.

Le dirigió sus palabras un señor jóven que desde hace cuatro años está desempleado y que recordó a dos de sus colegas que murieron en este período. 'Estamos aquí para rendirle homenaje y agradecerle por este coraje que nos trae'. Porque una sociedad que no da trabajo no es justa'. Y le pidió que como Moisés 'interceda para ayudar el grito de los desesperados'.

A continuación una empresaria joven indicó el itinerario de cooperativa social en la que trabajan más de cien empleados, con un sistema de democracia interna que valoriza las potencialidades de todos. 

Se escuchaba que muchos coreaban 'trabajo, trabajo, trabajo' (lavoro, lavoro, lavoro).

Un tercer isleño recordó la dificultad que tiene hoy la agricultura, sufriendo además una marginación social.

El papa inició su discurso: “Esta visita inicia aquí con ustedes, que componen el mundo de trabajo”. Y que “con este encuentro quiero sobre todo expresar mi cercanía, especialmente a las situaciones de sufrimiento: a tantos jóvenes desocupados, a las personas con subsidio de desempleo, precarios, empresarios, comerciantes, que tienen dificultad de ir adelante”. Recordó que conoció la problemática “debido a la experiencia que tuve en Argentina, por esto les dijo ¡Coraje!, debemos enfrentar con solidaridad e inteligencia este desafío histórico.

Y recordó: Yo no la conocí, pero mi papá fue a Argentina y sufrió la crisis de los años 30, perdió todo y yo escuché en mi infancia dentro de mi casa hablar de este sufrimiento, dijo.

Les quiero decir coraje pero soy conciente que tengo que hacer todo lo que pueda para que esta palabra no sea una linda palabra de pasaje. No sea solamente una sonrisa de un empleado de la Iglesia que les dice 'coraje', no esto no lo quiero, quiero que este coraje venga de adentro, como personas como hombres. Tenemos que enfrentar eso con solidaridad e inteligencia en esta emergencia histórica.

Esta es la segunda ciudad que visito en Italia pero ambas, fueron islas. En Lampedusa vi el sufrimiento de tanta gente que busca --arriesgando la vida-- dignidad, pan, salud. El mundo de los refugiados. Y he visto la respuesta de esa ciudad, que a pesar de ser isla no quiso aislarse, acoge y nos da un ejemplo.

Aquí también en esta segunda isla veo sufrimiento, por ver que roban la esperanza, sufrimiento por la falta de trabajo que lleva a sentirse sin dignidad, porque donde no hay trabajo falta la dignidad. Y este no es un problema solamente aquí aunque es fuerte, pero es la consecuencia de una elección a nivel mundial.

Es un sistema económico que tiene al centro un ídolo que se llama dinero. Dios quiso que el centro del mundo no sea un ídolo, sino el hombre y la mujer que lleven adelante con su trabajo. Este sistema sin ética, tiene un ídolo en en centro y se ha vuelto idólatra, manda el dinero, y todo lo que sirve a este ídolo.

Caen los ancianos, porque no dejan lugar en este mundo para ellos, porque existe la eutanasia escondida, porque no los curan y sufren los jóvenes. 

Vuestros gritos 'lavoro, lavoro, lavoro', es como una oración, para llevar el pan a casa. Se descarta a los jóvenes y a los ancianos. Nosotros tenemos que decir queremos un sistema justo. En el centro tienen que estar el hombre y las mujeres, y no el dinero.

Yo había escrito algunas cosas para ustedes, pero mirándolos me vinieron otras palabras. Dejaré al obispo lo que había escrito.

Es fácil decir 'no pierdan la esperanza' pero a quien tiene trabajo y a quien no, les digo 'no se dejen robar la esperanza'. Como soplando sobre las brasas para que el fuego vuelva. La esperanza la hacemos todos, tenemos que sostenerla entre todos. La esperanza es una cosa vuestra y nuestra. Por eso repito no se dejen robar la esperanza.

Pero seamos vivos, porque el Señor nos dice que los ídolos son más astutos que nosotros, el Señor nos invita a ser palomas más astutas que la serpiente. En este momento en nuestro sistema, luchemos para que en el centro de nuestra vida esté el hombre y la familia.

Quisiera terminar rezando en silencio con todos ustedes. Diré lo que me viene al corazón, ustedes en silencio recen conmigo.

“Señor Dios, míranos. Mira a esta ciudad y a esta isla, mira a nuestras familias. Señor a ti no ha faltado el trabajo, has hecho el carpintero y eras feliz, Señor nos falta el trabajo. Los ídolos quieren robarnos la dignidad, los sistemas injustos quieren robarnos la esperanza, Señor no nos dejes solos, ayúdanos a ayudarnos entre nosotros y que olvidemos un poco el egoísmo y centremos en el corazón el 'nosotros', nosotros el pueblo que quiere ira delante. Señor Jesús que no falte un trabajo, dadnos trabajo y enseñanos a luchar por el trabajo y bendícenos a todos nosotros. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Muchas gracias y recen por mí".

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


'Por favor no arruinen su juventud con esos que venden muerte'
El papa Francisco con miles de los jóvenes. Y les confía cuando él descubrió su vocación hace 60 años atrás

Por H. Sergio Mora

ROMA, 22 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - En su vista a la isla italiana de Cerdeña, a las 17,30 el papa ya estaba en el estrado en donde por la mañana había encontrado al mundo del trabajo en la explanada del Largo Carlo Felice.

Después del saludo de dos jóvenes y las preguntas de otros presentes exclamó: “¿Parece que hay algunos jóvenes, o tantos? ¡Son tantos! Gracias por haber venidos tantos a este encuentro, verles me recuerda la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro: quizás algunos de ustedes estaban allá, pero muchos seguramente la han seguido por televisión e internet. Y fue una experiencia muy linda, una fiesta de la fe y de la fraternidad, que nos llena de alegría”.

