25.02.14

Un amigo de Lolo - Misterium iniquitatis

A las 12:07 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Un amigo de Lolo

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Misterium iniquitatis

“El pecado es como un estallido atómico, que libera una fuerza que si se hubiera encauzado bien, podría reportar efectos bienhechores”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (552)

Cuando Dios creó al hombre hizo lo mejor que podía hacer. Como quería que siempre estuviera a su lado aunque Él se encontrase en el cielo y su creatura en la tierra, le procuró una relación directa a través, por ejemplo, de la oración. Además, podría darse cuenta siempre, en la creación, de la mano de su Creador.

El ser humano, pues, lo tenía todo pues todo es poder estar siempre con Dios en cada momento de su existencia.

El hombre, sin embargo, ansiaba lo que no podía ser o, mejor, le hizo creer el Mal que podía ser como Dios. Y entró la muerte en el mundo por aquel pecado de egoísmo y de soberbia.

Cayó el ser humano en el fondo de un abismo en el que sólo habita la mentira y donde toda tropelía justificada tiene su asiento.

Bien podemos decir que la voluntad del hombre está tergiversada, viciada, por muchos factores que tienen que ver con lo distorsionada que está su visión acerca de lo que le conviene. Mientras que Dios conoce que es eso, a nosotros nos basta, las más de las veces, con saciar nuestras ansias de mundo. Y, entonces, caemos en la tentación y pecamos, alejándonos del Creador tanto más cuanto mayor sea el agravio infringido.

Es más que cierto que el Todopoderoso en nada puede verse afectado por nuestros pecados pues siendo quien todo lo creó y mantiene y que somos nada ante Él, lo único que puede producirle es la impresión de que actuamos de forma equivocada y que, además, nos hacemos daño a nosotros mismos. Somos nosotros, por tanto, los que rompemos con Dios y eso debería preocuparnos más de lo que, por lo común, nos preocupa o afecta.

Por otra parte, el pecado no sólo nos afecta a los pecadores sino que toda la comunidad cristiana se ve involucrada, por sus efectos pues cuando Cristo fundó su Iglesia no pretendía que sus miembros actuasen como islas en el mundo sino que el conjunto de ellos fuera, eso, un conjunto unido cuyas partes, piedras vivas, saben que lo son.

Y, al respecto de l que supondría actuar de forma contraria a la que la tentación nos propone, nos debería bastar con pensar que a Dios le agrada saber que sus hijos actúan según su voluntad que tiene nada que ver con el pecado.

Y eso debería ser algo elemental para nosotros y debería llevarnos, por tanto, a familiarizarnos con el “sí” que conforma, de acuerdo a lo que el Creador quiere para nosotros, un corazón limpio de impurezas y de pecados y alejado, todo lo que seamos capaces de conseguir, de una iniquidad tan desconsoladora.

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán