Advierte contra un humanismo sin Dios

Cardenal Sarah: «Aun entre los bautizados hay actualmente una especie de apostasía silenciosa»

 

«Aun entre los bautizados y los discípulos de Cristo hay actualmente una especie de apostasía silenciosa, un rechazo de Dios y de la fe cristiana en la política, en la economía, en la dimensión ética y moral y en la cultura post-moderna occidental». Así lo ha denunciado el cardenal Robert Sarah, presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, durante su participación en el encuentro sobre la actividad caritativa de la Iglesia promovido por las Conferencias Episcopales Europeas, reunidas del 4 al 6 de noviembre en Trieste, Italia.

07/11/13 9:44 AM


(Aica/InfoCatólica) La reunión contó con la presencia de cincuenta obispos y responsables de las acciones de caridad de las Conferencias Episcopales de Europa, que abordaron la actividad caritativa de la Iglesia y el papel del obispo, a la luz del Motu proprio del papa Benedicto XVI sobre la naturaleza íntima de la Iglesia. El purpurado aseguró que «no es posible entender la caridad cristiana, sin tomar en cuenta su estrecho vínculo con la fe en Cristo y entender que fluye de Él, dicen los obispos en un comunicado.

El presidente del Consejo Cor Unum, cardenal Sarah, prosiguió su exposición advirtiendo que «involuntariamente respiran con todos sus pulmones doctrinas que van en contra del hombre y que generan nuevas políticas que tienen un efecto de erosión, destrucción, demolición y grave agresión, lentas pero constantes, sobre todo en la persona humana, su vida, su familia, su trabajo y sus relaciones interpersonales. No tenemos ni siquiera el tiempo para vivir, amar, adorar. Este es un desafío excepcional para la Iglesia y para la pastoral de la caridad. La Iglesia, de hecho -subrayó el cardenal- denuncia también las diferentes formas de las que es víctima la persona humana».

Humanismo sin Dios

«Un humanismo sin Dios», dijo el cardenal Sarah, «al lado de un subjetivismo exacerbado, ideologías que son difundidas por los medios de comunicación y por los grupos extremadamente influyentes y financieramente potentes, se esconden detrás de las apariencias del servicio internacional y actúan incluso en el ambiente eclesial y en nuestras agencias de caridad».

Para la Iglesia, «los valores cristianos que la guían y la identidad eclesial de la actividad caritativa no son negociables, se debe rechazar cualquier ideología que vaya en contra de la enseñanza divina y rechazar categóricamente cualquier apoyo económico o cultural que imponga condiciones ideológicas opuestas a la visión cristiana del hombre».

Finalmente el cardenal Sarah pidió a los obispos y delegados responsables de la actividad caritativa de las Conferencias Episcopales Europeas que esta pastoral no se reduzca «a una expresión puramente filantrópica o solidaria».

Nuestra primera tarea, explicó, consiste en «definir correctamente la naturaleza de la actividad caritativa, para no transformarla en una intervención de tipo político, puramente social o humanitaria». A continuación, «nos tenemos que preguntar: ‘¿Qué visión del hombre queremos promover con nuestra acción caritativa?’». «Cuántos practiquen la caridad deben ser testigos creíbles de Cristo», concluyó.