21.10.13

Los misterios que faltan al Rosario

A las 8:00 AM, por Germán
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Estar en octubre y hablar del Rosario es algo ineludible«Se ha visto por experiencia –dice san Luis María de Montfort- que los que tienen grandes señales de predestinación aman y recitan con gozo el avemaría, y cuanto más son de Dios, más aman esta oración… No tengo mejor secreto para conocer si una persona es de Dios, que el examinar si le gusta rezar el Rosario. Y digo si le gusta, por cuanto puede suceder que una persona está en incapacidad natural y aún sobrenatural de recitarlo, pero lo ama siempre y lo inspira a otros» (Tratado de la Verdadera Devoción, 250-251).

No dudo de que por un grande amor al Rosario, recientemente hay quienes se han rasgado las vestiduras informando de «una osada propuesta» presentada en la última Feria del Libro llevada a cabo en Buenos Aires, por el señor Juan Carlos Villa Larroudet respecto de la presentación de su minuciosa investigación. El autor de ese trabajo propone «completar el Rosario actual con la meditación de la “vida oculta” de Jesús y algunos otros cambios».

Digamos primeramente que los quince misterios «clásicos» del Rosario no agotan los misterios salvadores de Jesús y de María, de ahí que para que se vea la inagotable riqueza y belleza del misterio salvador y de esta devoción mariana que lo revive, el 16 de octubre de 2002 mediante la promulgación de la Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, Juan Pablo II, instituyó los «misterios luminosos».

 

Sería imposible citar la multitud innumerable de Santos que han encontrado en el Rosario un auténtico camino de santificación. Bastará con recordar a san Luis María Grignion de Montfort, autor de un preciosa obra sobre el Rosario y, más cercano a nosotros, al Padre Pío de Pietrelcina, que recientemente he tenido la alegría de canonizar. Un especial carisma como verdadero apóstol del Rosario tuvo también el Beato Bartolomé Longo (Rosarium Virginis Mariae, 8).

Devotos y promotores del Rosario, que antes del Magno pontífice, habían efectuado propuestas y métodos sobre el Santo Rosario.

Rosario montfortiano

San Luis María Grignión de Montfort en su extraordinario escrito «El secreto admirable del Santísimo Rosario» nos ha dejado dos métodos «de recitar el Santo Rosario y atraer la gracia de los misterios de la vida, pasión y gloria de Jesús y María».

El primer método incluye un ofrecimiento del rezo de la corona, y ofrecimientos al rezo de cada decena, las cuales concluyen con una jaculatoria pidiendo que «desciendan gracias» de cada misterio en particular y la virtud del mismo como fruto concreto.

En el segundo método «para disminuir las distracciones de la imaginación», añade a cada avemaría,«una palabrita que nos traiga a la memoria el misterio que se celebra en la decena; añadir esta palabra a la mitad del avemaría, después del nombre de Jesús». Bajo la acción del  Espíritu Santo y de María es una preciosidad de rezo,

vuestro ángel de la guarda está vuestra derecha y recoge vuestras avemarías como otras tantas rosas si son bien rezadas, para hacer una corona a Jesús y María, y que, por el contrario, el demonio está a vuestra izquierda y merodea alrededor para devorar vuestras avemarías y anotarlas en su libro de muerte, cuando no son dichas con atención devoción y modestia (El secreto admirable, 120).

Rosario misionero

El Venerable Fulton Sheen gran defensor de la Eucaristía y del Santo Rosario, afirmó que esta oración«requiere nuestros dedos, nuestros labios, nuestros corazones en una vasta sinfonía de oraciones, y por eso es la más grande plegaria que haya compuesto el hombre».

Propuso el «Rosario del mundo misionero», insertando en la camándula un color distinto a cada decena en representación de cada uno de los 5 continentes, «cada color recuerda la parte del mundo por la que se ofrecer la decena, en segundo lugar, responde al requerimiento de la Virgen de Fátima de rezar por la paz del mundo. En tercer lugar, ayudará al Santo Padre y a la Sagrada Congregación de la Propagación de la Fe y auxiliará material y espiritualmente a los territorios de misión del mundo»”.

Rosario Fiat

Verónica O´Brien «en una experiencia espiritual vivida la noche del 7 al 8 de septiembre del año 1984», estaba con el pensamiento en la fiesta de la Natividad de María, «esta fiesta de la Madre de las madres, no sería celebrada en nuestros hogares cristianos», le dijo al Señor en oración:

Jesús, mañana es la fiesta de la Natividad de tu Madre, todos los hijos del mundo le dan un regalo a su madre el día de su cumpleaños. ¿Qué vas a regalar Jesús a tu Madre? Y de una manera súbita, en un relámpago espiritual interior, vi el dibujo de un rosario en forma reducida y creí oír estas palabras del Señor: «Este es el regalo de cumpleaños que hago a mi Madre para que Ella ayuda a darme a conocer hasta todos los extremos de la tierra. Difúndelo por el mundo».

Este rosario reúne resume «toda la vida contemplativa y apostólica a la que está llamado todo cristiano»,en una sola corona todos los misterios, con la particularidad de que en vez de recitarse 10 avemarías en cada cual, se rezan sólo tres.

Frank Duff

El fundador de la Legión de María escribiendo sobre la mejor de las devociones marianas, en 1966, la califica de «irreemplazable», defiende el rezo del Santo Rosario, ante «el vandalismo de quienes quieren suplantarlo» por otros tipos de plegarias, pero también habla de «otra forma de herir al Rosario, y es la de enfatizar exageradamente la perfección con que se lo debe rezar». La meditación de los misterios dice, «nos sirven como telón de fondo unas veces y otras como escenario». Y señala que «le apena la poca extensión del Rosario en cuanto al número de misterios», especialmente la ausencia de 1) La Inmaculada Concepción, 2) La Natividad de María Santísima, 3) El matrimonio de María y José, por ser la constitución de la Sagrada Familia, 4) Las Bodas de Caná, y, 5) La Institución de la Eucaristía.

El Rosario no consiste en rezar solamente avemarías, el Rosario consiste en mirar los acontecimientos de la vida de nuestro Señor a través de los ojos de María Santísima. Sin desvirtuar la composició
n esencial del Salterio de la Virgen, ¿por qué asustarse de que puedan contemplarse otros acontecimientos más con mucho provecho para nuestra devoción personal?