30.10.13

Halloween o cómo colaborar con Satanás

A las 12:09 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Defender la fe

Halloween

Es más que probable que hoy mismo, o mañana 31 de octubre, en muchos centros escolares (no sólo de España pero sí en España) se haga el paripé de celebrar una no-fiesta como es Halloween. En realidad es una especie de actividad satánica cubierta con una cobertura dulcificada o, lo que es lo mismo, es un lobo con piel de oveja.

Pues bien, decimos que hay muchos católicos que colaboran incluso con entusiasmo a tal tipo de celebraciones. Las mismas personas que luego acompañarán a sus pequeños hijos a Catequesis se afanan por disfrazar de cualquiera forma a los mismos sin saber, al parecer, que lo único que hacen es colaborar con Satanás y con su intento de hacer de menos la fe católica que, por ejemplo, celebra el 1 de noviembre, a la sazón festividad (¡esta sí!) e Todos los Santos o, después, el 2 de noviembre, de Todos los Fieles Difuntos. Colaboración que es efectiva y real y que puede provocar confusión en los infantes que deben creer que hacer tales cosas ha de formar parte de su “formación” espiritual.

Pues bien, para ilustración de más un despistado y de más de un colaborar con el Maligno, traemos aquí una carta que Pepe Alonso, a la sazón periodista y evangelizador del canal EWTN escribió para el mes de octubre del año 2000. Pueden ver que no ha cambiado nada desde entonces y, en todo caso, la cosa habrá ido a peor.

Decía el bueno de Pepe lo siguiente:

“Carta de Pepe Alonso para el mes de octubre

En este año jubilar EWTN quiere aprovechar todas las oportunidades para poderles llevar a sus hogares la mayor cantidad posible de los eventos, que la Iglesia Católica ha planeado tan acertadamente, para así preparar a cada católico para entrar en plenitud al tercer milenio.

Otra manera que queremos servir a todos ustedes, queridos amigos de EWTN es denunciando los engaños de Satanás. Un ejemplo: Halloween, fiesta que se celebrará el 31 de este mes. La mayoría de la gente, incluyendo los católicos, desconocen los orígenes y el significado del Halloween, es más, simpatizan de tal manera con la fiestecita que gastan mucho dinero en comprar disfraces, máscaras y toda suerte de adornos macabros para complacer a sus hijos, y a ellos mismos. ¡Qué gran ignorancia!

San Pablo nos dice: “Esto, pues, es lo que les digo y les encargo en el nombre del Señor: que ya no vivan más como los paganos, los cuales viven de acuerdo con sus inútiles pensamientos y tienen oscurecido el entendimiento.” Efesios 4:17

Permítanme el explicar el por qué de la importancia de no participar en dicha festividad. El día que los brujos y brujas celebran por encima de todos es Octubre 31. Hay quienes creen que en esa noche Satanás y sus brujos tienen mayor poder.

En general, se considera que Halloween tiene orígenes paganos y cristianos que en el transcurso de la historia se han ido mezclando.

Orígenes paganos: Las raíces paganas de la celebración se atribuyen a la celebración celta de «Samhain» del culto a los muertos. Se trata de una tradición anterior a la invasión de los romanos (46 a.c.) en las Islas Británicas enmarcada en la religión de los druidas en Inglaterra, Francia, Alemania y en los países Célticos. Si bien se sabe poco de estas celebraciones, parece que las festividades del Samhain se celebraban muy posiblemente entre el 5 y el 7 de noviembre (a la mitad del equinoccio de verano y el solsticio de invierno) con una serie de festividades que duraban una semana, finalizando con la fiesta de «los muertos», que daban inicio al año nuevo celta. En esta fiesta, los druidas, a manera de médiums, se comunicaban con sus antepasados esperando ser guiados en esta vida hacia la inmortalidad.

Los Druidas creían que en esa noche en particular los espíritus de los muertos regresaban a sus antiguos hogares para visitar a los vivos. Y si los vivos no proveían comida a estos espíritus malignos, toda clase de cosas terribles podrían ocurrirles. Si los espíritus malignos no recibían un festín (treat), entonces ellos harían travesuras malas a los vivos (trick).

Orígenes cristianos: Desde el siglo IV la Iglesia de Siria consagraba un día a festejar a «Todos los Mártires». Tres siglos más tarde, el papa Bonifacio IV (615) transformó un templo romano dedicado a todos los dioses (panteón) en un templo cristiano dedicándolo a «Todos los Santos», a todos aquellos que nos habían precedido en la fe. La fiesta en honor de Todos los Santos, inicialmente se celebraba el 13 de mayo; fue traspasada por el Papa Gregorio III (741) al 1 de noviembre, día de la «Dedicación» de la Capilla de Todos los Santos en la Basílica de San Pedro en Roma. Más tarde, en el año 840, el Papa Gregorio IV ordenó que la fiesta de «Todos los Santos» se celebrara universalmente. Como fiesta mayor tuvo su «vigilia» solemne (31 de octubre). Esta vigilia fue llamada por los ingleses «All Hallow’s Even» (Vigilia de Todos los Santos). Aquí encuentra su origen el término «Halloween».

Por otro lado ya desde el año 998, san Odilón, abad del monasterio de Cluny (en el sur de Francia) había añadido la celebración del 2 de noviembre, como una fiesta para orar por las almas de los fieles que habían fallecido, por lo que fue llamada fiesta de los «Fieles Difuntos» la cual se difundió en Francia y luego en toda Europa.

