4.02.14

Si yo fuera el Abad de Montserrat, tomaría nota

A las 10:24 PM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad

 

La diplomacia vaticana suele ser siempre bastante moderada tanto en las formas como en el fondo. Cuando se trata de cuestiones “ad intra” de la Iglesia, también. Por eso es sumamente llamativa la contundencia de la nota que la Nunciatura Apostólica ha publicado hoy, en la que se asegura que las declaraciones del Abad de Montserrat, Dom Josep Maria Soler, osb, acerca de un posible reconocimiento por parte del Vaticano de un futuro estado catalánson opiniones de su exclusiva responsabilidad personal y no reflejan en absoluto la posición de la Santa Sede”.

En otras palabras, el señor abad puede opinar lo que le venga en gana -ya sabemos lo que opina- sobre la secesión de Cataluña, pero que haga el favor de no meter por medio al resto de la Iglesia, y más concretamente a la Santa Sede.

Es bastante probable que el religioso benedictino estuviera manifestando simplemente su opinión personal acerca de lo que haría el Vaticano si se produce una declaración de independencia unilateral por parte de esa región española. Es decir, no creo que pretendiera presentar el asunto como si él hubiera consultado a Roma sobre cuál sería la postura de la Santa Sede ante una situación así. Pero por si quedaba alguna duda, ahí está el comunicado de Nunciatura.

Es más, como quiera que no es factible que un comunicado así se haya publicado sin consultar previamente con Secretaría de Estado, da la sensación de que la Santa Sede está afirmando que su postura es justo la contraria de lo dicho por el Abad. Ciertamente el texto no dice cuál es la opinión exacta del Vaticano ante una posible secesión de Cataluña. Pero sí dice cuál no es. Y de lo que se afirma que no es, se deduce lo que es.

No está de más recordar que el Vaticano, y más concretamente el mismísimo Juan Pablo II, se opuso con contundencia a la secesión de la Padania del resto de Italia. Y la postura de la Conferencia Episcopal Española acerca de la unidad de España es también conocida. Si el Abad, y con él otros católicos catalanes, pretenden que Roma se ponga de su lado, ya saben la respuesta. La unidad de una nación no es un dogma de fe. Pero atentar contra el bien común es algo condenado por la moral de la Iglesia. Y destruir la unidad de una nación milenaria no puede ser otra cosa que un atentado al bien de la mayoría de los ciudadanos de esa nación.

Luis Fernando Pérez Bustamante