ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 06 de enero de 2014

La frase del día

"La luz divina que inundó los corazones de la Virgen María y de san José, y que guió los pasos de los pastores y de los magos, brilla también hoy ante nosotros".

El papa Francisco. Ángelus (5 de enero 2014)

 


El papa Francisco

Francisco en la fiesta de la Epifanía: Custodiemos la fe con la santa 'astucia'
Texto completo. Ante una basí­lica vaticana repleta invita a buscar la Luz como los Magos

El ángelus de Reyes: 'El Señor no hace proselitismo, da amor, y ese amor te busca
Texto completo. El Papa ante una plaza desbordante de fieles recuerda que Jesús es la Epifaní­a, o sea, la manifestación del amor de Dios

El santo padre visita un pesebre viviente de una parroquia romana
Vítores a Jesús, Marí­a y José del papa Francisco en la Epifaní­a del Señor. Le ponen un cordero en la espalda como al Buen Pastor

El rabino Skorka: en Israel Francisco llevará un mensaje de paz para el mundo
En declaraciones a la Agencia Judía de Noticias, recordó la visión de Isaías: Trocarán sus espadas en hojas de arado. Ya nadie se ejercitará para la guerra".

Iglesia y Religión

Mons. Carlos Manuel de Céspedes: pasión por Cuba y por la Iglesia
Crónica del funeral y de una vida. Vio en la revolución oportunidades en educación y salud, pero a un precio: "la pérdida de la libertad de pensar, opinar y escribir... de vivir".

Espiritualidad

¡Marí­a, Madre de Dios, enseñame!
Catequesis para la familia, semana del 5 de enero de 2014

Santa Rafaela María del Sagrado Corazón
«De esta fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón, Pío XII dijo que fue una mártir en la sombra. Compartió el mismo ideal con su hermana, aunque dentro de la orden tuvo que vivir también la separación de ella que le fue impuesta»


El papa Francisco


Francisco en la fiesta de la Epifanía: Custodiemos la fe con la santa 'astucia'
Texto completo. Ante una basí­lica vaticana repleta invita a buscar la Luz como los Magos

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 06 de enero de 2014 (Zenit.org) - En la solemnidad de la Epifanía del Señor, el papa Francisco ha celebrado esta mañana, a las 10 horas, la Santa Misa en la basílica vaticana.

A continuación les ofrecemos el texto completo de la homilía que el santo padre ha pronunciado después de la proclamación del Evangelio y el anuncio del día de Pascua, que este año se celebrará el 20 de abril.

«Lumen requirunt lumine». Esta sugerente expresión de un himno litúrgico de la Epifanía se refiere a la experiencia de los Magos: siguiendo una luz, buscan la Luz. La estrella que aparece en el cielo enciende en su mente y en su corazón una luz que los lleva a buscar la gran Luz de Cristo. Los Magos siguen fielmente aquella luz que los ilumina interiormente y encuentran al Señor.

En este recorrido que hacen los Magos de Oriente está simbolizado el destino de todo hombre: nuestra vida es un camino, iluminados por luces que nos permiten entrever el sendero, hasta encontrar la plenitud de la verdad y del amor, que nosotros cristianos reconocemos en Jesús, Luz del mundo. Y todo hombre, como los Magos, tiene a disposición dos grandes "libros" de los que sacar los signos para orientarse en su peregrinación: el libro de la creación y el libro de las Sagradas Escrituras. Lo importante es estar atentos, vigilantes, escuchar a Dios que nos habla. Como dice el Salmo, refiriéndose a la Ley del Señor: «Lámpara es tu palabra para mis pasos, / luz en mi sendero» (Sal 119,105). Sobre todo, escuchar el Evangelio, leerlo, meditarlo y convertirlo en alimento espiritual nos permite encontrar a Jesús vivo, hacer experiencia de Él y de su amor.

En la primera Lectura resuena, por boca del profeta Isaías, el llamado de Dios a Jerusalén: «¡Levántate, brilla!» (60,1). Jerusalén está llamada a ser la ciudad de la luz, que refleja en el mundo la luz de Dios y ayuda a los hombres a seguir sus caminos. Ésta es la vocación y la misión del Pueblo de Dios en el mundo. Pero Jerusalén puede desatender esta llamada del Señor. Nos dice el Evangelio que los Magos, cuando llegaron a Jerusalén, de momento perdieron de vista la estrella. No la veían más.

En especial, su luz falta en el palacio del rey Herodes: aquella mansión es tenebrosa, en ella reinan la oscuridad, la desconfianza, el miedo. De hecho, Herodes se muestra receloso e inquieto por el nacimiento de un frágil Niño, al que ve como un rival. En realidad, Jesús no ha venido a derrocarlo a él, ridículo fantoche, sino al Príncipe de este mundo. Sin embargo, el rey y sus consejeros sienten que el entramado de su poder se resquebraja, temen que cambien las reglas de juego, que las apariencias queden desenmascaradas. Todo un mundo edificado sobre el poder, el prestigio y el tener, entra en crisis por un Niño. Y Herodes llega incluso a matar a los niños: «Matas el cuerpo de los niños, porque el temor te ha matado a ti el corazón» - escribe san Quodvultdeus (Sermón 2 sobre el SímboloPL 40, 655). Es así. Tenía miedo y, por este miedo, ha enloquecido.

Los Magos consiguieron superar aquel momento crítico de oscuridad en el palacio de Herodes, porque creyeron en las Escrituras, en la palabra de los profetas que señalaba Belén como el lugar donde había de nacer el Mesías. Así escaparon al letargo de la noche del mundo, reemprendieron su camino y de pronto vieron nuevamente la estrella, llenándose de «inmensa alegría» (Mt 2,10). Esa estrella que no se veía en la mundanidad de aquel palacio.

Un aspecto de la luz que nos guía en el camino de la fe es también la santa "astucia". Es también una virtud esta santa "astucia". Se trata de esa sagacidad espiritual que nos permite reconocer los peligros y evitarlos. Los Magos supieron usar esta luz de "astucia" cuando, de regreso a su tierra, decidieron no pasar por el palacio tenebroso de Herodes, sino marchar por otro camino. Estos sabios venidos de Oriente nos enseñan a no caer en las asechanzas de las tinieblas y a defendernos de la oscuridad que pretende cubrir nuestra vida. Ellos, con esta santa astucia, han custodiado la fe. También nosotros debemos custodiar la fe ante una oscuridad que, tantas veces, se disfraza de luz. Porque el demonio, dice san Pablo, se viste de ángel de luz muchas veces. Y aquí necesitamos la santa astucia para custodiar nuestra fe del canto de las sirenas que te dicen: hoy tenemos que hacer esto o aquello. La fe es una gracia y un don. Nos toca custodiarla con la santa astucia, con la oración y con la caridad. Es necesario acoger en nuestro corazón la luz de Dios y, al mismo tiempo, practicar aquella astucia espiritual que sabe armonizar la sencillez con la sagacidad, como Jesús pide a sus discípulos: «Sean sagaces como serpientes y simples como palomas» (Mt 10,16).

En esta fiesta de la Epifanía, que nos recuerda la manifestación de Jesús a la humanidad en el rostro de un Niño, sintamos cerca a los Magos, como sabios compañeros de camino. Su ejemplo nos anima a levantar los ojos a la estrella y a seguir los grandes deseos de nuestro corazón. Nos enseñan a no contentarnos con una vida mediocre, de "poco calado", sino a dejarnos fascinar siempre por la bondad, la verdad, la belleza… por Dios, que es todo eso en modo siempre mayor. Y nos enseñan a no dejarnos engañar por las apariencias, por aquello que para el mundo es grande, sabio, poderoso. No nos podemos quedar ahí. No podemos contentarnos con las apariencias, con la fachada. Es necesario custodiar la fe, en este tiempo es muy importante. Es necesario ir más allá de la oscuridad, más allá del canto de las sirenas, de la mundanidad, de tantas modernidades de hoy. Tenemos que ir más allá, hacia Belén, allí donde en la sencillez de una casa de la periferia, entre una mamá y un papá llenos de amor y de fe, resplandece el Sol que nace de lo alto, el Rey del universo. A ejemplo de los Magos, con nuestras pequeñas luces buscamos la Luz. Busquemos la Luz y custodiemos la fe. Así sea.

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El ángelus de Reyes: 'El Señor no hace proselitismo, da amor, y ese amor te busca
Texto completo. El Papa ante una plaza desbordante de fieles recuerda que Jesús es la Epifaní­a, o sea, la manifestación del amor de Dios

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 06 de enero de 2014 (Zenit.org) - Al finalizar la Santa Misa celebrada en la basílica vaticana en la solemnidad de la Epifanía del Señor, el papa Francisco rezó la oración del ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la plaza de san Pedro.

Dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo el mundo, que le acogieron con un largo y caluroso aplauso, el pontífice argentino les dijo:

Queridos hermanos y hermanas,

hoy celebramos la Epifanía, "manifestación" del Señor. Esta fiesta está ligada al relato bíblico de la venida de los Magos de Oriente a Belén para rendir homenaje al Rey de los Judíos: un episodio que el papa Benedicto XVI ha comentado maravillosamente en su libro sobre la infancia de Jesús. Esa fue precisamente la primera "manifestación" de Cristo a los gentiles. Por lo tanto, la Epifanía pone en evidencia la apertura universal de la salvación traída por Jesús. La liturgia de este día vítores : "Te adorarán, Señor, todos los pueblos de la tierra". Entre nosotros y para todos los pueblos.

De hecho, esta fiesta nos hace ver un doble movimiento: por un lado, el movimiento de Dios hacia el mundo, hacia la humanidad - de toda la historia de la salvación, que culmina en Jesús -; y, por otro lado, el movimiento de los hombres hacia Dios - pensemos a las religiones, a la búsqueda de la verdad, al camino de los pueblos hacia la paz, la paz interior, la justicia, la libertad - . Y este doble movimiento es impulsado por una atracción mutua. Por parte de Dios, es su amor por nosotros: somos sus hijos, nos ama, y quiere liberarnos del mal, la enfermedad , la muerte, y llevarnos a su casa, en su Reino. "Dios, por pura gracia, nos lleva a unirnos a Él". Y también de nuestro lado hay un amor, un deseo: el bien nos atrae, la verdad nos atrae, la vida, la felicidad, la belleza... Jesús es el punto de encuentro de esta atracción mutua y este doble movimiento. Es Dios y hombre. ¡Pero la iniciativa es de Dios! ¡El amor de Dios viene primero que el nuestro! Él siempre toma la iniciativa, Él nos espera, Él nos invita. La iniciativa es siempre suya.

Jesús es Dios que se ha hecho hombre, se ha encarnado, ha nacido para nosotros. La nueva estrella que se apareció a los Magos era la señal del nacimiento de Cristo. Si no hubieran visto la estrella, esos hombres no se habrían ido. La luz nos precede, la verdad nos precede, la belleza nos precede. Dios nos precede: El profeta Isaías decía que Dios es como la flor de la magnolia, porque en aquella tierra la magnolia es lo primero que florece. Y Dios siempre nos precede, siempre es el primero, nos busca y da siempre el primer paso, y esta gracia ha aparecido en Jesús. Él es la epifanía, la manifestación del amor de Dios.

La Iglesia está dentro de este movimiento de Dios hacia al mundo: su alegría es el Evangelio, es reflejar la luz de Cristo. La Iglesia es el pueblo de los que han experimentado esta atracción y la llevan dentro, en el corazón y en la vida. "Me gustaría decir sinceramente a aquellos que se sienten lejos de Dios y de la Iglesia, decir respetuosamente a los que son temerosos o a los indiferentes: ¡El Señor también te llama a ser parte de su pueblo y lo hace con gran respeto y amor!". El Señor te llama, el Señor te busca, el Señor te espera. El Señor no hace proselitismo. Da amor, y ese amor te busca, te parte [el corazón] a ti, que en este momento no crees o estás lejos.   

Le pedimos a Dios, para toda la Iglesia, la alegría de evangelizar, porque "ha sido enviada por Cristo para manifestar y comunicar la caridad de Dios a todos los pueblos" (Ad gentes, 10). La Virgen María nos ayude a ser todos discípulos-misioneros, pequeñas estrellas que reflejan su luz. Y rezamos para que los corazones se abran para acoger el anuncio, y todos los hombres lleguen "a ser partícipes de la promesa por medio del evangelio" (Ef. 3,6).

Al término de estas palabras, el santo padre rezó la oración del ángelus. Y al concluir la plegaria prosiguió:

Dirijo mis cordiales saludos a los hermanos y hermanas de las Iglesias Orientales, que mañana celebrarán la Santa Navidad. La paz que Dios ha donado a la humanidad con el nacimiento de Jesús, el Verbo encarnado, refuerce en todos la fe, la esperanza y la caridad. Y de consolación a las comunidades cristianas que sufren la prueba. La Epifanía es el Día misionero de los niños, propuesto por la Obra Pontificia de la Santa Infancia. Tantos jóvenes en las parroquias son protagonistas de gestos de solidaridad hacia sus coetáneos y así amplían los horizontes de su fraternidad.

Queridos niños y jóvenes, con vuestra oración y vuestro empeño ustedes colaboran a la misión de la Iglesia. ¡Les agradezco por esto y les bendigo!

