27.02.14

 

Santiago Abascal, cofundador de VOX, ha concedido una entrevista al Diario El Prisma -aquí entera- en la que, entre otros temas, responde a preguntas sobre el aborto y el matrimonio homosexual. Lo primero que llama la atención es que sus respuestas reflejan solo su parecer personal, ya que el partido todavía no ha tomado un posicionamiento explícito sobre esas materias. Es decir, mientras que VOX tiene muy claro lo que quiere para España en relación a la organización territorial del estado, política antiterrorista y problemática del nacionalismo secesionista, la claridad desaparece cuando se trata de definirse sobre la reforma de la ley del aborto o el “matrimonio” homosexual.

No es menos cierto que en el Manifiesto fundacional de dicho partido aparece lo siguiente:

Una sociedad responsable y moralmente sana ha de defender y promover la cultura de la vida, ha de cuidar y proteger a la familia como institución básica y ha de mostrar su solidaridad con los sectores más vulnerables

Como generalidad no está mal. Pero la política consiste en hacer concretos los principios que se defienden. Yo puedo decir que estoy en contra del aborto, pero si luego respondo que a la hora de buscar el aborto cero “creo que con una ley penal no se llegaría, pero aun así no tenemos definida una postura concreta sobre la ley“, pues parece evidente que no estoy a favor de usar la ley para combatir ese crimen horrendo. Y ya me dirán ustedes de qué forma un partido político puede tener una actividad auténticamente provida sin poner los medios legales para evitar que los no nacidos sea ejecutados en el seno materno. Abascal dice, y dice bien, que para al aborto cero “se puede llegar como haría un cristiano, tratando de evangelizar, tratando de convencer“, pero los partidos no están para evangelizar y sí para proponer leyes.

En cuanto al “matrimonio” homosexual, el responsable de VOX dice que “ese es un problema semántico sobre todo. Para mí el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer“. Pero también afirma que “habría que haber articulado algún tipo de reconocimiento a las parejas de uniones civiles y por supuesto entender que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer“. No aclara qué tipo de figura legal querría. Es decir, no dice si esas parejas podrían adoptar -suponemos que está en contra- o tener los mismos derechos que los matrimonios.

El señor Abascal parte de un grave error de concepto. No estamos ante un problema semántico sino de configuración jurídica de las relaciones humanas familiares y de ley natural. Si existe una ley que concede a las uniones civiles -sean de homosexuales o no- los mismos derechos que al matrimonio, ¿qué más da como se les llame? ¿Es que de verdad cree que basta con dejar de llamar matrimonio a las uniones entre homosexuales para que sea asumible la ley actual? Cabe recordar lo que el magisterio de la Iglesia dice al respecto. Cito del documento “Consideraciones acerca de los Proyectos de Reconocimiento Legal de las Uniones Entre Personas Homosexuales” de la Congregación para la Doctrina de la Fe:

La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales. El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad. Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad. La Iglesia no puede dejar de defender tales valores, para el bien de los hombres y de toda la sociedad.

Como ven ustedes, ahí no se habla de “matrimonio” homosexual, sino de legalización, sea cual sea, de las uniones homosexuales. Por tanto, desde el punto de vista de la fe católica -y usted es un político católico aunque su partido no lo sea-, no es un mero tema semántico, señor Abascal. Obviamente no estamos diciendo que no deba de haber algún tipo de reconocimiento de situaciones personales concretas. Por ejemplo, podríamos discutir si es aceptable que la ley proteja el derecho a visitar un enfermo sin necesidad de ser familia directa -de sangre- o incluso a ser receptor de una herencia. Eso valdría tanto para parejas de hecho heterosexuales como homosexuales. Pero nunca se puede dar una protección equiparable, o siquiera cercana, a la que recibe la institución familiar.

Por último, don Santiago Abascal demuestra tener un concepto un tanto peculiar de hacia dónde ha de moverse su partido de cara a lograr acuerdos con otras opciones políticas. Mejor léanlo todo:

- ¿Estáis más cerca de Ciutadans y UpyD o de Alternativa Española, CTC y Familia y Vida, que es otra coalición que se presenta a estas europeas?
Nosotros no establecemos los parámetros en términos de medida, realmente tenemos unos principios, unos valores, que se encuadran dentro de lo que es el centro-derecha español, el espectro liberal-conservador que es muy amplio y evidentemente hay algunos elementos que nos van a unir más a unas fuerzas y otros elementos que nos va a unir más a otras.

- Y, ¿a qué os sentís más unidos?
Estamos hablando de opciones marginales y sin representación y que no van a obtener un gran respaldo y de otras opciones que pueden tener más fuerza. Yo creo que no se pueden establecer parámetros, no se puede hacer esta comparación. Nosotros vamos a plantear nuestro programa y si llegamos a algún tipo de acuerdo, trataremos de hacerlo con aquellos que también tienen posibilidades y son capaces de llegar a los ciudadanos, pero siempre en base y en función de un programa, de unos principios, de cosas muy concretas y también desde una perspectiva estratégica. Si tenemos que pactar, pactar con alguien que al menos tenga la misma capacidad de arrastre que nosotros.

Yo deduzco de sus palabras que para VOX está antes el pragmatismo que los principios. Considera fundamental la estragegia y “la capacidad de arrastre". Aunque el señor Abascal habla de acuerdos programáticos -principios- es muy clarito al sugerir que no pactará con opciones marginales. A buen entendedor, pocas palabras bastan.

Pero claro, puestos a ser pragmáticos, ¿para qué un ciudadano del espectro liberal-conservador va a votar a VOX en vez de al PP? ¿acaso VOX ha demostrado tener una gran capacidad de arrastre? Lo que vemos es que consigue acaparar una gran atención mediática, principalemente desde los medios de comunicación liberales. Es más, aunque solo sea para atizarles por restar votos al PP, y salvo que haya un cambio deseable, sospecho que VOX aparecerá más en los medios de comunicación institucionalmente católicos que la coalición entre AES-CTC-PFyV. Mucho me temo que gran parte del votante católico que existe este país (*) llegará a las próximas elecciones europeas sin saber que existe una auténtica opción política que defiende los principios no negociables planteados por Benedicto XVI. O si sabe algo de ellos, será bajo el aura de la acusación de que son unos “fachas fundamentalistas” o cosa parecida. Algunos vamos a intentar que no sea así, pero nuestra capacidad de alcance mediático es limitada. Antes de que nadie nos diga que nos ponemos al servicio de unas siglas, aviso: no vamos a hacer algo distinto a lo que ya hicimos precisamente antes de las anteriores elecciones europeas. He aquí la prueba. Nuestro editorial del 5 de mayo del 2009:

Hay que votar a favor de nuestros valores en estas elecciones

Luis Fernando Pérez Bustamante

(*) Eso suponiendo que exista en España voto católico de izquierdas (PSaín) o de derechas que no sea meramente testimonial.