3.02.14

 

Más de 500.000 uruguayos devotos de Iemanjá, la “diosa del mar”, así como turistas y curiosos, se congregaron ayer en las playas de Montevideo y en el interior para celebrar una de las expresiones de religiosidad popular más masivas del país (en opinión de la agencia ANSA) enraizada en creencias afroumbandistas.

Como cada año (ver aquí la información publicada en 2013), las playas capitalinas Ramírez y Buceo fueron los principales puntos de encuentro de la cita, que tradicionalmente reúne a los fieles con atuendos blancos y celestes, de Iemanjá, que dentro del afroumbandismo es la madre de gran parte de los “Orixas", deidades o fuerzas de la naturaleza.

Algo que no explica esta agencia es que se celebra el día 2 de febrero precisamente porque la deidad Iemanjá se ha equiparado -en el panteón umbanda que sincretiza santos e imágenes de la devoción católica con divinidades afroamericanas- con la Virgen de la Candelaria.

Apología del culto umbanda

“Es un día de celebración religiosa y hoy día también popular”, dijo a ANSA la dirigente afroumbandista Susana Andrade, quien agregó que la fiesta es “una tradición uruguaya, pues los turistas vienen a Uruguay por el Carnaval, por las Llamadas y por Iemanjá”. Andrade señaló que la celebración “también es una forma de combatir las desigualdades sociales y la inequidad”, dado que “pertenecemos a etnias relegadas históricamente, descendientes de africanos e indígenas”.

“Iemanjá es una fiesta de integración y cada quien la vive a su manera, religiosos y ateos, en una jornada de búsqueda de las dos raíces culturales que han sido negadas o invisibilizadas desde la colonización por la cultura hegemónica hasta nuestros días”, explicó. Andrade subrayó que “existe mucho prejuicio sobre Umbanda y los cultos afro en Uruguay y la región, se nos confunde con brujería y magia negra”, y precisó que “somos una religión como cualquier otra, que busca el bien de las personas y la superación en el amor al prójimo”.

Este año, los devotos desafiaron una jornada algo lluviosa y fresca y se anticiparon a una alerta “naranja” por fuertes precipitaciones y tormentas a partir de la noche con ofrendas en las playas como mazmorra blanca con coco, sandías, uvas, manzanas verdes, miel, tortas y golosinas. También dejan velas, ramos de flores, collares, muñecas, maquillajes, joyas, bijouterie, jabones, perfumes, talcos, espejos de mano, perlas y peines.

En el Parque Rodó, en cuyo borde se encuentra la playa Ramírez, se instalaron desde la mañana decenas de puestos para vender esos elementos, al tiempo que no faltaron los tradicionales amasadores de tortas fritas y expendedores de chorizos, alimentos con alta demanda en concentraciones populares. En la playa, los “pae” y “mae” de Umbanda santiguaron a miles de fieles, que pedían a la diosa protección, salud y trabajo.

La diosa de la fertilidad

Iemanjá, que representa la fertilidad y la maternidad, y que significa “madre cuyos hijos son peces”, es la Orixá -deidad- africana cuya energía vive en las aguas de los océanos. Su veneración nace de los Egba, yorubas de Abeokutá en Nigeria, en un río sagrado, y se dice que las luchas tribales y la diáspora provocada por el tráfico de esclavos durante la colonización europea en América hicieron que Iemanjá, huyendo, fluyera hacia el mar.

Por ser la madre de casi todos los Orixás en las leyendas junto a Oxalá, se transformó en dueña o reina de los océanos y dejó a Oxum -su desdoblamiento, hija o hermana menor en la liturgia- el dominio de los ríos y todas las aguas naturales dulces o saladas. La fiesta de Iemanjá coincide con el desarrollo del carnaval uruguayo, considerado el más largo del mundo y otra de las expresiones culturales masivas del país.

Condenan la agresión a una imagen

Este año, la celebración se empañó con el atentado al monumento a Iemanjá, situado a pocos metros de la Playa Ramírez en Montevideo, que centraliza los festejos, según relata la agencia Xinhua. Grupos afroumbandistas denunciaron que en los últimos 15 días el monumento a su deidad sufrió dos agresiones, y la última ocurrió esta misma semana, cuando desconocidos le arrojaron pintura.

Señalaron que la imagen, “que representa la fuerza de las aguas en los cultos afro y religión Umbanda”, sufrió un “ultraje” al ser “ensuciada adrede vilmente”. Según estos grupos, las agresiones “denotan una intolerancia aguda focalizada en la comunidad espiritual afroumbandista”. “Esto sucede en un país que consagra constitucionalmente la libertad de cultos, protegida en nuestro orden jurídico”, sostuvieron.

Agregaron que “cada 2 de febrero debe ser un día de felicidad para toda la sociedad. Estas agresiones afectan a toda la sociedad uruguaya y no sólo a la comunidad afroumbandista”. En tanto, la mae (sacerdotisa) Susana Andrade sostuvo que desde su punto de vista “no es una agresión casual y no es esporádico. Hay un odio organizado contra las religiones afro”. En declaraciones hechas al diario digital Montevideo Portal, llamó al Estado “dar un mensaje de tolerancia y fraternidad respecto a la diversidad cultural”, porque “el Estado nos representa a todos y rogamos que se tome alguna medida”.