El nuevo secretario de Estado
vaticano, Mons. Pietro Parolin no pudo asistir ayer
al encuentro con el Santo Padre y los trabajadores de la Secretaría
de Estado vaticana debido a una intervención quirúrgica.
El Papa Francisco fue el encargado
de anunciar esta ausencia pero destacó que Monseñor Parolin se
incorporará, de manera efectiva, en un breve plazo de tiempo.
En el acto celebrado en el Palacio
Apostólico el Papa Francisco ha agradecido al Cardenal
Tarsicio Bertone su trabajo en estos últimos años: “Veo en
Usted- ha proseguido dirigiéndose al cardenal Bertone- ante todo al
hijo de Don Bosco. Todos estamos marcados por nuestra historia.
Pensando en su largo servicio a la Iglesia,desde la enseñanza, como
en el ministerio de obispo diocesano y en el trabajo en la Curia,
hasta el cargo de Secretario de Estado, me parece que la
característica sea siempre la vocación salesiana que … le ha llevado
a desempeñar todos las tareas con profundo amor a la Iglesia, gran
generosidad y con esa típica mezcla salesiana que une un sincero
espíritu de obediencia a una gran libertad de iniciativa e inventiva
personal”.
El Pontífice ha subrayado otro aspecto del servicio del cardenal
Bertone “la actitud de fidelidad incondicional y de lealtad
absoluta a Pedro”, que ha sido una “característica distintiva de
su mandato como Secretario de Estado tanto hacia Benedicto XVI
como conmigo estos meses. Lo he notado en diversas ocasiones y se
lo agradezco profundamente”.
“Quiero darle también las gracias por el valor y la paciencia con
que ha vivido las contrariedades a las que ha tenido que
enfrentarse. Son tantas”, ha añadido Francisco, poniendo como
ejemplo el sueño en el que Don Bosco y sus jóvenes pasean por un
camino lleno de rosas que, poco a poco, se va cubriendo también de
espinas y sienten la tentación de salir de él hasta que la Virgen
les invita a proseguir y al final, se encuentran, en un espléndido
jardín. “El sueño representaría la fatiga del educador pero creo
que se puede aplicar también a cualquier ministerio de
responsabilidad en la Iglesia. Querido cardenal Bertone, en este
momento pienso que, aunque haya habido espinas, la Virgen
Auxiliadora no ha dejado de ayudarle y no dejará de hacerlo en
futuro. El deseo que todos formulamos es que Usted pueda seguir
disfrutando de los tesoros que han caracterizado su vocación: la
presencia de Jesús Eucaristía, la ayuda de la Virgen, la amistad
del Papa. Los tres grandes amores de Don Bosco: estos tres”.
“Y con estos pensamientos -ha concluido- damos también, “in
absentia” la bienvenida más cordial al nuevo Secretario. El conoce
muy bien a la familia de la Secretaría de Estado,ha trabajado aquí
tantos años, con dedicación y competencia y con esa capacidad de
diálogo y de trato humano que lo caracterizan. De alguna manera
será como “volver a casa”.
Al final el Papa ha pedido al personal de la Secretaría de Estado
que rezase por él y, a continuación, el cardenal Bertone ha
pronunciado un breve discurso rememorando sus siete años de
servicio a la Santa Sede, primero con Benedicto XVI, de cuyo
pontificado le apasionaron “el ver a la Iglesia comprenderse a sí
misma profundamente como comunión y, al mismo tiempo ser capaz de
hablar al mundo, al corazón y a la inteligencia de cada uno con
claridad de doctrina y con altitud de pensamiento”.
Para el purpurado, Benedicto XVI ha sido “un reformador de las
conciencias y del clero. Su pontificado se ha caracterizado por
fuertes proyectos pastorales…Ha sufrido profundamente por los
males que afean el rostro de la Iglesia y por eso la ha dotado de
una nueva legislación que ataque con decisión el vergonzoso
fenómeno de la pedofilia del clero, sin olvidar el comienzo de una
nueva normativa en materia económico administrativa”.
“Hoy veo en el Papa Francisco -ha explicado- no tanto una
revolución sino una continuidad con el Papa Benedicto XVI, aunque
con diversidad de acentos y segmentos de vida personal… La
escucha, la ternura, la misericordia, son hechos estupendos que he
experimentado personalmente… Y no puedo por menos que subrayar dos
cosas que refuerzan esta continuidad: el don del consejo
espontáneo e inspirado, proyectado hacia el futuro rico de memoria
y la común y ferviente devoción mariana..No hay imagen más bella
que la de los Papas recogidos en oración ante la Virgen de Fátima:
en Fátima, en el año sacerdotal de 2010, el Papa Benedicto y, en
Roma, ante la misma imagen en el Año de la Fe, el Papa Francisco
para poner a toda la Iglesia en estado de penitencia y
purificación”.
El cardenal ha finalizado deseando a su sucesor que pueda
“deshacer pronto los nudos que todavía impiden a la Iglesia de ser
en Cristo, el corazón del mundo, horizonte deseado e invocado
incesantemente”.
(RV/Agencia SIC)