Andrés Beltramo Álvarez, blog Sacro y profano

Llegar hasta este punto no ha sido fácil. Se han vencido resistencias y contraposiciones internas. Desde hace mucho tiempo no se entendía cómo no se daba este paso. Reconocer la verdad sobre los propios errores es condición necesaria e irrenunciable de cualquier cambio, en cualquier institución. Y en una fundada por un tipo nefasto, casi diabólico, más.

Además se trata de una cuestión de honestidad mínima. Maciel debió valerse de muchas malignas estrategias y contar con un silencio institucional ensordecedor para actuar a sus anchas, abusar, manipular, manejar exhorbitantes sumas de dinero, saciar su adicción a las drogas y al sexo (no solo con menores y mujeres, también con hombres mayores de edad -lo cual lo hacía un bisexual).

No sólo se trató de una complicidad (voluntaria e involuntaria), que dañó muchas personas y destrozó la vida a otras tantas. A esto se sumó un culto a la personalidad galopante, una exaltación que llevó a los legionarios a creer como ley cualquier órden del superior, por más inmoral o estúpida que esta fuese. Por todo esto y más era necesario pedir perdón. Y se hizo, con la declaración de la cual abajo reportamos.

Desde hace muchos años hemos dado seguimiento al escándalo Maciel en este espacio. Gran parte de lo ahora reconocido oficialmente ya lo habíamos reportado. No nos alegró escribir lo que escribimos en su momento. No nos alegra que los hechos nos hayan dado la razón. Sólo esribimos la verdad, como tantos otros periodistas, sobre una tragedia de la cual aprender urgentemente. Era nuestra obligación, nada más. Quien sigue este espacio conoce bien mi opinión crítica sobre muchas . Y aunque las interrogantes permanecen, leer una declaración honesta sobre un asunto por mucho tiempo manipulado con la mentira, no puede sino abrir una luz de esperanza. En un túnel todavía demasiado oscuro.

Legionarios: histórico “mea culpa” por el fundador delincuente
Del Vatican Insider (06.02.2014)

Por primera vez en su turbulenta historia los Legionarios de Cristo reconocieron todos y cada uno de los delitos, actos inmorales y abusos de su fundador, Marcial Maciel Degollado (1920-2008). Lo hicieron en un largo comunicado que pretende poner punto final al escándalo que ese personaje provocó en la Iglesia católica. Nunca antes habían usado palabras tan duras para referirse él, ni siquiera cuando la Santa Sede había reconocido sus actos en 2010.

El texto, difundido este jueves por la congregación, es producto de las reflexiones que tuvieron lugar durante el Capítulo General Extraordinario, una asamblea de representantes que sesiona en Roma desde el pasado 8 de enero. El mismo incluye un anhelado “mea culpa” por el culto a la personalidad promovido en el entorno de aquella figura casi diabólica.

Aunque suplicaron “la misericordia de Dios” para él, fallecido en 2008, pidieron perdón abiertamente por sus actos. No sólo una, sino varias veces.

“Queremos expresar nuestro hondo pesar por el abuso de seminaristas menores de edad, los actos inmorales con hombres y mujeres adultos, el uso arbitrario de su autoridad y de bienes, el consumo desmesurado de medicamentos adictivos y el haber presentado como propios escritos publicados por terceros”, indicó la nota.

Añadió que “resulta incomprensible” la incoherencia de seguirse presentando durante décadas como sacerdote y testigo de la fe, mientras ocultaba esas conductas inmorales, y aseguró que esa situación se “reprueba firmemente”.

“Nos apena que muchas víctimas y personas afectadas hayan esperado en vano una petición de perdón y de reconciliación por parte del padre Maciel y hoy queremos hacerla nosotros, expresando nuestra solidaridad con todas ellas”, estableció.

El escrito reconoció “con tristeza” la “incapacidad inicial” de creer los testimonios de las personas que habían sido víctimas de Maciel, el “largo silencio institucional” y, más adelante, “los titubeos y errores de juicio a la hora de informar a los miembros de la congregación y a las demás personas”.

“Pedimos perdón por estas deficiencias que han aumentado el dolor y desconcierto de muchos”, sostuvo. Además confirmó que no se puede proponer a Maciel como modelo, ni sus escritos personales pueden ser guía de vida espiritual alguna.

Los legionarios asentaron que deben reconocer su condición de iniciador de la obra, pero aclararon que una congregación religiosa y sus rasgos esenciales “no tienen origen en la persona del fundador”, ya que “son un don de Dios que la Iglesia acoge y aprueba y que después vive en sus miembros”.

En la declaración se entonó un “mea culpa” por sostener una “comprensión inadecuada del concepto de fundador”, promoviendo una “exaltación excesiva” y una “visión acrítica de la persona de Maciel” que llevó a dar un valor universal a sus indicaciones y a “aferrarse demasiado a ellas”.

En varias partes reiteró un pedido de perdón a todas las víctimas y personas afectadas, así como a todas las personas cuyo “dolor y desconcierto” aumentó por las deficiencias en el proceso, y a quienes han dejado la congregación por no haber sido escuchados.

“Sabemos que éste es el inicio de un camino y que nos queda mucho por hacer. Todo esto exige no sólo un cambio de textos legislativos, sino una conversión continua de mente y corazón. Estamos comprometidos a continuar con humildad este proceso de renovación y conversión”, apuntó.

Maciel, histórico "mea culpa" de la Legión