20.01.14

La caza de los salesianos que visitaban presos en Madrid


Cuatro mártires de la guerra civil nacieron un 20 de enero: un lasaliano palentino asesinado en Griñón (Madrid); un sacerdote claretiano burgalés mártir en Barbastro; otro lasaliano de Tarragona y un salesiano de Turís (Valencia) asesinado en Madrid, este último da título al post de hoy.

Perseguidos hasta la muerte por contactar con religiosos detenidos

Lázaro Ruiz Peral (hermano Crisóstomo Albino), de 27 años y natural de Arconada (Palencia), hermano de las Escuelas Cristianas, fue asesinado en el noviciado de Griñón (Madrid) el 28 de julio de 1936 (episodio que relaté en la entrada del 7 de enero) y beatificado en 2013 junto con otros 22 lasalianos.

Sebastián Calvo Martínez, sacerdote claretiano de 33 años y natural de Gumiel de Izán (Burgos), fue ejecutado el 12 de agosto de 1936 en Barbastro y beatificado en 1992, como José María Pavón Bueno, del que hablé en la entrada de ayer 19 de enero.

Francesc Trullén Gilisbarts (hermano Hugo Bernabé), lasaliano de 41 años natural de Roquetes (Tarragona), fue asesinado en Vinyols i els Arcs (Tarragona) el 1 de septiembre de 1936 y beatificado en 2013. Siguió la misma suerte que Joaquim Pallerola Feu (hermano Leonci Joaquim), de 44 años. El hermano Hugo Bernabé, que había profesado en 1911 y que salió de España en 1933 debido a las leyes anticlericales, regresó en 1935 a Cambrils. Estallada la guerra, fue detenido en Tortosa, pero consiguió permiso para regresar a Cambrils a cuidar al hermano Leonci. Dos días después fueron los milicianos a buscarlos al convento, los metieron en un coche y los asesinaron.

José Villanova Tormo, de 34 años y natural de Turís (Valencia), era sacerdote salesiano de la comunidad del colegio de San Miguel Arcángel, fue asesinado en Madrid el 29 de septiembre de 1936 y beatificado en 2007. Le mataron junto con los hermanos Francisco y Virgilio Edreira Mosquera, de 21 y 26 años, ambos seminaristas salesianos.

Francisco profesó en 1932 y en 1934 fue destinado, para las prácticas pedagógicas, al colegio San Miguel Arcángel del Paseo de Extremadura, donde le sorprendió la revolución. Su hermano Virgilio había profesado en 1931, 1931 y en 1933 fue destinado a Carabanchel Alto para el trienio práctico. Al producirse el asalto al seminario salesiano, el 20 de julio, se pudo camuflar entre los aspirantes y se trasladó con ellos al colegio de Santa Bárbara. Pero allí su vida corría peligro. Por eso fue al domicilio de Cristina Cobo, hermana de Esteban y Federico Cobo Sanz, salesiano y aspirante respectivamente (asesinados el 22 de septiembre). Con ellos estuvo allí hasta que el acoso de los vecinos le obligó a cambiar de domicilio. Se dirigió a la pensión donde residía su hermano Francisco y vivieron juntos hasta el día de su detención. Virgilio recogía noticias en pensiones y domicilios y visitaba a salesianos presos en Ventas. Sus visitas a los aspirantes en Santa Bárbara despertaron las sospechas de los milicianos, que lo identificaron y lo siguieron de lejos, arrestando luego de noche a los dos hermanos. Según la narración de un testigo directo, los hermanos Edreira estuvieron en la checa de la calle Marqués de Riscal número 1, antes de ser asesinados.

José Villanova emitió los votos como salesiano en Carabanchel Alto en 1920, y en 1929 fue ordenado sacerdote y destinado a la enseñanza en Salamanca y Madrid. Vivió escondido en la capital, continuando en la medida de lo posible el ejercicio de su apostolado, hasta que fue arrestado y muerto el mismo día que los hermanos Edreira.

Más sobre los 1.523 mártires beatificados, en “Holocausto católico”. Les invito a la charla que daré el martes 28 sobre Mártires de Pozuelo y de España en el siglo XX.