Después de recordar el Día misionero de los niños, llegó el turno de los saludos que tradicionalmente realiza el pontífice:

Saludo a todos los presentes: familias, grupos parroquiales y asociaciones. En particular saludo a los jóvenes del 'Movimiento Tra Noi' y a los del 'Oratorio San Vittore di Verbania'; a los scout 'Menores de Castelforte'; al coro 'Sant’Antonio di Lamezia Terme'; a los niños, los educadores y a los frailes capuchinos de la iglesia católica 'Giacomo Sichirollo de Rovigo; y a los participantes del cortejo histórico folclórico que este es animado por las familias de la ciudad de Leonessa y otras localidades en la provincia di Rieti. 
A todos les deseo una feliz fiesta de la Epifanía.

Y concluyó con su apreciado “¡buon pranzo. Arrivederci!”


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El santo padre visita un pesebre viviente de una parroquia romana
Vítores a Jesús, Marí­a y José del papa Francisco en la Epifaní­a del Señor. Le ponen un cordero en la espalda como al Buen Pastor

Por Redacción

ROMA, 06 de enero de 2014 (Zenit.org) - El papa Francisco ha visitado este lunes por la tarde la parroquia romana de San Alfonso María de Ligorio, donde le esperaban centenares de personas, para ver el pesebre viviente preparado por los feligreses con unos 200 figurantes. Para recibir al santo padre se encontraba el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, junto al párroco Darío Pompeo Criscuoli. 

Cientos de niños aguardaban al pontífice argentino con globos blancos y amarillos, los colores de la bandera vaticana, y el santo padre, después de rezar en privado, salió y saludó con la cercanía que le caracteriza a las personas discapacitadas, enfermos y niños que le esperaban desde horas antes en esta iglesia del barrio Prima Porta, en la zona norte de la capital italiana. 

Durante la visita al templo, que duró más de una hora, el papa paseó ante los asistentes y se detuvo con la mayoría de ellos. Así, el pontífice bromeando le dijo a unos artesanos del pesebre: "¡Hoy es fiesta, no se puede trabajar!" 

Tras contemplar la extraordinaria escena de la Natividad, el santo padre comentó a Don Darío que "para montar todo esto debes estar loco, pero eso está bien: algunas locuras le gustan a Dios".

En un clima de confianza, el papa jugó con los animales del establo, algunos pastores llegaron incluso a colocarle un cordero en sus espaldas, y bendijo y besó a los pequeños figurantes del belén. Entre ellos estaba el niño que representaba a Jesús, bautizado esta misma mañana con el nombre de Francisco.

Dirigiéndose a todos los presentes, el pontífice agradeció la acogida. "Gracias por el fervor cristiano. Agradezco a esta comunidad y a esta hermoso pesebre viviente, por el trabajo, por la catequesis", dijo el papa. Francisco también tuvo su tradicional diálogo coral con los fieles a los que preguntó acerca de la presencia de Jesús. "¿Jesús está con nosotros?", preguntó el pontífice al tiempo que recibió un gran "sí" de la multitud congregada, entre ellos muchos jóvenes. Así, el papa recordó que "¡la Navidad termina, pero Cristo permanece con nosotros!"

Finalmente, el papa Francisco quiso rezar junto con la gente: "oremos por la comunidad parroquial, por los niños, por los que vendrán y por los abuelos y abuelas que tienen la sabiduría". Y se despidió diciendo: "Viva Jesús, Viva María, Viva José, muchas gracias".

El obispo de Roma, con olor a oveja, compartió alegremente con los más pequeños de una de sus parroquias el llamado día de la 'Befana', nombre derivado de la palabra epifanía, que consiste en una anciana que reparte los regalos en Italia.

Aquí puede ver el álbum fotográfico de la visita.

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El rabino Skorka: en Israel Francisco llevará un mensaje de paz para el mundo
En declaraciones a la Agencia Judía de Noticias, recordó la visión de Isaías: Trocarán sus espadas en hojas de arado. Ya nadie se ejercitará para la guerra".

Por Redacción

ROMA, 06 de enero de 2014 (Zenit.org) -  El Rabino argentino Abraham Skorka expresó ayer que “la visita del papa Francisco a Israel llevará un mensaje de paz al mundo” en declaraciones recogidas por la Agencia Judía de Noticias, luego que el domingo después del ángelus, el Santo Padre anunció su viaje de tres días a Tierra Santa, del 24 al 26 de mayo.

