28.01.14

Dos suicidios al día

A las 11:54 AM, por Santiago Mata
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Me comenta el presidente de una gran firma de consultoría que uno de los fenómenos que más le preocupan es el creciente número de suicidios por acoso sexual y/o profesional. Nunca como ahora se ha alardeado tanto en nuestras instituciones de códigos éticos, y lamentablemente todos tenemos hemos tenido cerca en algún momento algún caso de psicoterrorismo laboral. Por este motivo, me salgo con este post “extra” de la temática habitual de los mártires, para tratar un tema sobre el que pienso que los cristianos debemos y podemos dar un testimonio (mártir significa testigo) valiente sabiendo denunciar y combatir este crimen que causa en nuestro país dos suicidios cada día. Entre 200.000 y 800.000 españoles son víctima de mobbing laboral.

Daños colaterales

El acoso psicológico en el trabajo laboral es un continuado y deliberado maltrato verbal o modal que recibe un trabajador, con el objeto de excluirlo o destruirlo psicológicamente. El objeto suele ser la desaparición del trabajador mejor cualificado, que no pocas veces resulta ser testigo de ineptitud, cuando no de fraudes del acosador.

La veda del empleado eficaz e incómodo para gestores incompetentes y socios corruptos lleva años abierta en nuestro país, sin que la reforma del Código Penal (LO 5/2010), que declarar que “se considerará delito la realización reiterada de actos hostiles o humillantes que, sin llegar a constituir trato degradante, supongan grave acoso contra la víctima” (art. 173.1) resulte suficiente para detener la hemorragia. Aquí, igual en los casos de acoso sexual- con el que muchas ocasiones va emparejado-, los compañeros de la víctima solo muestran apoyo a solas y de palabra, pero el miedo a perder el empleo les impide testificar en público, por lo que estos testigos mudos pasan a ser en no pocos casos cooperadores necesarios.

El problema está dando bastante trabajo a jueces y médicos. Huelga recordar que apenas tres años después de la reforma del Código penal hay un nutrido grupo de acosadores en las cárceles, en cuyos patios, parecen ser erróneamente asimilados a acosadores sexuales para la justicia paralela. Pero además, el acoso laboral tiene otro gran damnificado absolutamente desprotegido: La propia empresa, que suele sufrir daños patrimoniales irreparables provocados por la ineptitud del gestor –y no pocas veces por torticera actuación de los propios socios- que acaba recurriendo a esa víctima que es el mejor “amigo” del directivo o socio acosador, que no es el perro sino el chivo expiatorio.

En este último sentido uno se pregunta ¿Quién paga los 320.000 de condena al Ayuntamiento de Canet por el acoso a un empleado laboral, o los 90.000 por acoso en el CIPF de Valencia, o los 95.000 al Banco Santander por presión ante la negativa a jubilarse de un empleado de Barcelona? En la mayoría de casos la empresa condenada ha sido la última en conocer el proceso de putrefacción de la manzana, porque la empresa deja sus energías para ganar dinero, y los ineptos para cubrir vergüenzas. En la mente de todos está que la gran damnificada por el acoso a empleados de Mercadona es la propia Mercadona, seguramente ajena a todos los hechos por los que ha sido económica y moralmente sancionada. Hay empleados en prisión y las multas ya están pagadas, pero el daño en la fama es irreparable y la pérdida de clientes es incuantificable.

Según recientes cifras del portal estadístico del Ministerio de Sanidad Servicios Sociales e Igualdad, se puede concluir que éramos pocos y… a la saturación de los hospitales provocada por los recortes, en los servicios de urgencias hay que sumar las admisiones derivadas de esta nueva causa, el impacto de esta nueva epidemia. Las consecuencias físicas y psíquicas de la actuación del gestor psicoterrorista sobre el subordinado se dejan ver en el aparato digestivo y nervioso. Los Médicos Residentes en Medicina Interna de los hospitales de la Comunidad de Madrid se están convirtiendo en auténticos especialistas en síntomas relacionados con el acoso sexual y profesional, como son dolores epigástricos y abdominales, estreñimiento, nauseas, vómitos, astenia, anorexia, dolores torácicos, dolores de espalda, dolores musculares, trastornos del sueño (dificultades para conciliar el sueño, sueño interrumpido, despertarse temprano…), disnea, fatiga, temblores.

No solo los profesionales de la medicina y del derecho se han visto afectados, el asegurador empieza ya a incluir seguros de responsabilidad civil relacionados con el acoso entre sus coberturas y así el Ayuntamiento de Gijón (Asturias) contará con un seguro de responsabilidad civil que blindará a todo el personal de la corporación para que no respondan con su patrimonio personal ante lo que se consideran “actos laborales incorrectos". Entre ellos, se contempla el acoso sexual o laboral, la discriminación por razón de sexo, edad, raza o religión, la difamación o la humillación.

