12.02.14

“¡La paz ahora!” La apuesta de San Egidio por Colombia

A las 4:54 PM, por Andrés Beltramo
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Del Vatican Insider

Colombia se encuentra ante una encrucijada. Por eso la Comunidad de San Egidio decidió lanzar una proclama internacional en apoyo a las negociaciones para el fin del conflicto en ese país sudamericano. “¡La paz ahora!” es el título del manifiesto, redactado con toda la buena voluntad, pero que podría ser instrumentalizado políticamente a pocos meses de la elección presidencial.

En medio de una gran reserva, desde finales de 2012, los representantes del gobierno y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) mantienen negociaciones en La Habana sobre una agenda de cinco puntos. El objetivo es acabar con un enfrentamiento que, desde 1962, ha provocado más de 200 mil muertos y tres millones de desplazados.

Para San Egidio, movimiento católico famoso por su rol de negociador en diversos conflictos alrededor del mundo, no obstante el creciente escepticismo entre los colombianos y las críticas de diversos detractores, es necesario destacar que por primera vez los guerrilleros se empeñaron concretamente con acuerdos escritos.

“Eso significa un cambio verdadero”, afirmó -este miércoles 12 durante una conferencia de prensa- Marco Impagliazzo, presidente de San Egidio. “Nuestro llamado quiere ser una expresión de apoyo a las negociaciones de parte de la comunidad internacional pero también un impulso a recorrer con decisión el camino del acuerdo, en estos meses difíciles de campaña electoral”, agregó.

Aclaró que se trata de una iniciativa “libre”, la cual “no cuenta con la aprobación de la Santa Sede”. Aunque la Secretaría de Estado vaticana fue informada, como el resto de las embajadas de Roma.

El apoyo “convencido” al avance de las negociaciones de Cuba llega en un momento clave, pocos días antes que la mesa diálogo comience a abordar un punto fundamental de la agenda. El número tres de la lista, referido a la “política con respecto a las drogas”.

Pero también llega a pocas semanas de las elecciones administrativas, previstas para marzo, y las presidenciales, para mayo. Por eso el pronunciamiento de San Egidio podría despertar suspicacias o ser instrumentalizado. Eso lo reconoció el mismo Impagliazzo, quien advirtió que “no es voluntad” de su movimiento “inmiscuirse en los asuntos internos de un país”.

Los críticos de las negociaciones y desde la oposición indican que el presidente Juan Manuel Santos tiene todo el interés por alargarlas. Sostienen que busca utilizar el proceso de paz como “moneda de cambio” que le asegure la reelección en el puesto. En este contexto no puede pasar desapercibido un llamado a la paz firmado por un grupo de personalidades a nivel internacional, entre los cuales se cuentan dos premios Nobel, el sudafricano Desmon Tutu y el argentino Adolfo Pérez Esquivel.

Tan delicado es el asunto que en la misma conferencia los presentadores de San Egidio parecieron contradecirse. En un primer momento Impagliazzo dijo: “Nosotros queremos sostener las dos partes, al presidente Santos, presidente desde el 2010 y que se vuelve a candidatear porque quiere alargar su mandato justamente para continuar esta obra de paz”.

Luego Ricardo Canelli, responsable de la iniciativa, pareció “corregir el tiro” con una precisión: “Nuestro apoyo no es al presidente Santos, cualquier candidato que sea elegido deberá medirse con esta iniciativa, deberá decidir si lleva adelante una política que prosiga con este camino o interrumpir todo. Nosotros confiamos que quien elijan los colombianos será un presidente que seguirá este camino”.

De todas maneras ambos coincidieron en la necesidad de apoyar el diálogo de La Habana sin tomar en cuenta las consideraciones de política interior. Ante todo porque el proceso requiere una gran dosis de paciencia.

“Nosotros imaginamos que la firma de la paz requiere tiempo, no lanzamos este llamado para hacer presión sino para sostener. Los críticos pueden decir que esta negociación está durando más de lo que se esperaba, nosotros queremos responderles: está saliendo bien. No siempre nuestros tiempos son los mismos que aquellos de los negociadores”, apuntó Impagliazzo.