Evolución de Halloween

Como se puede comprender, el Halloween hoy tiene poco que ver con sus raíces. La historia se ha encargado de ir añadiendo elementos como el de los disfraces, costumbre que según parece comenzó en los siglos XIV (1300) y XV (1400) durante la celebración de la Fiesta de «Todos los Santos» en Francia. Durante esta época Europa fue flagelada por la «la muerte negra». Esto creó un gran temor a la muerte. Se multiplicaron las misas en la fiesta de los «Fieles Difuntos» y nacieron muchas representaciones satíricas para recordar a la gente su propia mortalidad.

Estas representaciones eran conocidas como la «Danza de la Muerte». Con espíritu «burlesco», en la víspera de la fiesta de los «Fieles Difuntos», los franceses adornaban las paredes de los cementerios con imágenes en las que se veía al diablo guiando una cadena de gente: Papas, reyes, damas, caballeros, monjes, campesinos, leprosos, etc. (la muerte no respeta a nadie), y los conducía hacia la tumba. Estas representaciones eran hechas también a base de cuadros plásticos, con gente disfrazada de personalidades famosas y en las distintas etapas de la vida, incluida la muerte a la que todos debían de llegar.

Al parecer la tradición «dulce o travesura» («trick or treat»), tiene su origen en la persecución que hicieron los protestantes en Inglaterra (1500-1700) contra los católicos. Un intento de un grupo católico de atentar contra la vida del rey protestante Jaime I fue descubierto el 5 de noviembre de 1605. Esta fecha dio origen a una gran celebración en Inglaterra. Muchas bandas de protestantes, ocultos con máscaras, celebraban esta fecha visitando a los católicos de la localidad y exigiéndoles cerveza y pasteles para su celebración, diciéndoles: «Track or Treta». Más tarde el «Día de Muy Facies» llegó a las colonias con los primeros colonos que llegaron a América, trasladando la fiesta al 31 de octubre para unirla con la fiesta del Halloween.

Las influencias paganas gradualmente se introdujeron en lo que la Iglesia había ganado.

Hoy Halloween es una festividad primeramente secular, una excusa para disfrazarse de algo macabro y tener fiesta. De todas maneras, verdaderos brujos y brujas así como practicantes del ocultismo aún preservan sus creencias paganas y consideran el Halloween como un tiempo sagrado y poderoso. Habiendo dado la espalda al Dios de la Biblia, ellos invocan la ayuda de Satanás, cayendo así del favor de Dios y caminando sin remedio a las tinieblas eternas.

Y ahora que sabemos todo esto, ¿vamos a continuar celebrando el Halloween?, ¿seguiremos alentando a nuestros pequeños a disfrazarse de demonios?. Es muy difícil nadar contra la corriente, pero debemos intentarlo.

Dice la Palabra de Dios en Romanos 12:21 “No te dejes vencer por el mal. Al contrario, vence con el bien el mal.”

Hagamos algo diferente. En lugar de celebrar el Halloween celebremos en nuestra familia a Todos los Santos. En lugar de que nuestros pequeños se disfracen de mamarrachos mejor que se vistan como personajes de la Biblia, como ángeles, pastorcitos, etc. En lugar de que anden por las calles la noche del 31 expuestos a toda clase de peligros, unámonos con otras familias católicas y organicemos fiestas cristianas, donde oremos con ellos, cantemos, les leamos algunas vidas de santos y por que no, les regalemos caramelos y frutas. Ellos van a gozar igual o más, y nosotros no estaremos haciendo el juego al Demonio. ¡Guerra contra él!

Que el Señor y nuestra Madre María les bendigan abundantemente:

Pepe Alonso”

Halloween

Aquí tiene, pues, información y formación quien quiera: información para quien no sepa qué es lo que se hace en tal día; formación sobre el sentido que debe dársele a tal día y que está, debería estar, más que claro para todo cristiano, para todo católico.

En realidad, todo esto me vino al corazón cuando en Facebook pude ver como una “amiga” de las que tengo en tal medio promocionaba con alborozo la maldita fiestecita de Halloween. Y tal persona se tiene por católica y así lo aparenta.

Ya sé que se puede decir que estoy juzgando y que eso no podemos hacerlo pero ¿cómo decir lo que pasa sin contravenir la doctrina del pecado?

Y digo, ya para finalizar, lo mismo que he escrito en otra ocasión pero que es, exactamente, lo que pasa. Y es lo que sigue.

¿Saben, además, qué es lo más triste para un católico consciente de serlo? Pues que haya empresas, digamos, grandes, como, por ejemplo, El Corte Inglés, Mercadona y así, que pongan a la venta muchos artículos relacionados con esta celebración pagana de Halloween. Pero no es triste porque pretendan vender tales artículos sino porque han de estar en la seguridad de que los van a vender todos o una gran mayoría de ellos y que, por lo tanto, asumen que muchos católicos están dispuestos a adquirirlos sin ningún tipo de remordimiento de conciencia.

Y lo malo es que eso es cierto y verdad y que gustan, con gozo además, mostrar la marca de la Bestia en la mano (por lo que hacen) y en la frente (por lo que piensan) sin olvidar que miran, también, al abismo en el que poco a poco van cayendo con la delectación de quien se somete al Mal suponiendo que no lo hace.

¡Roguemos al Señor para que convierta tantos corazones desviados!

Eleuterio Fernández Guzmán