3.10.13

 

José Manuel Vidal, director de Religión Digital, ha conseguido entrevistar al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Mons. Gerhard L. Müller, que ha visitado España para acudir a unas jornadas de la Universidad de Comillas. Lo primero de todo, le felicito por ello.

De las respuestas del arzobispo alemán, lo que dice sobre la Teología de la Liberación (TL) no es nuevo. Es lo que él piensa desde siempre y obviamente no ha cambiado de opinión. Cuando el papa Benedicto XVI le encargó ese dicasterio, sabía bien cuál era su postura. Como quiera que no soy un experto en la polémica doctrinal en torno a la TL -aunque sí tengo muy claro cuáles han sido sus consecuencias para Hispanoamérica-, dejo esa cuestión en manos de quienes sí lo conocen bien.

Dice el prelado curial:

… es necesario reconciliar los partidos que existen en la Iglesia. Todos aceptan la sana doctrina de la Iglesia, es posible tener un cierto pluralismo en el estilo de la piedad, de la veneración a Dios. Tenemos estos diversos ritos en la Iglesia. El pluralismo en el estilo de la Teología, todas estas maneras diversas, pero todos vivimos la misma fe, los mismos sacramentos. Nuestra Congregación no sólo tiene la tarea de excluir a los heréticos, sino también a promover la fe, vivir en la unidad que Jesús nos ha dado. Existe una unidad en una cierta pluralidad.

Destaco dos cosas:
- Una, la idea de que todos los “partidos” que existen en la Iglesia aceptan la sana doctrina. Habla de unidad en cierta pluralidad. Si dice cierta, se sobreentiende que no es cualquiera.

-Dos, afirma que su dicasterio no tiene solo la tarea de excluir a los herejes. Pero con ello reconoce implícitamente que sí tiene esa tarea. Ciertamente Doctrina de la Fe ha de promover la fe. Es de cajón. Y también es de cajón que tiene que poner freno a los que desde dentro pretenden separarse de la fe. Pluralidad, la que se quiera, pero siempre dentro de la sana doctrina. No fuera. Dentro.

 

Dice:

Existe una cabeza pero distintos miembros, distintos carismas. Tenemos que superar esas ideologías de la política, izquierda-derecha, conservador o progresista. Estas son las categorías que vinieron de la filosofía del Iluminismo, del siglo XIX, que han llegado lamentablemente a la Iglesia. Esto no tiene nada que ver. Creemos en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, en la Iglesia que es la Esposa de Jesucristo. Tenemos que superar estas alas o partidos que existen. Nosotros somos la Iglesia.

Estoy de acuerdo en que hay que superar las categorías políticas a la hora de hablar de lo que ocurre dentro de la Iglesia. A partir de ya, intentaré no usarlas. La cosa es mucho más simple. Usemos el lenguaje de los apóstoles. Existen los que aceptan la doctrina de la Iglesia y los que no. Existen los buenos maestros y los falsos maestros. O sea, ortodoxos y heterodoxos. Esas son las categorías a usar a partir de ya. Ahora bien, ciertamente no podemos renunciar a usar algunos términos que históricamente sirven para definir determinada manera de hacer teología. Por ejemplo, Bultmann es un teólogo liberal. Ese “liberal” no tienen una connotación política, por mucho que el liberalismo político pueda tener alguna relación, en su base, con ese tipo de teología. Pero de alguna manera habrá que llamar a quienes sostienen determinadas tesis sobre la Revelación, la Biblia, la exégesis, etc.

Lo de creer en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo es algo propio de todos los cristianos. Incluso los protestantes aceptan que la Iglesia es la Esposa de Cristo. Ahora bien, no todos los que creen eso son católicos. No hace falta que lo explique. Por tanto, no basta con ser trinitario para estar en plena comunión con la Iglesia Católica. Tampoco creo que el arzobispo Müller lo pretenda.

Dice el Prefecto de Doctrina de la Fe:

La unidad en la fe revelada es la más importante tarea del prelado. El Papa, desde el principio, es el fundamento de la unidad. Todos, miembros de la Iglesia de Cristo. Se trata de dar esta primacía a la Fe en la Curia, y el segundo paso a la política diplomática, la relación con los Estados, que también es muy importante para el avance de la sociedad. Pero la razón de nuestra existencia es la relación de los hombres para con Dios, y la vida eterna. Por eso, la sana doctrina es el instrumento para llegar a la plena comunión con Dios, la vida eterna con Dios y los prójimos.