“La misma alegría –añadió el papa-- que probamos hoy. Agradecemos al Señor y a la Virgen María, Nuestra Señora de Bonaria: es Ella que nos ha hecho encontrar aquí. ¡Récenle con frecuencia, que es una buena madre!”.

Y el papa volvió a citar el evangelio de Emaús, cuando los discípulos se muestran desanimados porque las cosas no habían ido como ellos esperaban, encuentran al Señor. “Este es el primer punto la experiencia del fracaso” dijo.

“Lo dijeron vuestros 'portavoces, en donde la fe aparece un poco desteñida, se ven cristianos a veces cansados y tristes y muchos jóvenes después de la Confirmación se van”.

Y les recordó que “en las preguntas que me hicieron estaba esta experiencia: el sacramento de la confirmación” o deberíamos llamarlo dijo “el sacramento del adiós”. Y el papa les interrogó:“Les quiero hacer una pregunta y cada uno la responda en su corazón. Piensen a las experiencia de fracaso que han experimentado, seguramente todos nosotros las tenemos”.

Y les invitó a no desanimarse porque el “cristiano pesimista, que feo eso”. Porque la esperanza, prosiguió “es parte de vuestro ser. Un joven sin esperanza ha envejecido demasiado rápido. La esperanza es parte de vuestra juventud. Si ustedes no tienen esperanza reflexionen seriamente”.

“¿Y cuando un joven pierde la esperanza dónde va a encontrar algo de paz? Ustedes saben de estos vendedores de muerte, que ofrecen una vía para cuando uno está triste sin esperanza, sin confianza. Por favor no le vendan su juventud a esos que venden muerte”.

Y precisó que “cuando digo esto quiero ser sincero, no vengo a vender una ilusión, hay una persona que pueden llevarte adelante, confía en Él porque Jesús no es una ilusión. Hay que confiaren Jesús, el Señor está siempre con nosotros” porque “está cerca de nuestros fracasos, de nuestra fragilidad de nuestros pecados, para transformarlos”.

“Quiero contarles --dijo el santo padre-- una experiencia: hice el 60 aniversario del día en que sentí la voz de Jesús en mi corazón, y esto no lo digo para que me hagan una torta aquí. Esto no lo olvido nunca. El Señor me hizo sentir fuertemente que tenía que seguir ese camino. Pasaron algunos años antes que esa decisión e invitación fuera definitiva. Fueron años con éxitos y alegrías, pero también de fracasos, de fragilidad y de pecado. 60 años en la vía del Señor, atrás de Él, siempre con Él”.

Y les preguntó a los jóvenes. “¿Por qué. porque me siento Tarzán que va adelante? No, porque también en los momentos más oscuros, del pecado, del fracaso he mirado a Jesús y nunca me ha dejado solo. Confiemos en Jesús, Él no nos desilusiona nunca, es un amigo fiel, este es mi testimonio. Vayan adelante”.

Y les recomendó: “Nunca dejen de ponerse en juego” y añadió “nunca lamentaciones, desánimo. Y nunca, nunca ir a comprar consolación de muerte, e ir adelante con Jesús. Él no nos desilusiona, y nos lleva siempre adelante”. Y concluyó: “Recen por mí, y que la Virgen les acompañe”.

Al concluir el encuentro con los jóvenes el santo padre fue al aeropuerto en donde partió de regreso a Roma y al Vaticano.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Instrumentalizar a los pobres por intereses propios es pecado grave
El papa en Cerdeña a los pobres y encarcelados: 'Miremos a Jesús, esto nos da tanta fuerza'. La solidaridad es el camino, la humildad no es una ideología. La caridad no es asistencialismo, porque eso es negocio

Por Redacción

ROMA, 22 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - Pocos minutos después de las 15 horas, el papa Francisco viajaba en el papamovil entre la gente que le esperaba por las calles y le aplaudía.

Después de haber saludado y besado a algunos niños, entró en la catedral. Y mientras el coro creaba una atmósfera recogida, el papa se sentó adelante, al pié del altar.

El arzobispo de Cagliari, Arrigo Miglio, recordó que estaban presentes los voluntarios de la Cáritas, un grupo de presos.  Al final de sus palabras el papa saludó a diversas personas, pobres, detenidos, encarcelados menores, ex prostitutas y también enfermos y personas varias.

El papa inició agradeciendo a los presentes de estar allí, y en su “yo me siento aquí como en mi casa” estallaron los aplausos. “Porque como se dice en América Latina esta casa es mi casa” dijo.

El papa subrayó, en algunas palabras fuera del discurso que había preparado: “Aquí sentimos de manera fuerte y concreta que somos todos hermanos. Aquí el único Padre es el Padre Celeste, y el único maestro es Jesucristo”. Y volviendo al mensaje escrito recordó: “La primera cosa que quiero compartir es esta alegría de tener a Jesús como Maestro”.

Y les aconsejó: “Miremos hacia Él, esto nos da tanta fuerza, tanta consolación en nuestras fragilidades, en nuestras miserias y dificultades”. Porque “todos los que estamos aquí somos iguales delante del Padre”, y señaló que “Jesús decidió de hacerse hombre y como hombre hacerse siervo, hasta la morir en la cruz”. El papa precisó que esta es la vía del amor, y señaló que “la caridad no es asistencialismo” porque advirtió que eso “es hacer negocios”.

Sobre la palabra solidaridad en esta cultura de lo descartable consideró “que corre el riesgo de ser borrada del vocabulario, porque da fastidio y en cambio nosotros decimos que este es el camino”. Y recordó que la humildad de Jesús fue real, porque eligió de estar con los pequeños, con los excluidos, con nosotros. Pero volvió a advertir: “Atención, no es una ideología”.

