Catequesis en la Audiencia General

En el sacramento de la Unción de enfermos Cristo nos recuerda que le pertenecemos y ni el mal ni la muerte pueden separarnos de Él

 

Esta mañana la Plaza de San Pedro volvió a llenarse de miles de fieles para la audiencia general con el Santo Padre. El papa Francisco dedicó su catequesis de este miércoles al sacramento de la Unción de los enfermos. En él, «Jesús se acerca a quien sufre y lo conforta», confía a la Iglesia a «cuantos sufren en su cuerpo o en su espíritu, para experimentar su misericordia y su salvación», recordó. En la audiencia se encontraban numerosos peregrinos de lengua española.

26/02/14 11:28 AM


(RV/InfoCatólica) El papa Francisco dedicó su catequesis de este miércoles al «sacramento de la compasión de Dios con el sufrimiento del hombre»: la Unción de los enfermos. El Obispo de Roma nos recordó que «Jesús enseñó a sus discípulos a tener su misma predilección por los enfermos y necesitados, y les confió la tarea de atenderlos en su nombre por medio de este sacramento».

«Qué alegría da saber que en los momentos de dolor no estamos solos: el sacerdote y la comunidad cristiana, reunida junto al que sufre, alimentan su fe y su esperanza», constató el Santo Padre, agregando que a esto se une el consuelo que otorga la presencia de Cristo, «que nos toma de la mano y nos recuerda que le pertenecemos, y que nada, ni nadie –ningún mal, ni siquiera la muerte podrán separarnos de Él».

Resumen de su catequesis y saludo del Papa en español

En la catequesis de hoy les hablaré de la Unción de los enfermos, sacramento de la compasión de Dios con el sufrimiento del hombre. La parábola del buen samaritano expresa el misterio que se celebra en este sacramento: Jesús se acerca a quien sufre y lo conforta con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza. Luego, lo lleva a la posada, que representa a la Iglesia, a la que Cristo confía a cuantos sufren en su cuerpo o en su espíritu, para experimentar su misericordia y su salvación. Jesús enseñó a sus discípulos a tener su misma predilección por los enfermos y necesitados, y les confió la tarea de atenderlos en su nombre por medio de este sacramento.

Aunque la muerte es un misterio que nos supera, la Unción de los enfermos nos ayuda a ampliar la mirada y a radicarla en el misterio más grande del amor de Dios. Qué alegría da saber que en los momentos de dolor no estamos solos: el sacerdote y la comunidad cristiana, reunida junto al que sufre y su familia, alimentan su fe y su esperanza y lo sostienen con la plegaria y el afecto fraterno. A eso se une el consuelo que otorga la presencia de Cristo, que nos toma de la mano y nos recuerda que le pertenecemos, y que nada, ni nadie –ningún mal, ni siquiera la muerte- podrán separarnos de Él.

Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de las Diócesis de Mérida-Badajoz, Plasencia y Córdoba, así como a los Paracaidistas del Ejército de Tierra, de Madrid, y los demás fieles provenientes de España, Nicaragua, México, Argentina y otros países latinoamericanos. Invito a todos a valorar la paz y el ánimo que Cristo nos comunica en el sacramento de la Unción de los enfermos para sobrellevar cristianamente los sufrimientos. Muchas gracias.