IGLESIA EN ESPAÑA

Cardenal Ravasi:”El cine es una gran vía para conocer el pulso de la sociedad en el bien y en el mal”


 

“A través del cine, los cristianos tenemos que hablar de los temas transcendentales, de la droga y el sexo ya hablan todos” Así lo afirma el cardenal Gianfranco Ravasi, Presidente del Consejo Pontificio de la Cultura durante unas declaraciones realizadas a los periodistas presentes con motivo de la apertura del II Congreso SIGNIS Hispania “La mirada de la Fe en el cine” que se celebra estos días en Madrid.

En esta conversación con los periodistas, entre los que se encontraba Agencia SIC, el cardenal Gianfranco Ravasi ha respondido a las cuestiones planteadas por los comunicadores especialmente relacionadas con la relación entre la Fe y los ámbitos culturales así como la respuesta cristiana ante las grandes cuestiones que afectan a la humanidad.

P.- El II Congreso SIGNIS se enmarca en el Año de la Fe, de ahí su temática. La relación entre la Fe y el cine ha sido compleja desde sus inicios ¿Cómo se manifiesta esa mirada de la Fe en el cine?

R.- Este ha sido el tema que he tratado en la ponencia dictada esta mañana. Pienso que la relación entre la fe y el cine es una relación de fraternidad, a pesar de que cada uno ha tomado su propio camino. Existen muchas películas que no tienen ningún aspecto religioso, que van en contra de  la religión o contra la moral, pero la base de ambos es común, porque el cine utiliza la imagen y la palabra, y la imagen y la palabra son fundamentales para la religión cristiana.

Cristo, como decía esta mañana, utilizaba las parábolas que son como escenografías cinematográficas o televisivas. Hablaba delante de quien lo escuchaba con las imágenes, como la parábola del buen samaritano: el desierto, alguien que está perdido, una víctima, un hecho de crónica negra, que venía escenografiado por Jesús. Por eso el cine puede, sin duda, expresar el mensaje cristiano.

En segundo lugar está la palabra. Pensemos, como recogía en la ponencia de esta mañana, en los grandes directores que han utilizado los grandes temas religiosos, Bressont, con “Diario de un cura de pueblo”, tema de la gracia. Dreier, de Dinamarca, el tema de la fe con la película “Juana de Arco”, Bergman, ateo pero que continuamente expone cuestiones teológicas. Tarkovsky, que muestra el arte, la belleza, como instrumento de salvación. Pasolini, con ‘El evangelio según San Mateo’ Rossellini, con ‘Roma Città Aperta’ que testimonia el drama de la guerra y también del sacrificio de un sacerdote.

El cine da la posibilidad de transmitir las imágenes, pero también del mensaje.

P.- En la actualidad, da la impresión que el cine europeo tiene una deficiencia de Dios en su planteamientos vitales y de fondo que en el cine de Estados Unidos sí que se plantean

Creo que siempre es difícil hacer este tipo de distinciones porque considero que mirando de manera global el cine contemporáneo, europeo y americano, ha perdido muchas dimensiones específicamente religiosas, en especial las más explícitas. En este caso, por suerte también porque pensemos en tantas películas bíblicas del pasado que, aunque tenían buena fe, no tenían ninguna calidad estética y ninguna calidad religiosa.

Al tiempo nunca antes como en este periodo, el cine europeo y americano se interrogan  sobre  tres componentes: las grandes preguntas, la vida la muerte, la violencia del mal, los dramas de la sociedad, el amor, las relaciones entre las personas entre los pueblos,

La trascendencia, como en ‘Uomini di Dio’(De dioses y hombres’), el ‘Gran Silencio’, donde resalta el tema de la mística, de los grandes testimonios, de las grandes figuras religiosas.

El tercer elemento positivo es que, también cuando tratan de manera polémica las cuestiones religiosas, como Buñuel esta crítica era útil para la Iglesia, era fecunda.

Una película escandalosa, como Viridiana, muestra el problema de la corrupción de una novicia que entra en el mundo y el mal del mundo la ‘mata’ a pesar de que sigue viviendo. Es una crítica a la sociedad que había perdido los valores, que sólo tenía ritos.

Pensemos en las figuras religiosas que Buñuel introducía, como en la ‘Vía Láctea’, el duelo entre el jesuita y el jansenista sobre los temas religiosos, pero que al final no querían decir nada, era más un duelo.

En otro caso, la figura de ‘Nazarín’, trataba de un personaje que presenta un cristianismo casi loco, pero que desea volver a las raíces.

Por eso, tenemos que estar atentos a no juzgar los elementos blasfemos que se encuentran en algunas películas como si fueran sólo negativos, porque a veces reflejan esa nostalgia, el deseo de encontrar algo que se ha perdido. De ahí que (los directores, guionistas) se ofendan, y critiquen.

