30.01.14

Goles por toda la escuadra

A las 10:01 AM, por Jorge
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A todos los sacerdotes nos han colado goles de libro. Algunos por toda la escuadra. De jovencitos más, la cosa de la ingenuidad de los primeros años, pero a pesar del paso de los años nos los siguen colando, aunque ahora, como no podía ser de otra manera, con más mesura.

Quiero hoy contar algunos de los que he recibido para sonrisa de los lectores y aviso de compañeros, especialmente de los más jóvenes, a los que, por su escasa experiencia, es más fácil hacerles encajar la goleada. Allá voy.

Cosas de Cáritas
Ojo con todo lo que sean “urgencias” al margen del despacho de Cáritas. De manera especial, las urgencias justo cuando vas a decir la misa y aquellas en las que el peticionario viene con la carpeta de la documentación, tienen todas las papeletas para convertirse en gol de antología. Eso de que mañana empiezo a trabajar pero me falta para el transporte y tiene que ser ahora mismo, lagarto, lagarto.

Asociaciones varias y ONGs
De cuando en cuando aparecen por las parroquias para vender productos, hacer colectas, sensibilizar sobre no sé qué. Todo fantástico. Y nosotros, que somos buena gente, pues adelante. Facilitamos el atrio de la iglesia para que pongan un stand e incluso se les cede el micrófono al final de la misa, porque todo lo que sea ayudar a los niños del tercer mundo es bueno. Hasta que llega un feligrés avispado y te dice que entre los proyectos de la susodicha ONG está el reparto masivo de preservativos para frenar el SIDA. Y tú sin enterarte. Para ayudar ya tenemos Cáritas y Manos Unidas.

Es que un sacerdote me ha dicho
Hablar inmediatamente con el sacerdote. Recuerdo hace muchos años aquel bautizo: que si nos bautizas al niño en tal sitio… que el párroco no pone problemas. Los mismos al párroco: que si se podría hacer el bautizo en tal lugar, que por D. Fulano bien si a usted no le importa. Al final, gol. Vale también para cuando te dicen “pues su compañero nos dijo que no habría problema”, “el sacerdote de no sé dónde nos dijo que…”. Hablar siempre con el compañero.

Cuando no te puedes fiar ni de un compañero
La inmensa mayoría de sacerdotes son gente normalísima y buenísima. La inmensa mayoría. Porque te puedes encontrar, entre los mismos compañeros, un par de problemillas, al menos, con los que servidor se ha topado:

- El sacerdote que no es tal
Sigue existiendo. Pero claro, si te viene un tipo diciendo que es sacerdote de la diócesis de X y que si puede decir misa ¿qué le dices? Pues ayer me han vuelto a poner sobre aviso sobre uno de esos que por lo visto anda por la zona, haciéndose pasar por lo que no es. Papeles. Siempre papeles.

- El sacerdote que pide A y luego hace B
Oiga, D. Jorge, que está pasando unos días con nosotros el P. Fulanítez, que si quiere que le diga alguna misa, que encantado. Y tú, que justo esa semana tienes a tu compañero de ejercicios y andas liadillo pues feliz de que venga a echar una mano. Dejas a una persona para abrir el templo y aprovechas la tarde para visitar enfermos, por ejemplo. Y cuando regresas a la parroquia te encuentras con un cisco de padre y muy señor mío. ¿Qué ha ocurrido? Pues cualquier cosa. Por ejemplo, que el padrecito se ha puesto a despotricar contra el papa, o contra la propia parroquia, o que se ha montado una misa de hora y media con los ojos en blanco o que decidió celebrar sin ornamentos. ¿Un cura que se ofrece? Papeles en la mano y que concelebre, y ya iremos viendo…

Seguro que a más de uno de mis lectores le ha tocado vivir cosas así. Pues paciencia, porque nos seguirán colando goles por toda la escuadra. Aunque tengamos noventa años. Que hay gente muy espabilada.