¿Lo han leído ustedes bien? Se lo repito: “la sana la sana doctrina es el instrumento para llegar a la plena comunión con Dios, la vida eterna con Dios y los prójimos“.

¿Se entiende ahora por qué algunos somos especialmente “pesados” en recalcar la necesidad de velar por la sana doctrina? ¿se entiende por qué creemos que es misión ineludible de la Iglesia combatir, siempre desde la misericordia, la herejía? ¿qué piensan que buscamos los que pensamos así? ¿promover un cisma? ¿llevar la razón porque sí? ¿no será más bien que sabemos que “la sana doctrina es el instrumento para llegar a la plena comunión con Dios” y por tanto, la herejía es el camino directo para alejarse de Dios y de su Iglesia?

Mons. Müller no hace otra cosa que recordar lo que ya enseñaron los apóstoles:

Vela sobre ti, atiende a la doctrina, insiste en ella. Haciendo así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan. (1ª Tim 4,16)

¿Lo ven ustedes? Más:

Cuanto a ti, habla de modo conveniente y ajustado a la sana doctrina. (Tit 2,1)

Y:

Pues como habéis recibido al Señor Cristo Jesús, andad en El, arraigados y fundados en El, corroborados por la fe, según la doctrina que habéis recibido, abundando en acción de gracias. (Col 2,6-7)

Y bien, ¿qué decían los apóstoles respecto a los que se separan de la doctrina de Cristo y de su Iglesia?:

… pues vendrá un tiempo en que no sufrirán la sana doctrina, antes, deseosos de novedades, se rodearán de maestros conforme a sus pasiones, y apartarán los oídos de la verdad para volverlos a las fábulas. (2ª Tim 4,3-4)

Y:

Os recomiendo, hermanos, que tengáis los ojos sobre los que producen divisiones y escándalos en contra de la doctrina que habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. (Rom 16,17)

Todo el que se extravía y no permanece en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que permanece en la doctrina, ése tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros y no lleva esa doctrina, no le recibáis en casa ni le saludéis, pues el que le saluda comunica en sus malas obras. (2 Jn 9-11)

¿Haremos caso a los apóstoles o desobedeceremos sus mandatos? Aun más, ¿haremos caso a Cristo o nos comportaremos como la Iglesia de Pérgamo?:

Pero tengo algo contra ti: que toleras ahí a quienes siguen la doctrina de Balam… Así también toleras tú a quienes siguen de igual modo la doctrina de los nicolaítas. Arrepiéntete, pues; si no, vendré a ti pronto y pelearé contra ellos con la espada en mi boca. (Ap 2,14-16

¿Qué parte de la Escritura no entienden los que opinan que hay que dejar campar a sus anchas por la Iglesia a los heterodoxos?

Ni que decir tiene que la caridad es fundamental a la hora de tratar a los que están en el error.

Y si teniendo el don de profecía, y conociendo los misterios todos, y toda la ciencia, y tanta fe que trasladase los montes, no tengo caridad, no soy nada. (1ª Cor 13,2)

Pero al mismo tiempo, no hay mayor caridad que corregir, e incluso disciplinar, al que no solo está errado sino que conduce a otros al error.

Hermanos míos, si alguno de vosotros se extravía de la verdad y otro logra reducirle, sepa que quien convierte a un pecador de su errado camino salvará su alma de la muerte y cubrirá la muchedumbre de sus pecados. (Stg 5,19-20)

Por último, quiero destacar lo que Mons. Müller afirma sobre las palabras de Hans Küng y su posible suicidio asistido:

Es muy lamentable. Él es teólogo, tiene que saber que Dios es el dueño de nuestra vida, y que el suicidio no es una solución legal o ética responsable. Espero que nadie siga el ejemplo de Hans Küng en esto que ha dicho. Es muy triste para mí que un teólogo que cree en el Dios creador se explique de esta manera. Está realizando la negación de la gracia. Nuestra vida está en las manos de Dios.

Ante ello, vuelvo a pedirles a todos ustedes que recen por el sacerdote y teólogo suizo. O se convierte o su destino eterno estará alejado de la gracia de Dios. No hace falta que le ponga el nombre a eso. Saben ustedes muy bien lo que es.

Luis Fernando Pérez Bustamante

PD: Sumamente interesante también esta frase del Prefecto de Doctrina de la fe:

También en España, todos tienen que entenderse como españoles a pesar de tener una cultura en Cataluña, el País Vasco o en Castilla. Todos los países en Europa tienen diferentes culturas: esto enriquece en sí mismo. Pero es inútil dividir una nación.

Ahí queda eso.