5.03.14

Francisco de Peñalosa: Inter vestibulum et altare

A las 11:19 PM, por Raúl del Toro
Categorías : General

 

Quizá el texto musicalizado más identificativo del Miércoles de Ceniza es el versículo del profeta Joel (2, 17) que en latín empieza con las palabras Inter vestibulum. Pertenece a la primera lectura de la Misa, además de aparecer, más o menos literalmente, en diversos momentos de la liturgia tradicional como la imposición de la ceniza al propio celebrante o el capitulum de los días de feria cuaresmales.

Diversos maestros de la polifonía española compusieron motetes con este texto: Cristóbal de Morales, Rodrigo de Ceballos, Francisco Guerrero, Fernando de las Infantas o Francisco Peñalosa, entre otros muchos.

De este último autor es el motete Inter vestibulum que les presento hoy. Francisco de Peñalosa (ca. 1470-1528) fue capellán y cantor de la capilla de Fernando el Católico. Murió como canónigo de la catedral de Sevilla, y en tan magno templo recibió cristiana sepultura. Alcanzó notable fama en su época, convirtiéndose en el polifonista quizá más famoso de su generación.

Este motete es interesante también por su antigüedad. Constituye un ejemplo de música bastante anterior al Concilio de Trento. En Trento la música sacra fue también objeto de reforma, procurándose una eliminación de las sofisticaciones musicales con que los compositores, sobre todo los franco-flamencos, tendían a ensombrecer el texto. No era esta la práctica en España, como puede verse en este motete de Peñalosa. Aquí la música es más bien sobria y las palabras son pronunciadas de modo nítido y comprensible. El mismo estilo se encuentra en otros compositores españoles contemporáneos, como el guipuzcoano Juan de Anchieta (ca. 1462 – 1523), que también trabajó en la corte de los Reyes Católicos. Ya se ve que, también en lo referente a la música, los españoles iban a Trento con los deberes bien hechos.

Inter vestibulum et altare Entre el atrio y el altar
plorabant sacerdotes ministri Domini dicentes: lloraban los sacerdotes ministros del Señor, diciendo:
“Parce, Domine, populo tuo “Perdona, Señor, a tu pueblo,
et ne des hereditatem tuam in oprobrium, no entregues tu heredad al oprobio,
ut ne dominentur eis nationes. que no la dominen los paganos.
Da pacem, Domine, in diebus nostris.” Concédenos la paz, Señor, en nuestros días”.
Amen. Amén.

 

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