Un segundo aspecto que quiso subrayar el santo padre es que “Jesús no vino al mundo para hacer un desfile, para hacerse ver” y por eso agradeció a Dios por el empeño de aquellos que quieren seguirlo, en particular los voluntarios a quienes instó a “ realizar obras de misericordia con misericordia, las de caridad con caridad, con ternura y siempre con humildad.

“¿Saben?, a veces se encuentra arrogancia en el servir a los pobres” dijo, y “estoy seguro que ustedes lo han visto, la arrogancia de quienes saben que necesitamos de su servicio”. Y señalo que “algunos instrumentalizan a los pobres por intereses personales o del propio grupo. Sé que esto es humano ¡pero no está bien! Y digo más: esto es pecado, pecado grave, porque es usar a los que son carne de Jesús para su vanidad propia”, y concluyó el santo padre: “Sería mejor si estas personas se quedaran en su casa”.

“Siguiendo a Cristo en la vía de la caridad sembramos la esperanza” dijo. Recordó que la sociedad italiana y en general, necesita esperanza, “y algunos miembros de ella deben empeñarse en el sector político que es una forma alta de caridad”. Matizó que como Iglesia existe una responsabilidad de colaborar con las instituciones públicas respetando las propias competencias.

Y repitió “No se dejen robar la esperanza y vayan adelante”. Concluyó bendiciendo “a todos ustedes junto a vuestras familias”. Al despedirse pidió: “recen por mí que tengo mucha necesidad de oraciones”.

A la salida de la catedral hubo un evento fuera de programa, del santo padre encontró a un grupo de unas cien religiosas de clausura, de diversas congregaciones. “El señor nos ha llamado --les dijo-- para sostener a la Iglesia, ante todo con las oraciones. Recen por mí”.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Leer la realidad sin miedos, sin fugas y sin catastrofismos
El papa al mundo universitario: no tener miedo de confrontarse, no resignarse. La universidad como cultura de cercanía constructiva

Por Redacción

ROMA, 22 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - Unos pocos minutos después de las 16 horas, el santo padre llegó a la Pontificia Facultad Teológica Regional en Cerdeña. El papa fue recibido por la comunidad de jesuitas en el aula Magna, con la presencia de los docentes y estudiantes de dicha universidad pero también de otras estatales de Cerdeña. Tras los saludos de los directores de la universidad, el papa dirigió el siguiente discurso:

Queridos amigos, a todos les doy mi cordial saludo.

Agradezco al padre director y a los rectores magníficos por sus palabras de acogida, y les deseo todo tipo de bien por el trabajo de las tres instituciones. Les agradezco el trabajo de las Pontificia Facultad Teológica que nos hospeda, en particular a los padres jesuitas que realizan con generosidad su precioso servicio y a todo el cuerpo académico. La preparación de los candidatos al sacerdocio es siempre un objetivo primario, pero también la formación de los laicos es muy importante.

No quiero hacer una lección académica mismo si el contexto y el hecho que ustedes son un grupo calificado lo solicitaría. Prefiero ofrecer algunas reflexiones hechas en alta voz que parten de mi experiencia de hombre y de Pastor de la Iglesia.

Y por esto me dejo guiar por un párrafo del evangelio, haciendo una lectura 'existencial', la de los discípulos de Emaús: dos discípulos que Jesús que después de su muerte retornan a su pueblo. He elegido tres palabras clave: desilusión, resignación, esperanza.

Estos discípulos llevan en su corazón sufrimiento y desorientación por la muerte de Jesús, están desilusionados por como acabaron las cosas. Un sentimiento análogo lo encontramos también en nuestra situación actual: la desilusión, debido a una crisis económico-financiera, pero también ecológica, educativa, moral. Es una crisis que se refiere al presente y al futuro histórico, existencial del hombre en esta nuestra civilización occidental, que termina por afectar al mundo entero.

Claramente cada época de la historia contiene en sí elementos críticos, pero al menos en los cuatro últimos siglos no se ha visto nunca así --el tambalear las certezas fundamentales que constituyen la vida de los seres humanos-- como en nuestra época.

Pienso a la deterioración del ambiente, a los desequilibrios sociales, a la terrible pontencia de las armas, al sistema económico-financiero, al desarrollo y al peso de los medios de información, de comunicación y de transporte. Es un cambio que afecta el modo mismo en el cual la humanidad lleva su existencia en este mundo.

Delante a esta realidad ¿Cuáles son las reacciones? Volvamos a los dos discípulos de Emaús: desilusionados delante de la muerte de Jesús se muestran resignados y buscan de huir de la realidad, dejan Jerusalén. Mismas actitudes que podemos leer también en este momento histórico. Delante de la crisis nos podemos resignar, ser pesimistas hacia cualquier posibilidad eficaz de intervención. En un cierto sentido es un 'salirse afuera' de la misma dinámica del actual momento histórico, denunciando los aspectos más negativos con una mentalidad similar a la de aquel movimiento espiritual y teológico del II siglo después de Cristo que es llamado 'apocalíptico'.

Esta concepción pesimista de la libertad humana y de los procesos históricos lleva a una especie de parálisis de la inteligencia y de la voluntad. La desilusión lleva también a una especie de fuga, a buscar 'islas' o momentos de tregua. Es algo similar a la actitud de Pilatos, el 'lavarse las manos'. Una actitud que parece 'pragmática' pero que de hecho ignora el grito de justicia, de responsabilidad social, y que lleva al individualismo a la hipocresía o peor a una especie de cinismo.

