8.11.13

Religión católica

Hay cosas que caen por su propio peso por lo pesadas que son. Así, por ejemplo, las hay, incluso, que no deberían, siquiera, plantearse por muy malos que fueran los tiempos por los que estamos pasando (alejamiento de Dios, abandono de Dios, Dios en ninguna parte, sin Dios la vida, etc.).

¡Hay que tener un buen cuajo como para quejarse de esto!

¡Hay que querer engañar al personal como para plantear imposibilidades como ésta!

¡Hay que tener la cara más que dura como para, como andan los tiempos, no querer!

¡Y rasgarse cierto tipo de vestiduras!

En realidad, todo esto es bastante triste porque muestra hasta qué punto el Mal hace mella en todo aquel que se deja hacer mella y no se para ante nada. Además, lo que también ofrece a cualquiera que quiera darse cuenta es que estamos en manos de unas personas disimuladoras y nomás interesadas en aquello que les conviene. Y esto es, exactamente, puro relativismo que es el enemigo directo de la fe y de la religión católica.

Hace poco ha saltado a la palestra una cosa que es, además de francamente mejorable, demostración de falta de tacto moral y de simple sentido de la realidad y de la verdad.

Digo todo esto porque, al parecer (a no ser que se cambie la cosa) no parece que se vaya a establecer como obligatorio que los centros educativos ofrezcan, ¡ofrezcan y no obliguen! (o sea, sólo ofrecer, eso mínimo, casi nada al fin y al cabo pues cada uno, luego decide) la asignatura de Religión Católica en los cursos de Bachillerato.

No podemos esperar, eso está claro, nada bueno de parte del Ejecutivo que preside Mariano Rajoy. Ya sabemos que se debe a sus intereses particulares y eso no es nada bueno para los intereses generales. Además, tanto no sé, no sé supone que, seguramente, lo saben pues, de otra forma, lo hubieran hecho desde un principio y eso no ha sido así. Sólo ante el ruido formado es cuando, a lo mejor, escuchan de qué parte vienen las campanadas.

Pero los hay, claro, que lo saben perfectamente lo que quieren. Todos aquellos que hay izquierdosos tienen más que tomada la decisión de no apoyar nada que suponga que Religión Católica, una peste para ellos, pueda ser conocida y estudiada por aquellos que, en edad de maduración personal y espiritual, puedan darse cuenta de que les están educando en el hedonismo y en todo lo que suponga que prevalezca el tener sobre el ser. A lo mejor, de poder recibir formación en un sentido contrario les lleve a pensar que ya es suficiente con tanto dominio del Mal en sus vidas. Y eso, claro, de parte del Mal, no puede ser soportado.

Y en tales estaba el que esto escribe cuando, de repente, se ha descubierto el pastel: no será de oferta obligatoria la asignatura de Religión católica en bachillerato. No y no.

Ya sabemos, según dicen algunos, que la Iglesia católica había “presionado” para que el Ejecutivo adoptara una medida tan sana como es que los jóvenes que se están formando para vivir en sociedad tuvieran conocimiento de la mejor forma que existe para vivir en sociedad. Pero eso, claro está, no interesa a los poderes fácticos que prefieren el aborregamiento y la falta de criterio religioso. Es mejor para tales jóvenes, pues, que ignoren todo lo que pueda ser posible y durante más tiempo que es existe una fe de la que pueden “servirse” para relacionarse con el prójimo, que pueden obviar las presiones del mundo para vivir y, en fin, que no deben dejarse dominar o avasallar por quien tiene el poder y abusa de él. Es más, que tales conocimientos pueden servirle como nexo de unión de, digamos, la aplicación del resto que se adquieren en tal periodo de aprendizaje o, como un a modo de aprender lo que es transversal al comportamiento. Y, claro, eso no puede ser conocido por ellos porque no es recomendable para el “sistema”.

Decían nuestros pastores, en la campaña de este curso 2013-2014 que la asignatura de Religión católica es “apasionante” y que era importante “apuntar” a nuestros hijos en la misma. Y eso que es más que cierto no deja de causar pena y tristeza cuando vemos que, aún teniendo derecho a ello, eso no va ser posible en bachillerato por culpa de laicismos mal entendidos (o bien entendidos, según se mire) por comportamientos mundanos y por otras zarandajas de tal jaez que tienen la mala costumbre de asociarse con al Maligno y que parecen, ¡vaya si parecen!, fieles discípulos de Satanás y de su intento de fijar en la frente (en lo que se piensa) y en la mano (en lo que se hace) de cada ser humano su señal perversa y malvada.

Por otra parte, es más que cierto que digamos lo que digamos desde este foro internáutico o desde otros foros de otra clase, forma y tamaño, las cosas son como son y es más que probable que no cambien para bien. De todas formas, no podemos callar lo que, a primera vista puede parecer de poca importancia pero que en el fondo es crucial para la vida del ser humano. Al menos, crucial para los que se pierdan por seguir ciertos determinismos.

Eleuterio Fernández Guzmán