Por eso creo que el cine es una gran vía para conocer la ‘temperatura’, el pulso de la sociedad en el bien y en el mal. Cuando el tema moral no aparece es quizás porque la gran enfermedad de nuestro tiempo no es la inmoralidad, sino la amoralidad. La inmoralidad al menos te provoca, eres consciente de la culpa.

Uno de los límites del cine actual es que los jóvenes ven menos cine, en el sentido verdadero del término. Los jóvenes ven películas en internet donde hay cosas parecidas al cine. Pero esto es distinto porque lo que ellos buscan en internet no es el cine tradicional, con un director, etc… sino productos de otro género. El cine verdadero da emoción y mensaje, no sólo imágenes.

P.- Para un cristiano, que sabe que Dios es belleza y verdad ¿cómo mostrar la belleza de Dios y de la naturaleza humana a través del cine?

Esta batalla nunca está perdida. Las batallas hay que lucharlas aunque sea en posición de minoría. En este sentido veo que en España como Italia hay algunas personas dentro de la Iglesia que creen que todavía son mayoría y trabajan, hablan como si todos debieran escucharlos y seguirlos, mientras que la realidad es que estamos en minoría. Pero ser minoría no es una posición negativa, los cristianos de los orígenes salieron de las catacumbas y transformaron la sociedad.

Cuando hablé en el palacio del premio Nobel en Estocolmo, tenía a casi todo el auditorio en contra porque, o eran luteranos, que no tienen ninguna simpatía por los ‘papistas’ o eran ateos secularizados. Pero, en realidad, era el favorito porque era una especie de figura extraña al que querían escuchar, ver, juzgar.

Ése es el reto que hay que asumir y especialmente en los temas grandes. Tenemos que hablar de los temas transcendentales, grandes, porque del tema de la droga entre los jóvenes, de las cuestiones sexuales… de eso ya hablan todos. Si hablamos de los temas fundamentales, como el sentido de la vida, la verdad, el amor, el mal… esto atrae, por eso no nos podemos desanimar.

P.- ¿Es la relación entre la Fe y la cultura más difícil ahora?

La relación entre la fe y la cultura es una relación estructural. La experiencia de Fe no es experiencia intimista o ‘espiritualista’, sino que es una experiencia global de la persona.

En esta cuestión siempre cito a San Pablo que ha transcrito el mensaje de partida ininterrumpidamente para un mundo cultural totalmente distinto.

La relación Fe – cultura no es poner cualquier obra de arte que sea de tema religioso, es la relación entre la atmósfera contemporánea, con su belleza, grandeza y también en su miseria. El concepto de cultura es antropológico y transversal y la fe es también antropológica y transversal, por lo que deben encontrarse de manera necesaria.

P.- En la sociedad actual ¿qué piden los no creyentes a la Iglesia?

Piden, sobre todo, presentar la verdad religiosa, presentar el Evangelio, presentar la trascendencia, el tema de Dios, el sentido de la vida visto desde un creyente.

A veces pensamos que piden cuestiones concretas, más políticas, como las cuestiones del matrimonio homosexual… estas cosas están ahí, pero lo primero de todo, piden ver cuál es nuestra visión global que no siempre es lo primero que les presentamos porque muchas veces nosotros partimos de los puntos de polémica.

Pienso que, por eso el Papa Francisco ha hecho una elección muy acertada. El ha dicho que también hablará de todas esas cosas (los puntos polémicos) pero primero hablará de nuestra visión general del mundo, de nuestra visión del hombre y de la mujer, por eso creo que éste es el tema. Es lo que se refiere cuando afirma que se habla siempre de lo mismo.

En Palermo, por ejemplo, se ha habla de la mafia, pero el problema es el derecho natural, la ley, la moral. Esto es lo que creo que los no creyentes demandan más.

Es un nuevo método, la tentación es partir de una cuestión concreta y llegar a los principios o viceversa. Pero la realidad es más compleja, es mejor presentar bien la visión global en la que se hacen florecer las realidades concretas, la visión de fe, la misericordia, el perdón, la justicia, el amor… y después se llega al problema quizás de fe y política o fe estado, o cuestiones de tipo sexual, esta es la actitud.

En Italia se hablaba de los ‘valores no negociables’, es decir, algunas cosas que si no se aceptaban no se podía seguir adelante, no había diálogo, como el aborto la eutanasia, que son efectivamente temas de base para el creyente. Pero el resultado fue que quien no estaba de acuerdo, no se interesaba de nada más que tuviera relación con la religión, se negaba cualquier interés al respecto, ahora el método del Papa Francisco es partir de la fe, de la religión, del amor, y después llegar a estos temas y en este sentido comparto este método.

 

(Agencia SIC)