A este punto nos pedimos: ¿Tiene una via de salida esta situación? ¿Debemos resignarnos? ¿Tenemos que dejar oscurecer la esperanza? ¿Tenemos que huir de la realidad? Tenemos que 'lavarnos las manos' y cerrarnos en nosotros mismos? Pienso que no sea una vía que debemos recorres, pero que justamente el momento histórico que vivimos nos empuja a buscar y encontrar las vías de esperanza, que abran nuevos horizontes a nuestra sociedad. Y aquí está el precioso rol de la universidad como lugar de elaboración y transmisión del saber, de formación de la 'sapienza' en el sentido más profundo del término, de educación integral de la persona. En esta dirección quiero ofrecer algunos breves puntos sobre los cuales reflexionar.

La universidad como lugar de discernimiento: Es importante leer la realidad, mirándola en la cara. Las lecturas ideológicas o parciales no sirve, alimentan solamente la ilusión y la desilusión. Leer la realidad pero también vivir esta realidad sin miedos, sin fugas y sin catastrofismos


Cada crisis, incluso esa actual, es un pasaje, el dolor de un parto que comporta fatiga, sufrimiento, pero que trae consigo el horizonte de la vida, de una renovación, trae la fuerza de la esperanza. La cirisis puede volverse un momento de purificación y de reconsideración de nuestros modelos económicos sociales y de una cierta concepción del progreso que ha alimentado ilusiones para recuperar lo humano en todas sus dimensiones.

El discernimiento no es ciego ni se improvisa: se realiza sobre criterios éticos y espirituales, implica interrogarse sobre lo que es bueno, sobre los propios valores de una visión del hombre y del mundo, una visión de la persona en todas sus dimensiones, especialmente aquella espiritual, trascendente. No se puede considerar nunca a la persona como 'material humano.

La universidad como lugar de 'sapienza' tiene una función muy importante en el formar el discernimiento para alimentar la esperanza, Cuando el viandante desconocido que es Jesús Resuscitado, se acerca a los dos discípulos de Emaús, tristes y desconsolados no intenta esconder la realidad de la crucifixión, de la aparente derrota que ha provocado su crisis, al contrario los invita a leer la realidad para guiarlos a la luz de su Resurrección:

“Oh insensatos y tardos de corazón.. ¿No era era necesario que el Cristo padeciera todo esto para entrar así en su gloria? Tener discernimiento significa no huir, sino leer seriamente, sin prejuicios la realidad".

Otro elemento: la universidad como lugar en el que se elabora la cultura de la proximidad y de la cercanía. El aislamiento y el cierre en si mismos o en los propios intereses no son nunca el camino para dar esperanza o para obrar una renovación, pero es la cercanía, es la cultura del encuentro.

La universidad es el lugar privilegiado en el que se promueve, se enseña, se vive enseña cultura del diálogo, que no nivela indiscriminadamente diferencias y pluralismos --uno de los riesgos de la globalización-- y tampoco los extrema haciéndolos volver motivo de choque, pero abre a la confrontación constructiva.

Esto significa entender y valorizar las riquezas del otro, considerándolo no con indiferencia o con temor, pero como un factor de crecimiento. Las dinámicas que rigen las relaciones entre personas, entre grupos, entre naciones, con frecuencia no son de cercanía, de encuentro pero de choque.

Me reporto a la estrofa evangélica: cuando Jesús se acerca a los discípulos de Emaús y comparte su camino, escucha su lectura de la realidad, su desilusión y dialoga con ellos; justamente de esta manera reenciende en sus corazones la esperanza, abre nuevos horizontes que estaban ya presentes, pero que solamente el encuentro con el Resucitado permite reconocer. No tengan nunca miedo del encuentro, del diálogo, del confrontarse, mismo entre universidades. En todos los niveles. Aquí estamos en la sede de la Facultad Teológica, permítanme de decirles: no tengan miedo de abrirse también a los horizontes de la trascendencia, al encuentro con Cristo o de profundizar la relación con Él. La fe no reduce nunca el espacio de la razón, pero lo abre a una visión integral del hombre y de la realidad , y lo defiende del peligro de reducir el hombre a 'material humano'.

Un último elemento: la universidad como lugar de formación en la solidaridad. La palabra solidaridad no pertenece solamente al vocabulario cristiano, es una palabra fundamental del vocabulario humano. El discernimiento de la realidad, asumiendo el momento de crisis, la promoción de una cultura del encuentro y del diálogo orientan hacia la solidaridad como elemento fundamental para una renovación de nuestras sociedades.

En el encuentro, el diáolog entre Jesús y los dos discípulos de Emaús, que reenciende la esperanza y renueva la esperanza y renueva el camino de su vida, lleva a compartir: lo reconocen al dividir el pan. Es el signo de la eucaristía, de Dios que se hace así cercano en Cristo de volverse presencia constante, al punto de compartir su propia vida. Y esto nos indica a todos, también a quien no cree, que es justamente en una solidaridad no dicha sino vivida que las relaciones pasan del considerar al otro como 'material humano' o como 'número' al considerarlo como persona.

No hay futuro para ningún país, para ninguna sociedad, para nuestro mundo, si no sabremos ser todos más solidarios. Solidaridad por lo tanto como modo de hacer historia, como ámbito vital en el cual los conflictos, las tensiones, también los opuestos alcanzan una armonía que generan vida. Antes de concluír permítanme subrayar que a nosotros cristianos la fe misma nos da una esperanza sólida que nos empuja a discernir la realidad, a vivir al cercanía y la solidaridad, porque Dios mismo ha entrado en nuestra historia, volviéndose hombre en Jesús y se ha sumergido en nuestra debilidad haciéndose cercano a todos, mostrando solidaridad concreta, especialmente hacia los más pobres y necesitados, abriéndonos un horizonte infinito y seguro de esperanza.

