1.11.13

 

Los que pasan de los cincuenta seguro que recuerdan aquel famosísimo programa de Alberto oliveras que triunfó en la cadena SER durante muchos años: “Ustedes son formidables”. Eran los años sesenta y España tenía aún mucho de negrura goyesca. Por las ondas se presentaban dramas y dramones de todo tipo y especie suscitando la colaboración ciudadana para paliar desgracias de todo tipo tanto personales como colectivas. Eran otros tiempos.

Hace días volví a recordarlo. Cosas del zapping de la tele. Me encontré con un programa que no conocía, y que lleva por título “Entre todos”. Por lo que me han dicho de enorme audiencia, pero que personalmente me causó el mayor de los sonrojos. Internet me hizo conocer más. Un programa donde la gente se moviliza para conseguir pequeñas o grandes cosas para personas o familias en necesidad. Por ejemplo, en los últimos días: un coche adaptado, una silla de ruedas, un pequeño préstamo para un negocio familiar, adaptar una vivienda para una persona con discapacidad, unos aparatos ortopédicos, un fisioterapeuta, los libros del cole de la niña…

Sí. Vergonzoso. Vergonzoso que en el país de los ERES, los Gurtel, los Bárcenas, el marisquito con cargo a la Junta, los millonarios sueldos de todo el mundo, no haya dinero para una silla de ruedas, adaptar un baño o libros de texto para una cría. Vergonzoso que haya que exhibir el llanto de esa pobre gente en televisión para mover los buenos corazones. Me parece un insulto a su dignidad que tengan que enseñarnos en televisión sus casas deshechas, sus piernas inmóviles, sus bracitos deformes. ¿Esto es dignidad? ¿Esto es humanidad? Vergüenza de país, y sí, repito VERGÜENZA, que deja abandonados a la solidaridad, a la pública caridad a sus hijos más débiles.

Vergüenza el paternalismo, vergüenza que la televisión sume audiencia sacando en público el dolor del afligido. Vergüenza que haya colectivos a los que se les niegan sus derechos porque jamás saldrán a la calle a manifestarse porque ni eso pueden. Eso sí, qué buenecitos todos que hemos conseguido una silla de ruedas. Gente me dice que sigue el programa porque le parece bonito y solidario. No. Es basura, pornografía social, comerciar con el dolor ajeno. Repugnante.

Claro que hay familias que no pueden vivir, abandonadas por el estado que es quien tiene la obligación de garantizar una vida digna, eso lo sabemos mejor que nadie en Cáritas. Pero son familias a las que se trata con dignidad, con respeto a su intimidad, con discreción, buscando, antes que la caridad fácil, la justicia, la reivindicación de sus derechos. Vergonzoso. Que si recortes, que si huelga de estudiantes, que si pactos, nacionalismos, independentismos y demás ismos absurdos y falaces. Pero otra vez presentando a las personas con necesidad, especialmente a la gente con discapacidad no como personas con igualdad de derechos, sino como un simple objeto de caridad que se exhibe en televisión para mover los corazones de los “buenos”.

Maldito programa. Si les parece que en este país hay situaciones de flagrante injusticia, déjense de programitas tiernos y salgan a la calle, al congreso, a los ministerios y exijan derechos para todos, especialmente para los más débiles, que esa es la grandeza de una nación: tener como reyes a los más débiles.

Año 2013. Los pobres, los débiles, las personas con discapacidad, dependiendo de la caridad de los “buenos”. Y esto es uno de los grandes éxitos de la televisión. Maldita televisión. Vergüenza de país.