El triste espectáculo no ofrece ninguna singularidad respecto de otros ofrecidos por la miseria humana, y como en todos, la realidad diaria que como otras veces supera a la ficción. Por esta última razón, el tema ha despertado el interés de varias productoras de TV, -de desigual rigor y rectitud de intención- con primeras piedras con documentales como “Tiempo de Pensar”, documental de la TV Pública Argentina así como de cine, séptimo arte donde puede podría producirse un taquillazo para principios de 2015, de un tema tratado en cortos basados en hechos reales, de aceptable factura por Jesus Angel Martinez, u otro que se proyectó hace unos años en el Festival de Cine PNR de la filmoteca nacional en que un verdadero acosador que se disfrazaba de víctima de acoso, haciéndose pasar por esta cuando fue descubierto.

No obstante, sería un error considerar que la casuística es inabarcable. Porque no debemos olvidar que el móvil del acoso es el temor del acomplejado a desvelar limitaciones, y consiguientemente la envidia del incapaz hacia la personalidad brillante. De ello podemos concluir que el discurso mental y el curso de acontecimientos suele ser bastante previsible para un experto, e incluso una víctima sin gran experiencia puede predecir sin riesgo de error el curso de los acontecimientos de un acoso vivido en tercera persona.

En este sentido, en poco se diferencia el hostigamiento a un profesor de la UMH por haber sido nombrado Director de la División de Pintura de Facultad de Bellas Artes del despido de JCB de una aseguradora de primera línea por haber denunciado ante la Dirección el mobbing del que era objeto. Distinto podría parecer el caso de la ex sargento de la Policía Local de Oviedo que denunció filmaciones en su vestuario, si no fuera porque este era un eslabón más de acoso profesional – tenía un expediente intachable y muy envidiado- de un acoso profesional.

El actual ultra liberalismo económico denunciado, mucho está dañando la dignidad humana, empleadas como MK, rumana de nacionalidad, fue presa de acoso como tantas inmigrantes sin que buena parte de la opinión pública lo repruebe en base a una extraña suerte de patrioterismo zarzuelero.

Abundando en las propiedades reparadoras que el comentado liberalismo a ultranza ejerce sobre muchas conciencias, tenemos en cárcel a socios –no confundir con empresarios, que es el que saca dinero de su cuenta para pagar nóminas- como el que aisló a una empleada con reducción de jornada por maternidad. Algún liberal podría justificar tal medida en pro de la eficiencia, hasta que la realidad se encargó de demostrar que esta empleada era la principal referencia de la empresa, conocida por todos los clientes y proveedores. Situación parecida podría ser la de MS, madre con reducción de jornada, cuya oportuna solicitud de asistencia a expertos ante la prolongada situación de acoso, probablemente ha evitado algo de extrema gravedad, y en la misma empresa de la rumana MK: el acosador, como todo asesino, aunque en el caso que nos ocupa lo sea de proyectos, siempre vuelve al lugar del crimen.

Insistiendo en este último detalle, llama la atención que en los órganos de Administraciones públicas en que se ha producido un caso de Mobbing -el sector público es el más afectado por este tipo de acoso- el fenómeno se ha repetido por los mismos autores al menos en una ocasión. La reiteración se acentúa especialmente en centros relacionados con la educación y la sanidad. La respuesta debe buscarse la encontraremos en el perfil y motivaciones del acosador, es decir, en su complejo de inferioridad y en el temor que en él provoca la brillantez de la víctima.

El número de afectados en España por acoso profesional a tenor literal de la directiva Europea “ Comportamiento negativo entre compañeros o entre superiores o inferiores jerárquicos, a causa del cual el afectado es objeto de acoso y ataque sistemático durante mucho tiempo, de manera directa o indirecta, de parte de una o más personas, con el objetivo y/o efecto de hacerle el vacío” podría acercarse a 200.000, si bien para la Fundación Europea para la Mejora de Condiciones de Trabajo podría alcanzar 800.000 víctimas, a esta última cifra se acerca el cálculo de Iñaki Piñuel, unánimemente considerado como primer espada de la materia en nuestro país.

La inclusión en el Código penal era necesaria, pero no resulta suficiente en general, y muy en particular por las singularidades de nuestra administración de Justicia. ¿Está la solución en llenar nuestras cárceles de acosadores laborales hasta que sumen tantos como los agresores por violencia doméstica? El tratamiento severo de esta última lacra en el Código Penal es absolutamente necesario, y la aplicación de la Ley tiene que ser, pero algo falta, porque lamentablemente no ha servido para reducir el número de agresiones. ¿Cuántas personas más tienen que suicidarse para que las Asociaciones de Víctimas respondan con la rotundidad con la que lo hacen los no partidarios de un boulevard en Burgos? Juristas, médicos, profesionales de la información, humanistas, artistas y concienciados de todo orden tienen que ponerse manos a la obra, aunque solo sea para evitar un próximo suicidio provocado por mobbing, que por estadística se produce en nuestro país cada catorce horas.

Para saber sobre los 1.523 mártires beatificados -ya hay uno más esperando la beatificación, al haber aprobado el Papa el decreto sobre el martirio del sacerdote Pedro Asúa Mendía-, puede leerse Holocausto católico. Les invito a la charla que daré hoy sobre Mártires de Pozuelo y de España en el siglo XX.