Estimados amigos, gracias por este encuentro y por vuestra atención. La esperanza sea la luz que ilumina siempre vuestro estudio y vuestro empeño. Que Dios les bendiga.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Las palabras del papa Francisco en el ángelus, en Cerdeña
Sobre todo quiero confiarles a la protección de María, Nuestra Señora de Bonaria

Por Redacción

ROMA, 22 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - Al concluir la misa en la explanada anterior del santuario de Santa María de Bonaria, el papa inciensó a la imagen, antes de rezar la oración del ángelus y dar la bendición final, dirigió las siguientes palabras:

“Queridos hermanas y hermanas.

Antes de concluir esta celebración, les saludo con afecto, en particular a mis hermanos los obispos de Cerdeña a quienes agradezco.

Aquí a los pies de la Virgen quiero agradecer a todos y a cada uno de ustedes, queridos fieles, sacerdotes, religiosos y religiosas. Las autoridades y en manera especial a todos quienes colaboraron para organizar esta visita pastoral. Sobretodo quiere confiarles a la protección de María, Nuestra Señora de Bonaria. Si bien en este momento pienso a todos los numerosos santuarios marianos de Cerdeña. Vuestra tierra tiene una relación fuerte con María, una relación que se expresa vuestra devoción y vuestra cultura.

¡Sean siempre verdaderos hijos de María y de la Iglesia y demuéstrenlo con vuestra vida, siguiendo el ejemplo de los santos!

Y sobre esto recordamos que ayer en Bérgamo, fue proclamado el beato Tommaso Acerbis da Olera, fraile capuchino, que vivió entre los siglos XVII y XVIII. ¡Demos gracias por este testimonio de humildad y de la caridad de Cristo!”

Y después de la bendición dijo: ¡Les deseo que tengan un buen domingo y también, 'un buon pranzo'!

A continuación el papa fue en auto al Pontificio Seminario Regional, para almorzar con los obispos de Cerdeña.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Homilía de Francisco en Cagliari: 'María, hoy queremos decirte: ¡Madre, dónanos tu mirada!'
En la catedral de Nuestra Señora de Bonaria saludó a autoridades, visitó a los enfermos e instó a dar testimonio de los valores humanos y cristianos. Texto completo de la homilía con las improvisaciones

Por Redacción

ROMA, 22 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - A las 10 de la mañana el papa Francisco llegó a sagrario del santuario de Nuestra Señora de Bonaria. Después fueron los saludos de rito, entre los cuales el del alcalde de Cágliari recordó el culto común de la Virgen de Pompei en estas dos ciudades: Buenos Aires y Cerdeña. Y de la emigración que se registró desde la isla hacia Argentina.

Entonces el papa entró en el santuario y saludó a los cientos de enfermos y discapacitados que allí le esperaban, algunos en camilla. En la celebración de la misa, presidida por el santo padre y concelebrada por los obispos y muchos sacerdotes de la isla, el papa inició con una frase en idioma sardo:

'Sa paghe ‘e Nostru Segnore siat sempre chin bois'. (Gracias y que el Señor esté siempre con ustedes).

y prosiguió:

“Hoy se realiza este deseo que les había anunciado en la plaza de San Pedro, antes del verano, de poder visitar el Santuario de Nuestra Señora de Bonaria.

He venido para compartir con ustedes las alegrías y esperanzas, fatigas y empeños, ideales y aspiraciones de vuestra isla, y para confirmarles en la fe. También aquí en Cágliari como en toda Cerdeña, no faltan las dificultades,hay tantos,problemas y preocupaciones: pienso en particular a la falta de trabajo y a su precariedad, así como la incerteza por el futuro.

Cerdeña, esta vuestra bella región, sufre desde hace mucho tiempo muchas situaciones de pobreza, acentuadas por su condición insular. Es necesaria la colaboración leal por parte de todos, con el empeño de los responsables de las instituciones,también la Iglesia,para asegurar a las personas y a las familias los derechos fundamentales y hacer crecer una sociedad más fraterna y solidaria. Asegurar el derecho al trabajo para llevar el pan a casa ganado con el trabajo.

Les estoy cerca, les recuerdo en mis oraciones, y les doy coraje para que perseveren en el testimonio de los valores humanos y cristianos tan profundamente radicados en la fe y en la historia de este territorio y de su población. ¡Mantengan siempre encendida la luz de la esperanza!

He venido medio de ustedes para ponerme con ustedes a los pies de la Virgen que nos da a su hijo. Se bien que María, nuestra Madre está en vuestro corazón, como testimonia este Santuario en el cual muchas generaciones de sardos subieron y continuarán a subir, para invocar la protección de la 'Madonna di Bonaria', patrona Máxima de la Isla. Aquí ustedes traen sus alegrías y los sufrimientos de esta tierra, de sus familias y también de los hijos que viven lejos, que muchas veces debieron partir con gran dolor y nostalgia para buscar un trabajo y un futuro para sí y para sus seres queridos.

Hoy todos nosotros aquí reunidos queremos agradecer a María porque siempre nos está cerca, queremos renovar a ella nuestra confianza y nuestro amor.

La primera lectura que hemos escuchado nos muestra a María en oración en el Cenáculo, junto a los apóstoles, esperando la efusión del Espíritu Santo. María reza, reza junto a la comunidad y a los discípulos, y nos enseña a tener plena confianza en Dios, en su misericordia. ¡Esta es la potencia de la oración!

¡No nos cansemos de golpear a la puerta de Dios. Llevemos al corazón de Dios, a través de María, toda nuestra vida, cada día!

El en evangelio vemos sobre todo la última mirada de Jesús hacia su madre. Desde la cruz Jesús mira a su madre y le confía al apóstol Juan diciendo: 'Este es tu hijo'. En Juan estamos todos, también nosotros, y la mirada de amor de Jesús nos confía a la custodia materna de la Madre. María habrá recordado otra mirada de amor cuando era una joven: la mirada de Dios Padre que había mirado su humildad, su pequeñez. María nos enseña que Dios no nos abandona, puede hacer cosas grandes a pesar de nuestra debilidad. ¡Tengamos confianza en Él! Llamenos a la puerta de su corazón.

Y el tercer pensamiento: hoy he venido en medio de ustedes, más aún, hemos venido todos juntos para mirar hacia la mirada de María, porque allí está como que el reflejo de la mirada del Padre, que ha hizo Madre de Dios, y la mirada del Hijo desde la cruz, que la hizo Madre nuestra. Y con esa mirada hoy María nos mira, Necesitamos su mirada de ternura, de su mirada materna que nos conoce mejor que cualquier otro, de su mirada llena de compasión y de atención.

María, hoy queremos decirte: ¡Madre, danos tu mirada! Tu mirada nos lleva a Dios, tu mirada es un don del Padre bueno, que nos espera a cada giro de nuestro camino, es un don de Jesucristo en la cruz que carga sobre sí nuestros sufrimientos, nuestras fatigas, nuestro pecado. Y para encontrar a este Padre lleno de amor hoy le decimos: ¡Madre dónanos tu mirada!

Digámos todos juntos: Madre dónanos tu mirada, Madre dónanos tu mirada.

Pero en el camino que muchas veces es difícil, no estamos solos, somos muchos, somos un pueblo, y la mirada de la Virgen nos ayuda a mirarnos entre nosotros de manera fraterna. ¡Mirémonos de manera más fraterna! María nos enseña a tener aquella mirada que busca acoger, acompañar, proteger. ¡Aprendamos a mirarnos los unos a los otros bajo la mirada materna de María! Hay personas que consideramos instintivamente menos y que en cambio tienen más necesidad de nosotros: los más abandonados, los enfermos, los que no tienen de que vivir, los que no conocen a Jesús, los jóvenes que están en dificultad. Los jóvenes que no encuentran trabajo.

No tengamos miedo de salir y mirar a nuestros hermanos y hermanas con la mirada de la Virgen. Ella nos invita a ser verdaderos hermanos. Y no permitamos que algo o alguna cosa se interponga entre nosotros y la mirada de la Virgen. ¡Madre dónanos tu mirada!

Nadie nos lo esconda. Nuestro corazón de hijos sepa defenderlo de tantos charlatanes que prometen ilusiones; de quienes tienen una mirada ávida de vida fácil, de promesas que no se pueden cumplir. No nos roben la mirada de María que está lleno de ternura, que nos da fuerza y que nos vuelve solidarios entre nosotros.Todos digamos: ¡Madre, dónanos tu mirada!¡Madre, dónanos tu mirada! ¡Madre, dónanos tu mirada!

Y en sardo concluyó: Nostra Segnora ‘e Bonaria bos acumpanzet sempre in sa vida. (Nuestra Señora del Buen Aire les acompañe siempre en su vida)

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Programa del papa en la ciudad de Cagliari. Domingo 22 de septiembre

Por Redacción

ROMA, 22 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - 7,30 – Parte del aeropuerto Ciampino en la ciudad de Roma

08.15 – Llega al aeropuerto "Mario Mameli" de la ciudad de Cagliari

08.45 - Encuentro con el mundo del trabajo en la explanada Carlo Felice di Cagliari - Discurso del Santo Padre. Encontrará a trabajadores que se encuentran si trabajo, a empresarios y organizadores de la categoría.

09.45 – Saludo a las autoridades en la plaza delante del Santuario de Nuestra Señora de Bonaria de Cagliari. Saludo a 1600 enfermos o discapacitados adentro de la basílica.

10,30 - Santa Misa en la plaza delante del santuario. Homilía del papa Francisco. Y después el ángelus. Se calcula que estarán unas 80 mil personas y las pantallas gigantes ayudarán a seguir el evento. La eucaristía presidida será el papa y concelebrada por obispos y numerosos sacerdotes provenientes de laa diócesis de Cerdeña.
La celebración seguirá la festividad de Nuestra Señora de Bonaria que en el calendario litúrgico se celebra el 24 de abril. Un coro de 200 personas provenientes de coros locales, cantará al ingreso "Deus ti salvet Maria" y concluirá con el himno "Di Bonaria celeste Regina".

13 hs.– Almuerzo con los obispos de Cerdeña en el Pontificio Seminario Regional de Cagliari.

15 hs.– Encuentro en la catedrál de Cagliari con los pobres y detenidos en la cárcel del Buoncammino en el minoril de Quartucciu. Acompañan los capellanes, las autoridades y policía penitenciaria.

Saludan al papa los pobres y voluntarios de la Cáritas, de la comunidad terapéutica Aquilone, del los voluntarios de San Vicente y del dormitorio Hozanam, del progetto "Donne al traguardo" (Mujeres hacia el final) de las monjas de Madre Teresa di Calcuta, y una pequeña familia gitana sin domicilio fijo.

16 hs.– Encuentro con el mundo de la cultura en el 'Aula Magna de la 'Pontificia Facoltà Teologica della Sardegna a Cagliari', en donde el santo padre realizará un discurso.
El santo padre encontrará a sus hermanos jesuitas, expresando el agradecimiento de toda la Iglesia por su trabajo en la formación del clero, evangelización y promoción de la cultura. Estarán presentes los rectores y representantes de los docentes y estudiantes de las universidades estatales de las ciudades de Cagliari y Sassari.
17 hs.– Encuentro con los jóvenes del evento "Getta le tue reti" (arroja tus redes) en la explanada Carlo Felice y allí el Santo Padre dirigirá unas palabras. Los jóvenes le harán algunas preguntas seleccionadas via web. Se espera aquí a unas 50 mil personas, mayoritariamente jóvenes.

18.30 – Parte el avión del aeropuerto "Mario Mameli" hacia Roma, aeropuerto de Ciampino.