Skorka, de la comunidad Benei Tikvá y rector del Seminario Rabínico Latinoamericano añadió: "Es una noticia que he recibido con muchísima alegría y la primera vez que nos encontramos en Roma con él hablamos de este tema. Soñamos esta visita a la Tierra Santa, a Israel en particular, desde la profunda amistad y con un mensaje de paz para todos los ciudadanos de la región, el cual sabe proyectarse a todo el mundo".

El rabino Skorka y el entonces cardenal Jorge Bergoglio cultivaron una profunda amistad, en particular en los últimos tres años en Buenos Aires, en el que se profundizó el diálogo interreligioso. De esos encuentros nació el libro "Sobre el cielo y la tierra" editado en 2010 y el programa televisivo "Biblia: diálogo vigente".

Skorka estuvo recientemente en Roma en donde mantuvo con el papa Francisco diversos coloquios, estando alojado en la residencia de Santa Marta.

"Conversamos acerca del aporte que él puede hacer desde su lugar para, de alguna manera, si Dios quiere, comenzar a materializar esta visión o, por lo menos, darle una dimensión mucho más acentuada en la realidad humana. Según los profetas, habiendo paz sincera, honesta y profunda en Sión habrá un mensaje de paz sólido que se materializará en todo el mundo. Recordemos la visión del profeta Isaías, capitulo 2: ‘Trocarán sus espadas en hojas de arado’. Ya nadie se ejercitará para la guerra", indica la AJN

"Si este viaje se da de esta manera sería algo muy grande, porque el sueño es abrazarlo delante del Kotel. Seria un símbolo para intentar terminar con 2000 años de  desavenencias entre judíos y cristianos, y empezar una etapa nueva”.

(RED /HSM)

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Iglesia y Religión


Mons. Carlos Manuel de Céspedes: pasión por Cuba y por la Iglesia
Crónica del funeral y de una vida. Vio en la revolución oportunidades en educación y salud, pero a un precio: "la pérdida de la libertad de pensar, opinar y escribir... de vivir".

Por Araceli Cantero Guibert

MIAMI, 06 de enero de 2014 (Zenit.org) - Con un ‘viva’ a Cuba, un apretado aplauso y el canto a la Virgen Mambisa, referido a la Virgen de la Caridad, centenares de cubanos dieron su último adiós al sacerdote e intelectual cubano Mons. Carlos Manuel de Céspedes García Menocal, fallecido en la mañana del 3 de enero en su residencia de la Parroquia de San Agustín en la Habana a los 77 años.

Con su muerte culmina la larga trayectoria de este sacerdote que repetía siempre que: “Cuba y la Iglesia son las dos pasiones mías. Siempre lo he dicho porque es así”, como indicó durante una entrevista en la televisión cubana en 2011.

Visitarle en su despacho de la Parroquia de San Agustín era constatar el orgullo con el que llevaba el nombre de su tatarabuelo, Carlos Manuel de Céspedes, a quien Cuba reconoce como el "Padre de la Patria, por haber iniciado las guerras de Independencia en la isla, en el siglo XIX. Rodeado de cuadros, fotografías y libros no ocultaba su satisfacción al narrar su procedencia y explicar el sentido de una bandera cubana con la imagen de su tatarabuelo en el centro.

“Cuando yo muera, no se a donde irá a parar todo esto" comentaba, sin ocultar que vivía muy consciente de la herencia recibida y de su apellidos. El de su madre le hacía descendiente del tercer presidente de la Républica de Cuba: Mario García Menocal.

En un gesto inusual, la prensa estatal se hizo eco de su muerte destacando su dedicación a la patria y a la Iglesia y resaltando su contribución al mundo de la cultura.

“Su velorio comenzó a las 3 de la tarde del día de su deceso, pero a la puerta de su casa se presentaron mucho jóvenes que él acogió, introdujo en el proceso de conversión y formación”, comentó Rolando Suarez, abogado de la Conferencia de Obispos. “Los jóvenes eran su tesoro más preciado, junto con los servicios diarios de atención y alimentos a ancianos pobres de la parroquia, su centro de formación con clases de idiomas, computación y ciclos permanentes de cine debate y opera, con apreciable participación de fieles y no creyentes”, indicó Suárez.

Estuvo expuesto hasta la misa de cuerpo presente a las 8 de la mañana del día sábado 4, presidida por el Arzobispo de la Habana, el cardenal Jaime Ortega Alamino. También acudieron obispos de otras diócesis, sacerdotes y representantes del gobierno cubano.

