4.11.13

El libro de los muertos

A las 11:49 AM, por Jorge
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Pues esto fue una curiosa iniciativa pastoral que servidor había visto en algún sitio y que se me ocurrió que podría resultar algo curioso e interesante para la parroquia.
En las grandes ciudades en la práctica han dejado de llevarse los libros de difuntos de la parroquia. En núcleos más pequeños aún están al día.

En el pueblo donde un servidor estuvo de párroco se me ocurrió hacer una base de datos con todas las defunciones ocurridas desde el año 1940. Antes pensé que no porque uno no puede remontarse hasta el origen de los tiempos y por salvar el siempre complejo paréntesis de la guerra civil española. Pues bien, con la base de datos terminada, la ordené por mes y día de la defunción de forma que iban apareciendo los difuntos del día. Y con esos datos tuve la santa paciencia de ir haciendo una hoja para cada día del año donde aparecían los difuntos de ese día ordenados por el año de su defunción, según puede verse en el ejemplo que ilustra el post.

Qué éxito. Tanto que lo primero que hacía cada persona que entraba en la iglesia era acercarse al pequeño atril donde estaba la lista para recordar a la gente y ver si eran conocidos. De aquellas listas aprendí muchas cosas de la pequeña historia del pueblo. No faltaba la señora, generalmente eran señoras, que ante un nombre te contaba una historia, alguna anécdota, un detalle de la vida del lugar. Con aquellas listas aprendí a conocer familias: “esta era la madre de Tal, Cual, Fulano, Mengano…”, a sonreír con las anécdotas: “de este hombre se decía que… porque en una ocasión recuerdo que…”, a estremecerme con las desgracias:”era muy joven, se murió de recién casada…, lo encontraron muerto, tres niños pequeños tenía…”. En definitiva, a conocer mejor el pasado y el presente.

Pero además esa lista consiguió avivar la oración por los difuntos. Cuántas familias me decían: “hoy la misa por mi padre, que aparece en la hoja”.

Conseguí hacer la lista de todo el año. Dejo esta ocurrencia sobre todo pensando en los compañeros sacerdotes que ejercen el ministerio en pueblos. Para mí fue algo bonito y entrañable, y que además invitaba a la oración.