19.30 Llegará al Vaticano.

El papa recibirá también un regalo de solidaridad para los pobres discapacitados sin domicilio de Buenos Aires, para la casa de acogida "San Martin de Porres"
que Bergoglio inició a construir. Participarán a la iniciativa siete círculos de inmigrantes sardos en Buenos Aires.  (caritas.cagliari@gmail.com). 

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Mirada al mundo


El cardenal Cipriani: 'Llevaré el cariño del pueblo peruano al papa Francisco'
El lunes 23 el encuentro. Como regalo unas reliquias de San Martí de Porres y Santa Rosa de Lima. Sobre el ex obispo acusado de abusos: tolerancia sin excluir la misericordia

Por Redacción

ROMA, 22 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - Desde Roma y por enlace telefónico el Cardenal Cipriani en su programa “Diálogo de Fe” recordó que este próximo lunes 23 de setiembre será recibido en audiencia personal por el Papa Francisco, como lo reitera un comunicado del arzobispado de Lima.

“Es un momento de especial gozo y cercanía de poder conversar con el Papa el lunes. Mi unión con el Papa es muy grande, y le pido sus oraciones, porque también le llevaré el cariño del pueblo peruano. Mantengo con el Papa una amistad sincera y cercana”, refirió.

“El Papa tiene una profunda devoción a San Martín de Porres y a Santa Rosa de Lima. Yo le he traído --como sorpresa-- unas reliquias para que el día lunes recuerde a nuestro pueblo peruano”, señaló. 

Mitos sobre la teología de la liberación

En otro momento mencionó la estrecha amistad que tiene con Monseñor Gerhard Müller, Prefecto de la Congregación de la Fe, al que irá a felicitar personalmente estos días por su ratificación en el cargo por el Papa Francisco.

A propósito de las declaraciones últimas de Monseñor Müller sobre la teología de la Liberación el Cardenal Cipriani comentó: “Tengo una carta que el cardenal (Augusto) Vargas le dirige al Padre Gutiérrez en 1998, que ni siquiera yo había sido nombrado en Lima, en que el Cardenal Vargas le está diciendo que lo autoriza que se vaya y se haga dominico. Somos Iglesia de Cristo y el Papa lo dice de una manera maravillosa”, refirió.


Tolerancia cero sí, pero también misericordia

Ante una pregunta del periodista Miguel Humberto Aguirre en RPP sobre la denuncia que la Fiscalía de Ayacucho abrió de oficio al ex Obispo Auxiliar de Ayacucho, Gabino Miranda,  el Cardenal Cipriani respondió que recién ha tomado conocimiento de esta denuncia de oficio que se ha hecho en el fuero civil.

Sin embargo, refirió que “en estos temas delicados la Iglesia exige claridad, transparencia y justicia muy grande. (...) En mí siempre encontrarán verdad, no hagamos leña del árbol caído. No me parece de buen gusto que un obispo retirado haga una denuncia dura. El Papa nos está hablando de misericordia. Tolerancia cero sí, pero también misericordia, justicia y derecho a la defensa”, expresó sobre el caso.

“El Opus Dei jamás va a encubrir situaciones de este estilo”

En otro momento, el Arzobispo de Lima desmintió que el ex Obispo Auxiliar de Ayacucho haya pertenecido al presbiterio de la Prelatura del Opus Dei. “No es un sacerdote incardinado en el Opus Dei. Es de mal gusto que se quiera vincular o maltratar a una institución que goza de salud espiritual y cercanía con Dios. El Opus Dei jamás va  a encubrir situaciones de este estilo”.

“No sé qué tendrá que decir el propio interesado al respecto. Es muy doloroso lo que me estás mencionando, pero pienso que las personas tienen derecho a defenderse. Desde aquí no puedo darle una medida a una situación tan delicada que me estás diciendo”, prosiguió.

Padre Gaspar felicita iniciativa de la Fiscalía  

Por su parte, el Padre Luis Gaspar, Juez del Tribunal Eclesiástico, felicitó la iniciativa de la Fiscalía de Huamanga de abrir las investigaciones en el fuero civil al ex obispo Miranda. “Estos casos dependen de Roma, de la Congregación de Doctrina de la Fe. Felicito la iniciativa que ayer salió pública de la Fiscalía de Huamanga. Tolerancia cero en la Iglesia, no se pueden permitir este tipo de actos y abusos contra menores de edad. En el ámbito civil sería de gran ayuda que Monseñor Luis Bambarén proporcione información a la fiscalía de Huamanga y a las autoridades”, refirió.

En ese sentido, recordó que actualmente no tenemos una comunicación de la Santa Sede que confirme la noticia, porque quienes confirmaron la noticia fueron un blog de España y Monseñor Bambarén.

“La iglesia siempre va a ser clara con este tema. Tolerancia cero y va a ser solidaria en acompañar a las víctimas, pero siempre contamos con la asistencia del Espíritu Santo y esto no debe manchar la honra y la fama de miles de sacerdotes del país”, mencionó.

Asimismo el Padre Gaspar aclaró que el superior de Gabino Miranda es Monseñor Salvador Piñeiro, Arzobispo de Ayacucho y Presidente de la Conferencia Episcopal,  quien mediante un comunicado ha confirmado que responderá las preguntas sobre este tema a su regreso a Lima.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


San Ignacio de Santhià Belvisotti
«Este humilde capuchino que tuvo la gracia de atraer a incontables personas a la fe, ha sido considerado el padre de los pecadores y de los desesperados, cazador y refugio de pillos y truhanes»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 22 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - Cuando a sus 30 años llamó a las puertas del convento de los capuchinos en Turín ya se había consagrado como excelente predicador de ejercicios y misiones con los jesuitas de Vercelli. Siendo párroco de Casanova Elvo, y preceptor de la insigne familia de los Avogadro de Vercelli, hasta había renunciado a una canonjía en Santhià, y no quería seguir cumpliendo su voluntad, sino la de Dios. Por eso, ante el provincial se postró de rodillas diciendo: «Padre, en todo aquello que he hecho hasta ahora tengo la sensación de haber practicado siempre mi voluntad. Una voz interior me está repitiendo que para servir de verdad al Señor debo cumplir su voluntad, debo estar sujeto a la obediencia». Esa era la clave, y puso todo su empeño en cumplirla con total fidelidad y alegría durante cincuenta y cuatro años, llevando su vivencia más allá de lo que se le encomendó explícitamente.

