21.01.14

Monsterrat, mártires de la Revolución y víctimas del nacionalismo


Un mártir de la guerra civil fue asesinado el 21 de enero de 1939, Jeroni Fàbregas Camí, pero como ya lo biografié en el artículo El mártir que sí fue combatiente, me referiré hoy a los tres mártires nacidos un 21 de enero: un monje de Montserrat barcelonés; un lasaliano alavés asesinado en Madrid y un sacerdote agustino burgalés martirizado en un pueblo valenciano, con el resto de habitantes de la residencia de Caudete (Albacete).

Lluís Casanovas Vilà (dom Hildebrand Maria como monje de Montserrat), tenía 18 años, era natural de Hostalets de Balenyà (Barcelona), fue asesinado el 28 de julio de 1936 en el cementerio de Montcada i Reixac (Barcelona), y beatificado en 2013 en Tarragona. Es el más joven de los 20 monjes beatificados, y como los demás, tras haber tenido que pagar por casi 80 años como justos por pecadores esperando a ser beatificados, ahora sigue pagando el nacionalismo que impera en su abadía, motivo por el cual tanto su biografía como la de sus compañeros mártires es desconocida.

Buscando armas y dinero en la Editorial Bruño

Pablo Díaz de Zárate y Ortiz de Zárate (hermano Norberto José en La Salle), natural de Murua-Cogoitia (Álava), tenía 44 años, fue asesinado en la Casa de Campo madrileña el 30 de julio de 1936 y beatificado en 2013. Junto con otros cinco hermanos de las Escuelas Cristianas, forma el llamado grupo de mártires de la Editorial Bruño: los otros eran Eugenio García Tribaldos (hermano Agustín María, de 59 años), cuyo lugar de muerte no se precisa, y cuatro más muertos en la Casa de Campo: Luis Herrero Arnillas (hermano Esteban Vicente, de 42 años), Alejandro González Blanco (hermano Braulio José), Miguel Solas del Val (hermano Anselmo Pablo) y Guillermo Álvarez Quemada (hermano Oseas), los tres de 46 años; y Juan Lanz Palanca (hermano Crisólogo, 56 años). El mismo día 30, en Pedralbes (Barcelona), fue asesinado un séptimo lasaliano: el hermano Cayetano José (Ramón Palos Gascón, de 51 años).

Jorge López Teulón relata así lo sucedido a estos Hermanos de las Escuelas Cristianas: “La Procuraduría era la Casa que editaba los libros de texto Bruño, empleados en las escuelas de los Hermanos en España, se encontraba en la madrileña calle de Velázquez. El 30 de julio un grupo de milicianos comunistas se presentaron en la casa. Reunidos todos en el recibidor, los sometieron a un interrogatorio, preguntando por las armas, el dinero, las actividades, las personas… El Hno. Director del Asilo Sagrado Corazón, otra casa de Madrid, estaba accidentalmente en la Procuraduría, esperando una visita. Cuando vio la situación optó por retirarse discretamente. Pero otros dos Hermanos de la Escuela de Santa Susana, dirigida también por Hermanos en el barrio de Las Ventas, y que habían ido a la Procuraduría, no pudieron separarse de los Hermanos de la Casa. Después del interrogatorio, los milicianos ataron a cada uno, les hicieron subir a un autobús y los llevaron a la madrileña Casa de Campo, que en aquellas fechas quedaba bastante a las afueras de la ciudad. Allí fueron fusilados”. El 15 de septiembre, el hermano visitador y el director general de los lasalianos identificaron entre las fichas policiales de personas asesinadas a los hermanos Agustín María, Anselmo Pablo, Norberto José, Oseas, Crisólogo y Esteban Vicente. No vieron al hermano Braulio José.

Diez beatos de los 14 agustinos de Caudete

Anastasio Díez García, sacerdote agustino natural de Quintanilla de Vivar (Burgos), fue asesinado el 5 de agosto de 1936 en Fuente la Higuera (Valencia) y beatificado en 2007. Profesó en Valladolid el 9 de septiembre de 1893 y recibió la ordenación sacerdotal el 26 de agosto de 1900. Terminada la carrera y celebrada su primera Misa, fue destinado a la República del Brasil, donde estuvo casi treinta años desempeñando el ministerio pastoral en diversas parroquias. A su regreso a España vivió algún tiempo en Gijón y luego pasó a la Casa-Enfermería de Caudete (Albacete).

Al estallar la revolución, los agustinos moradores de la casa-enfermería fueron sacados violentamente de su domicilio por gentes del pueblo y encarcelados en el Convento de Carmelitas. Otros dos, a los que por su mal estado de salud había mandado el superior refugiarse en casa del lechero, fueron igualmente apresados. Durante 13 días, los presos estuvieron bien atendidos por varias familias que les proporcionaron ropa y comida. Pero el 5 de agosto llegaron unos expresidiarios valencianos (ocho hombres y una mujer) que exigieron al alcalde, José Camarasa la entrega de los prisioneros (hecho que le costará la muerte al llegar las tropas de Franco). Montaron en una camioneta a los agustinos y los fusilaron en la heredad del médico Manuel Soler, llamada Partida de Madariaga, en Fuente la Higuera (Valencia) a tres kilómetros de Caudete.

Dos de los religiosos –Benito Ibáñez Gazallas, de 71 años, y Cándido Sanmiguel Díaz, de 82- no han sido beatificados y según la documentación de la Causa General (legajo 1015, expediente 26, folio 2) murieron “en asilo Alicante de resultas sustos” causados por “gente de esta y Fuente la Higuera”, señalándose para todos la fecha errónea del 12 de agosto. Antes había sido asesinado otro agustino de la misma casa, de 39 años, Daniel Delgado García -el 23 de julio, en Villona, por disparos de la “ronda roja de vigilancia en la noche”, según la misma fuente-, y uno más, Felipe Martínez, moriría en el frente.

Los nombres y edades de los 10 beatificados son de menor a mayor en edad: Luis Blanco Álvarez (laico profeso de 47 años), Ubaldo Revilla Rodríguez y Luciano Ramos Villafruela (ambos laicos profesos de 51 años), Cipriano Polo García (sacerdote, de 55), Emilio Camino Noval (sacerdote, de 58) y Ángel Pérez Santos (de 58, profeso desde 1894 y sacerdote desde 1901, trabajó como misionero en Argentina y Perú hasta 1926; se le conocía como “el padre bueno” por su religiosidad sencilla y ejemplar), el citado Anastasio Díez García, Felipe Barba Chamorro (sacerdote, de 63), Víctor Gaitero González (sacerdote, de 64) y Gabino Olaso Zabala. Este último, de 67 años, ordenado sacerdote en 1893, pasó a Filipinas, donde en 1896 fue acusado por otro sacerdote, Mariano Dacanay, de haber instigado y participado en su tortura por supuesta connivencia con los independentistas; estos tuvieron luego preso año y medio al padre Olaso, que a su vez fue maltratado. Regresó a España en 1900 y era el superior de Caudete desde 1933.

Más sobre los 1.523 mártires beatificados, en “Holocausto católico”. Les invito a la charla que daré el martes 28 sobre Mártires de Pozuelo y de España en el siglo XX.