Mons. De Céspedes había estudiado filosofía y derecho en la Universidad de la Habana. Suarez le describe como “estirpe de políticos, con luces y sombras, pero con ideales patrióticos inclaudicables, que renunció a todo esto para servir como sacerdote”.

La decisión de su vocación no fue fácil pero una vez tomada “ya todo fue paz y tranquilidad, nunca tuve ninguna vacilación después”, señaló él mismo en una entrevista, afirmando que “he sido sacerdote célibe y he sido muy feliz”.

Estudió teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma en donde fue ordenado sacerdote en 1961. Dos años mas tarde regresó a Cuba, cuando las relaciones entre la Iglesia y la revolución cubana liderada por Fidel Castro en 1959 eran ya muy tensas. De aquel momento él mismo ha confesado que “le pedía a Dios realmente en mi oración íntima que me ayudara como sacerdote a ser elemento siempre de unión y nunca de división en Cuba, y lo he tratado de hacer”.

En 1966 fue nombrado rector del Seminario de San Carlos y San Ambrosio en La Habana. En palabras del cardenal Ortega durante la Eucaristía de su sepelio, “él fue, en aquellos momentos, el 'salvador' del seminario cubano como institución". Para Suárez, “su constancia y arrojo impidió que el seminario fuera cerrado, aunque le fue quitado su inmueble y se trasladó a otro edificio”. Años después ocupó los cargos de secretario de la Conferencia de Obispos y vicario general de Arquidiócesis de La Habana hasta su muerte

Por su modo de expresarse ha sido una figura controversial y considerado por muchos en la diáspora cubana como simpatizante de la revolución. Mons. De Céspedes no ocultaba sus buenas relaciones con la familia de Fidel Castro y con figuras afines al gobierno. Siempre defendió el respeto a quienes pensaban de manera diferente y distinguía entre la condena a las ideologías y las buenas relaciones con las personas.

“Acercó a muchos a Jesús y a su Iglesia sobre todo en ciertos ambientes muy anticlericales”, ha señalado Mons. Felipe Estevez, Obispo de San Agustín, Florida. “Tenía tacto y verbo para preparar como un Juan Batista a las personas disponiendo las al encuentro con Cristo”. 

José Villalón, fue asesor nacional de la Juventud Universitaria Católica (JUC) y dice que le recuerda como “hombre equilibrado, esclarecido, bien formado, heredero de una tradición cubana esencial y conocedor singular de la misma, por su trabajo pastoral en Cuba, por su apertura dialogal, y hasta por su simpatía y preclara figura”.

El católico Gustavo Andujar, concuerda en ello pero lo recuerda “sobre todo como el sacerdote amigo, siempre cordial y cercano, pastor muy atento a las necesidades de su parroquia y al servicio de la Iglesia”. Le califica de “hombre puente que vinculaba a la Iglesia con el mundo académico”. También reconoce que fue una figura polémica, sobre todo por sus pronunciamientos políticos, en los que ocasionalmente faltaba el equilibrio siempre deseable en las declaraciones de un eclesiástico”.

En 1998 se publicó en España la obra “Érase una vez en la Habana” en la que usando distintos géneros Mons. De Céspedes va hilando testimonios representativos del acontecer en Cuba y de los problemas de la isla. Su lectura descubre a un autor que no es precisamente simpatizante con todo lo que acontece en Cuba. Elogia la educación para todos pero deplora que no transite espíritu y que haya destruido una parte de la identidad. La obra reconoce los cambios que trajo la revolución y las oportunidades en educación y salud, pero a un precio: "la pérdida de la libertad de pensar, opinar y escribir... de vivir".

Autor de libros, innumerables ensayos y también poesía, su vida no se limitó al orgullo patrio y a la cultura sino que estuvo marcada por su sacerdocio. El mismo lo subrayó en más de una ocasión y en especial al referirse a la influencia que tuvo en su vida la del siervo de Dios y sacerdote cubano Félix Varela, de cuya vida había investigado y escrito prolíficamente.

Mons. Estévez reconoce que en la vida de Mons. De Céspedes, “al igual que en la del Padre Varela, el tema de la fe y la patria es central en su pensamiento”. En una entrevista, él mismo lo reconoció de esta manera: “El Padre Varela me fue estímulo y catalizador en el camino... Dios me ha librado de caer en la tentación de llegar a pensar que uno de mis dos grandes amores – Cuba y la Iglesia – me podría separar del otro, cuando es así que, no sólo han estado siempre integrados en mi vida, sino que siempre uno ha estimulado al otro (…). De la mano de ambos he podido atravesar los torrentes que, inevitablemente, he encontrado en mi andar, sin que las aguas nocivas me arrastren. Espero llegar así a la otra orilla, al calor y a la luz de nuestra antorcha viva”.

