7.02.14

 

El enfermero del centro de salud de San Fernando de Maspalomas (Gran Canaria) que prometió “curar” con santería a una menor, de la que luego abusó sexualmente en su domicilio, ha aceptado en la Audiencia de Las Palmas una condena de dos años de cárcel por un delito de agresión sexual, el pasado 4 de febrero, tal como informa Efe.

La Fiscalía solicitada inicialmente una pena de cinco años y seis meses de cárcel por un delito de abusos sexuales mediante engaño, pero en la vista oral celebrada este martes, ha habido acuerdo entre las partes y el acusado, quien se ha declarado culpable de un delito de agresión sexual del artículo 180.1 del Código Penal.

Además, se ha impuesto al acusado la prohibición de acercarse a la víctima por un período de diez años y una multa de 4.500 euros en concepto de daños y perjuicios, más el pago de las costas procesales, incluidas las de la acusación particular.

El Ministerio Público ha propuesto condenar al acusado con la mínima pena aplicable legalmente en relación al delito de agresión sexual, penado con entre dos y seis años de cárcel, un planteamiento al que se han adherido tanto la acusación particular como su defensa.

De acuerdo con los hechos que el propio acusado ha reconocido como ciertos, que el imputado realizó un análisis de sangre a la menor en mayo de 2011 en el centro de salud de San Fernando de Maspalomas, donde trabaja como enfermero.

“Aprovechando el miedo y la incertidumbre” que la menor y su madre tenían acerca de la dolencia de la chica, que se quejaba de un fuerte dolor en un riñón, “y sabiendo que ambas creían en la santería como medio de sanación”, el enfermero se presentó como santero y guía de la religión Yoruba con el fin de convencerlas de que fueran a su casa, donde prometió “realizar limpiezas” a la menor para “librarle del amarre” que, según él, tenía.

La chica y su madre visitaron al menos dos veces en su casa, situada en el sur de Gran Canaria, al supuesto santero, quien, según el relato del fiscal aceptado por la defensa, llegó a matar a una paloma y verter su sangre sobre la menor afirmando que así la curaría.

El 16 de junio de 2011, cuando la chica tenía 15 años, el acusado convenció a su madre de que volvieran a su casa porque tenía que dar unos consejos a la menor. En esa nueva visita, el hombre condujo a la menor hasta el piso inferior de su casa, donde realizaba sus trabajos como santero, y comunicó a la chica que tenía que “hacerle una limpieza”.

La menor, que confiaba en el supuesto santero y pensó que lo que le proponía sería beneficioso para ella, le acompañó a una habitación contigua donde, inducido por él, le practicó una felación y permitió que la penetrase, unos hechos que, sin embargo, desveló a su madre esa misma noche, lo que motivó la correspondiente denuncia y que fuera detenido al día siguiente.

La víctima sufre en la actualidad un cuadro de crisis de ansiedad, un incremento de la desconfianza hacia las personas y un estado depresivo por estos hechos.