SANTA SEDE

“El Bautismo es la fuente de nuestra relación con Dios”, dice el Papa Francisco


 

¿Quién de ustedes recuerda la fecha de su bautismo?, preguntó Papa Francisco en italiano a los miles de peregrinos reunidos en Plaza de San Pedro y fuera de ella, en la catequesis del miércoles 13 de noviembre, que el Obispo de Roma dedicó a la afirmación de la profesión de fe católica: “Creo en un solo bautismo para el perdón de los pecados”.

El Papa explicó que la misión de la Iglesia es evangelizar y perdonar los pecados a través del sacramento bautismal que se renueva en el sacramento de la penitencia. Y dio como tarea: “Cuando volvamos a casa preguntemos qué día fui bautizado. Es el segundo cumpleaños, el día del nacimiento a la Iglesia”. El Bautismo es la carta de identidad del cristiano, su acta de nacimiento a la Iglesia y está ligado al perdón de los pecados –expresó el Vicario de Cristo-. El sacramento de la penitencia o confesión, de hecho, es como un segundo bautismo que consolida y renueva el primero. El día de nuestro bautismo es el punto de partida de un camino bellísimo, un camino hacia Dios, un camino de conversión que dura toda la vida y que está continuamente sostenido por el sacramento de la penitencia. Cuando vamos a confesarnos de nuestras debilidades y pecados, vamos a pedir el perdón de Jesús, pero vamos también a renovar el bautismo con este perdón y esto el bello, porque en cada confesión festejamos el día del bautismo. Por esto la confesión no es una sala de tortura sino una fiesta, para tener limpia la vestidura blanca de nuestra dignidad cristiana.

El bautismo es una verdadera inmersión en la muerte de Cristo, de la cuál se resurge con él como creaturas nuevas –explicó el Sucesor de Pedro-. Lavado de regeneración y de iluminación. Colmados de la gracia de Cristo, la luz de Cristo conjura desde adentro las tinieblas del pecado y el bautizado se convierte en luz para los hermanos que están en tinieblas y preguntó: ¿Te sientes fuerte o estas caído? El bautismo da fuerza. ¿Te sientes iluminado con la luz que viene de Cristo o eres un hombre o mujer oscura, oscuro? El regalo es convertirse en luz para todos.Se trata de una intervención potente de la misericordia de Dios en nuestra vida para salvarnos, que no nos quita la debilidad humana. Todos somos débiles, todos somos pecadores. Y no nos quita la responsabilidad de pedir perdón cada vez que nos equivocamos y esto es lindo –dijo Papa Francisco en italiano-. No me puedo bautizar dos, tres, cuatro veces, pero sí puedo ir a la confesión. Y cuando me confieso renuevo la gracia del bautismo. Es como si hiciera un segundo bautismo. El Señor es tan bueno, jamás se cansa de perdonar. Me perdona.

El bautismo nos abre las puertas de la Iglesia, pero también cuando la puerta se cierra por nuestros pecados la confesión la reabre, porque la confesión es como un segundo bautismo que nos ilumina para ir adelante en el Señor. Y Francisco terminó su explicación en italiano diciendo: “Vamos adelante alegres, porque la vida se debe vivir con la alegría de Jesucristo y esta es una gracia del Señor”.

(Jesuita Guillermo Ortiz -RV)

Resumen de la catequesis y saludo del Santo Padre en nuestro idioma

Queridos hermanos y hermanas:

Nos fijamos hoy en el artículo del credo que dice: «Creo en un solo bautismo, para el perdón de los pecados». El bautismo es la puerta de la fe y la fuente de la vida cristiana, de nuestra relación de hijos con Dios y con los hermanos, así como el punto de partida de un camino de conversión que dura toda la vida. Este sacramento constituye una verdadera inmersión en la muerte de Cristo para resurgir con él a una nueva vida. Es un baño de regeneración por el agua y el Espíritu y que nos ilumina con la gracia de Cristo, para que seamos también luz para los demás. En el bautismo la misericordia de Dios interviene de modo poderoso para salvarnos y perdonarnos los pecados, abriéndonos las puertas a una nueva vida. Sin embargo, no disminuye nuestra responsabilidad y nuestro esfuerzo en luchar cada día contra los impulsos del mal y la acción de Satanás, que están siempre al acecho. Hermanos, ¿somos conscientes de que el bautismo es la fuente de nuestra relación con Dios? ¿Se trata de una realidad viva para nosotros? ¿Reflexionamos a menudo sobre este don que hemos recibido, esta unión profunda con Jesús que ha dado su vida por mí? ¿Confío en el amor de Cristo que habita en lo más hondo de mi ser? Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España, Argentina, México, Venezuela, Guatemala y otros países latinoamericanos. Que vuestra presencia junto al sepulcro de los apóstoles Pedro y Pablo os ayude a redescubrir el don que Dios nos ha dado en el bautismo, y encontrar en él el impulso para un camino de conversión y renovación espiritual. Muchas gracias.