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Espiritualidad


¡Marí­a, Madre de Dios, enseñame!
Catequesis para la familia, semana del 5 de enero de 2014

Por Redacción

MADRID, 06 de enero de 2014 (Zenit.org) - Por: Eva Carreras del Rincón

Comienzo con ustedes esta nueva etapa de “catequesis familiar” y me gustaría contaros quien soy y qué me gustaría transmitir.

Estoy casada con Miguel y tengo cuatro hijos; Blanca (20), María (12), David (11) y Rafa (6).

Hace unos pocos años estudié magisterio porque me di cuenta que la enseñanza era mi pasión. Empecé a dar catequesis a los 14 años. Ya casada, daba talleres de valores,catequesis, teatro, manualidades… Era voluntaria y autodidacta. Había estudiado filología pero necesitaba formarme para enseñar profesionalmente. He ejercido como maestra estos últimos años y me he especializado en plástica y religión. Por motivos familiares y profesionales nos hemos trasladado a vivir a Logroño.

“¡María, Madre de Dios, enséñame!”

No podemos ser voluntarios y autodidactas cuando transmitimos la fe en nuestras familias. Necesitamos la ayuda de un “profesional”. Necesitamos que la Virgen nos enseñe y nos marque el camino.

¿Cómo transmitimos nuestra Fe?

No se trata de hacer muchas cosas y que salgan perfectas y bonitas, ni de lo que decimos a nuestros hijos…

Transmitimos mucho más con lo que no decimos y con el modo como actuamos. Por eso necesitamos la ayuda de la Madre de Dios y del Amor y la misericordia de su Hijo.

Hay etapas de la vida que son muy intensas (generalmente todas lo son),problemas familiares,

problemas en el trabajo o el no tenerlo, problemas económicos, los deberes de los hijos y sus preocupaciones, los encargos, la limpieza y organización de la casa… si pudiera poner un emoticono pondría el que se aprieta la cara con las manos, la boca y los ojos abiertos por la angustia.

En medio de todo esto queremos enseñar a nuestros niños a rezar y a querer a Jesús.

He comenzado a leer la exhortación apostólica del Papa Francisco “Evangelii Gaudium” y estoy encontrando muchas respuestas.

Respuestas para mi vida, soluciones para el día a día con mi familia que me gustaría compartir con vosotros...

El Papa Francisco nos enseñó esta oración el día de la fiesta de la Sagrada Familia :

Oración a la Sagrada Familia

Jesús, María y José

en vosotros contemplamos

el esplendor del verdadero amor,

a vosotros, confiados, nos dirigimos.

Santa Familia de Nazaret,

haz también de nuestras familias

lugar de comunión y cenáculo de oración,

auténticas escuelas del Evangelio

y pequeñas Iglesias domésticas.

Santa Familia de Nazaret,

que nunca más haya en las familias episodios

de violencia, de cerrazón y división;

que quien haya sido herido o escandalizado

sea pronto consolado y curado.

Santa Familia de Nazaret,

que el próximo Sínodo de los Obispos

haga tomar conciencia a todos

del carácter sagrado e inviolable de la familia,

de su belleza en el proyecto de Dios.

Jesús, María y José,

escuchad, acoged nuestra súplica.

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Santa Rafaela María del Sagrado Corazón
«De esta fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón, Pío XII dijo que fue una mártir en la sombra. Compartió el mismo ideal con su hermana, aunque dentro de la orden tuvo que vivir también la separación de ella que le fue impuesta»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 06 de enero de 2014 (Zenit.org) -  En esta festividad de la Epifanía del Señor, la Iglesia celebra la vida de Rafaela María del Rosario Francisca Rudesinda Porras y Ayllón. Nació en Pedro Abad, (Córdoba, España) el 1 de marzo de 1850 en una familia de alta posición social. Fueron trece hermanos, once varones, su hermana Dolores y ella. A los 4 años perdió a su padre. El 25 de marzo de 1865, a los 15 años, en la parroquia de san Juan de los Caballeros hizo voto de castidad perpetua. Quizá no tenía claro lo que iba a ser de su vida, pero apuntaba claramente a la consagración. Todo eso se concretó muy pronto cuando en 1869, alrededor de sus 19 años, pasó por el nuevo y duro trance de ver morir a su madre hallándose sola junto a ella: «Prometí al Señor no poner jamás mi afecto en criatura alguna». Después, las dos hermanas, que compartían similares ideales, acrecentaron su piedad y las obras de caridad.

Una vez que se casaron dos de sus hermanos, y tras la prematura muerte de otro en 1872, pensaron dar un giro a su vida haciéndose carmelitas en su ciudad natal. En 1873 seguían las directrices del sacerdote, D. José María Ibarra. Y en 1874, asesoradas por él, ambas hermanas convivieron junto a las clarisas de Córdoba pasando por una fecunda etapa de reflexión. Entonces conocieron al buen sacerdote, D. José Antonio Ortiz Urruela, que fue decisivo en sus vidas. Siguiendo su consejo, en 1875 se pusieron en contacto con la Sociedad de María Reparadora como postulantes. Al tomar el hábito eligieron el nombre: Rafaela, el de María del Sagrado Corazón, y Dolores, el de María del Pilar.

En 1876 la Sociedad se trasladó a Sevilla, y las dos hermanas permanecieron en Córdoba con otras novicias, bajo el amparo del obispo, fray Ceferino González. Éste las apoyó para que en diciembre de ese mismo año pusieran en marcha el Instituto de Adoradoras del Santísimo Sacramento e Hijas de María Inmaculada. Después diría: «Yo no quiero ser Fundadora», pero no hubo marcha atrás, e incluso fue elegida Superiora. La comunidad vivía en conformidad con las Reglas de san Ignacio. Pero en un momento dado, les avisaron de que el prelado quería intervenir en su forma de vida, y determinaron salir de noche catorce novicias, junto a Rafaela María, camino de Andujar. En Córdoba permanecía Dolores para notificar el hecho. En Andújar se alojaron en el Hospital de las Hijas de la Caridad. La santa decía: «Yo me encuentro con valor y fuerzas muy grandes, porque tengo puesta mi confianza en el Señor, en que nos ayudará siempre porque no deseamos más que su honra y su gloria».

De Andújar se trasladaron a Madrid, abriendo otra casa en el barrio de Chamberí. Al morir D. José Antonio, recibieron la ayuda del jesuita, P. Cotanilla, y del obispo auxiliar Sancha. En 1877 el cardenal Moreno les concedió la aprobación diocesana y diez años más tarde, el papa León XIII aprobó la Congregación con el nombre de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. Su deseo era que todas se vinculasen al ardiente anhelo de su corazón: «Que todos lo conozcan y lo amen». Ella seguía su camino de oblación, sabedora de que era la única vía para unirse a Dios. Así lo consignaba en sus ejercicios espirituales. Y Dios la escuchó. En 1892 tenía 43 años y aún le quedaban 32 más de vida cuando abatió sobre ella la «noche oscura». Estaban en un momento fecundo para el Instituto, y en medio de él brotaron las malas hierbas de la desconfianza y la incomprensión, una «aniquilación progresiva y de martirio en la sombra», como dijo Pío XII.

Ante las graves dificultades de gobierno, renunció al generalato en Roma a favor de su hermana Dolores, y quedó relegada por completo al olvido, realizando duros trabajos y sufriendo constantes humillaciones, mientras se inmolaba con la vivencia heroica de la humildad y el perdón. En su soledad y silencio renovaba su espíritu de reparación por los pecados del mundo, pensando únicamente en la gloria de Dios. Así se abrazó a la cruz. «En el no hacer está mi mayor martirio. Dios me pide ser santa. Yo no puedo dejar de serlo sin despreciar Su santo querer. Si logro ser santa, hago más por la Congregación, por las hermanas y por el prójimo, que si estuviese empleada en los oficios de mayor celo. Mi espíritu gime, pero vale más agradar a Jesús gimiendo que riendo […]. El gozo será en la otra vida. Jesús me ama mucho y esto me debe alentar siempre».

Dios le otorgaba dones extraordinarios. Solo pudo salir de la casa de Roma para ir a Loreto, a Asís y a España, donde no le fue permitido visitar a su hermana en Valladolid, ciudad en la que se hallaba retirada también del gobierno de la Congregación. Su consuelo era rezar de rodillas durante horas ante el Santísimo Sacramento al punto de quedar afectadas por una grave lesión. Murió el 6 de enero de 1925 (Año Santo). Pío XII la beatificó el 18 de mayo de 1952, y Pablo VI la canonizó el 23 de enero de 1977.

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