Lorenzo Maurizio, que era su nombre de pila, nació en Santhià, Italia, el 5 de junio de 1686. Pertenecía a una acomodada familia y era el cuarto de siete hermanos. Al morir su padre cuando tenía 7 años, recibió instrucción de manos de un sacerdote que influyó en su vocación sacerdotal. Fue seminarista en su ciudad natal, y completó estudios en Vercelli. Recibió la ordenación en 1710. Tras cinco años de ejercicio pastoral, ingresó con los capuchinos de Chieri, Turín, en medio de la incomprensión de parientes y feligreses. Allí tomo el nombre de Ignacio de Santhià. Lo destinaron sucesivamente a distintos lugares, entre otros, Saluzzo, Chieri, Mondoví, Ivrea, Turín… desempeñando diferentes misiones. Fue prefecto de sacristía, director de acólitos, vicario y maestro de novicios, capellán militar y confesor. Siempre se le vio centrado en la oración, a la que dedicaba muchas horas diarias adorando al Santísimo Sacramento, con un espíritu de servicio y disponibilidad admirables; constituía un auténtico descanso para sus superiores.

Los religiosos de las comunidades por las que pasó, y las gentes de las localidades en las que vivió y sus aledaños, reconocían en él al auténtico discípulo de Cristo: sereno, prudente, acogiendo con gozo toda misión, incluida la limosna, abierto a escuchar las cuitas ajenas dentro y fuera del convento, tanto en confesión como en otras circunstancias elegidas por las personas que acudían a él. Se le ha llamado «el padre de los pecadores y de los desesperados» porque abría sus brazos a cualquiera sin distinción, con piedad, caridad y misericordia, sin juzgar la gravedad de sus acciones: todo lo que había aprendido orando frente al crucifijo. Como maestro de novicios y director espiritual no tenía precio. Con ternura, comprensión y rigor, sabiamente dosificado, guiaba a los aspirantes por el auténtico sendero de la santidad, incidiendo en la necesidad de la obediencia: «¡Obediencia! ¡Obediencia! ¿Qué cosa más grata podemos ofrecer a Dios que nuestra obediencia?». Podían acudir a él siempre que lo necesitaran; todos sabían que él les estaría esperando fuese de día o de noche. «El paraíso –afirmaba– no ha sido creado para los apoltronados; por tanto, empeñémonos. Desdice de quien ha optado por una regla austera, una excesiva preocupación por huir de los padecimientos, siendo así que el sufrimiento es propio del seguimiento de Jesús. Si el Sumo Pontífice de Roma nos obsequiara con un pedacito de la Santa Cruz, nos sentiríamos muy honrados por semejante deferencia, y la recibiríamos con suma reverencia y devoción. Pues bien, Cristo Jesús, Sumo Pontífice, nos envía desde el cielo una parte de su cruz mediante los sufrimientos. Llevémosla con amor y soportémosla con paciencia, agradecidos por semejante favor».

Tenía la firme convicción de que la autoridad moral es la que verdaderamente conmueve, y siempre iba delante en la vivencia de las virtudes que proponía para ser ejercitadas. Humildemente rogó a los novicios que no tuvieran reparos en hacerle ver las faltas que pudiera cometer. Si en su aclamada predicación, al hablar con rigor evangélico, alguien pudo interpretar que aludía a sus superiores, enseguida dejaba bien claro quien alumbraba sus intenciones: «Yo hablo de todos y de ninguno, y cuanto digo lo he leído previamente en el crucifijo». Recibió diversos dones, entre otros, el de milagros; uno de ellos fue «rescatar» de la ceguera física al novicio Bernardino da Vezza, habiéndose ofrecido a Dios para asumir la enfermedad que, tal como rogó, le afectó a él. Mejoró con tratamientos, pero nunca recuperó la visión al cien por cien. Abnegado, heroico en su quehacer, a tenor de esta entrega a la que no dio importancia, con gran humildad y sencillez solía decir: «alguien tiene que llevar la cruz». Después, el agraciado por su generosa donación fue misionero en el Congo.

En 1744 durante la guerra contra los ejércitos franco-españoles actuó como capellán de las tropas del rey Carlos Emanuel III, en el Piamonte, dando ejemplo durante dos años de caridad con los enfermos, heridos y presos de enfermedades contagiosas. Al finalizar la contienda, volvió a Turín, al convento del Monte, donde pasó los últimos veinticinco años de su vida predicando, impartiendo ejercicios espirituales, explicando la doctrina, animando y confesando. Hacía décadas que se había convertido en un afamado director espiritual, al que lo mismo acudía la nobleza (miembros de la casa de Saboya), destacados prelados y sacerdotes, como el pueblo llano en el cual prevalecía su fama de santidad. Todos le tenían en alta estima. Un marqués que conocía bien la gracia que le acompañaba para atraer a la Iglesia a los alejados de ella aludía a él entrañablemente considerándole «cazador y refugio de pillos y truhanes». Murió el 22 de septiembre de 1770. Pablo VI lo beatificó el 17 de abril de 1966. Juan Pablo II lo canonizó el 19 de mayo de 2002.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba